Tesis de Licenciatura en Historia. Hecho el depósito que marca la Ley 11723. Dirección Nacional Derecho de Autor.
Titulo: Historia del Movimiento Obrero durante el Primer Gobierno de Perón (1946-1951).
Tesis en proceso de publicación, el original se puede consultar en el Departamento de
Historia de la Facultad de Humanidades (UNNE)
Autora: Profesora - Licenciada Deidamia Franco Nudelman de Mañak.
Presentación
Este trabajo es un extracto de la Tesis de Licenciatura en Historia realizado por la Profesora Deidamia Franco Nudelman de Mañak bajo la dirección de la Doctora María Silvia Leoni de Rosciani de la Facultad de Humanidades de la UNNE, que aborda el estudio del “Movimiento Obrero en el Chaco bajo la Primera Presidencia de Perón (1946-1951)”. El mismo desarrolla a través de lineamientos generales los hechos más significativos del movimiento obrero en lo que era el antiguo Territorio Nacional del Chaco, especialmente durante el primer gobierno peronista.
¿Por qué el interés del Movimiento Obrero en esa etapa de estudio? En primer lugar, para contribuir con nuevos aportes a un tema de la Historiografía contemporánea provincial que tiene aún poco estudio. En los últimos años se han escrito un buen número de ensayos e investigaciones sobre los orígenes del Movimiento Obrero a nivel nacional, pero se ha omitido el estudio de la parte regional, quizás por algún prejuicio ideológico, por falta de interés o de documentación. El Movimiento Obrero local tiene características propias e interesantes, desde sus comienzos hasta el advenimiento del gobierno peronista, donde la explotación humana y la represión policial hacia los trabajadores fue algo corriente en un lugar del país que, por ser Territorio Nacional, no merecía consideración alguna, salvo en lo económico. El protagonismo que le tocó desempeñar durante la provincialización del Chaco a la CGT local, máximo organismo representativo de los trabajadores, en la etapa inicial de la autonomía chaqueña, y en el logro de las conquistas laborales, entre otras cosas, permiten rescatar lo que tuvo de legítimo y auténtico el Movimiento Obrero en esa época.
Por otra parte, hoy asistimos perplejos a desorientación general de los trabajadores ante una evidente pérdida del poder sindical por un lado, y por el otro, aun visible aumento de la desprotección social, o más concretamente, al desdibujamiento de las instancias tradicionales de representación-. No caben dudas de que ésta es otra sociedad, donde la innovación tecnológica ha cambiado las rutinas laborales, y quitado correlativamente muchos puestos de trabajo y conquistas laborales. Esta sociedad atrapada por la angustia del desempleo, el individualismo, el consumismo, y este Chaco, fueron otros muy distintos de aquellos tiempos del primer gobierno de Perón, donde el peronismo con su proyecto nacional y popular fortaleció al movimiento obrero e insertó en su seno a los trabajadores, permitiéndoles el acceso al poder, la participación en la distribución de la riqueza y el logro de importantes conquistas sociales.
En lo que se refiere al plan de trabajo de la investigación, resulta difícil abordar el estudio del Movimiento Obrero en el Chaco durante el Primer Gobierno de Perón en forma aislada, respecto del contexto histórico-geográfico en el cual se desarrolló. Por lo tanto, se buscó insertar su estudio histórico dentro de la región, al mismo tiempo que vincularlo con el desenvolvimiento de la historia nacional, máxime cuando los trabajadores constituyeron parte del basamento sobre el cual se ha edificado la Nación. Para una mejor exposición, la investigación abarca tres momentos. El primero, describe la trayectoria accidentada que tuvo la clase trabajadora organizada desde sus comienzos para lograr luego, las conquistas sociales y laborales en pleno con Perón. Luego en un segundo momento, se enfatiza el significado del triunfo peronista de 1946 para el país y el entonces Territorio Nacional del Chaco, con una explosión gremial de nuevos sindicatos y el fortalecimiento de otros, resaltando el papel relevante de la dirigencia gremial en las actividades sindicales y en el logro de las conquistas laborales. Finalmente, se destacan las relaciones del nuevo “poder sindical” con las autoridades de los gobiernos territoriales y el papel fundamental que tuvo la CGT local en el proceso de provincialización del Chaco, en la sanción de la tan polémica constitución provincial y en la elección de las primeras autoridades provinciales.
La bibliografía utilizada en el estudio del Movimiento Obrero en el Chaco entre 1946-1951 abarcó desde libros de Historia Argentina Contemporánea, obras generales de Historia del Chaco, además de la específica del tema abordado, documentación édita (publicaciones oficiales) e inédita (copiadores, memorias de gobernadores, registros oficiales) existentes en el Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Se utilizaron también libros de actas, estatutos, folletos, artículos periodísticos, fotografías, que algunos sindicatos y entrevistados proporcionaron. Los testimonios orales de los entrevistados fueron de gran utilidad por sus referencias, comentarios, aportes, y protagonismo en esa época. Sin embargo, para algunos temas fue imposible encontrar documentación escrita. Sólo se pudieron conseguir algunas referencias indirectas que son consideradas en la investigación. La razón radica, en que toda la documentación escrita en papeles confidenciales, correspondencia privada, informes sindicales, asuntos varios, notas, archivos, propaganda política, libros de actas, etc. por citar algunos ejemplos, fueron quemados, desaparecidos, confiscados y testados, después de la Revolución de 1955. En otros casos, algunos secretarios generales se llevaron parte de la documentación, o se perdieron en las mudanzas de domicilios que muchos sindicatos hicieron.
Cabe expresar mi agradecimiento a aquellas personas entrevistadas y organizaciones sindicales que desinteresadamente prestaron su valioso aporte para el trabajo realizado.
Muchas gracias.
Bosquejo histórico del movimiento obrero en el país desde sus orígenes a 1943
Los primeros tiempos hasta 1930.
En la evolución histórica del movimiento obrero argentino podemos distinguir dos momentos con diversas etapas condicionadas por el contexto europeo del proceso histórico que repercute en Latinoamérica. El primer momento abarcaría, desde sus orígenes hasta 1930, donde ubicamos la etapa del período artesanal (1840-1890) y la etapa de formación de la clase obrera (1890-1930). El segundo momento, se extiende desde 1930 con un período de transición hasta 1943, y a partir de allí, el desarrollo del movimiento obrero de masas hasta la actualidad.
En la etapa del período artesanal, remontándonos incluso a la época colonial y las primeras décadas posteriores a la independencia, el mundo del trabajo había sido, hasta entonces, un conglomerado amorfo de trabajadores urbanos y rurales, constituyendo los artesanos los primeros núcleos de una embrionaria clase obrera. Hacia mediados del siglo XIX, aparecen en el país las primeras agrupaciones de trabajadores, con intentos de organización mutualista, local y autónoma. Coinciden históricamente con la etapa de la Organización Nacional y nacen como asociaciones por oficio, debido a que se está frente a una economía artesanal, preindustrial. La autora Laura San Martino de Dromi en su libro “Los Sindicalistas” habla de los llamados “pre-sindicatos” y Julio Godio en su obra “Historia del Movimiento Obrero” destaca entre 1860 y 1880 algo así como la “prehistoria” del movimiento obrero argentino porque emergen corrientes ideológicas y políticas revolucionarias que hacen las primeras agitaciones entre los trabajadores sin que todavía se haya formado la clase obrera. Recién con los comienzos inmigratorios de 1874, y la gran corriente inmigratoria de fines del siglo XIX (1880), encontramos un sector social que puede calificarse como clase obrera o proletariado, con el surgimiento de las primeras industrias, sindicatos y organizaciones gremiales.
En Europa en el siglo XVIII se había visto el nacimiento del capitalismo y de la revolución industrial. Ese proceso europeo se profundizó en el siglo XIX y en segunda mitad se hicieron sentir en Latinoamérica los efectos de la segunda fase de la industrialización iniciada en Europa. Tal como venía ocurriendo, los países latinoamericanos y Argentina fueron proveedores de materia prima y consumidores de productos manufacturados europeos, de acuerdo con el esquema de la división internacional del trabajo. En nuestro país, esta situación impulsó trasformaciones y un nuevo reordenamiento político, económico y social, dando origen a lo que se ha llamado la “Argentina Moderna” (1880-1930), donde la Generación del 80 plasmó un modelo de país agro-exportador, liberal, conservador y oligárquico. Su liberalismo sólo se reflejó en lo económico, ya que en lo político estaba dirigida por una élite que monopolizó el poder y no permitió la participación de la mayoría hasta 1916, fecha en que se produjo el ascenso del radicalismo al poder. Argentina ofrecía óptimas condiciones para convertirse en proveedora de carnes y cereales. Sólo era necesario fomentar su producción invirtiendo capitales en sectores estratégicos, ferrocarriles, frigoríficos y estimular la inmigración como mano de obra de las actividades agropecuarias y ponerla al servicio de la economía internacional y nacional.
En un principio los propósitos de asentar a inmigrantes en zonas rurales tuvieron escaso éxitos y salvo algunos esfuerzos bien intencionados (Ley de Colonización e Inmigración de Avellaneda-1876), el objetivo inicial al no tener una política consecuente en ese sentido derivó en una concentración demográfica en los centros urbanos de una población extranjera a partir de 1880. Esa concentración humana, en la que se evidenciaban diferentes extracciones ocupacionales, se incorporó a las formas subsidiarias de la economía y excedió la capacidad de una incipiente industria en desarrollo. La prosperidad había llevado, a principios del siglo XX, a la aparición de algunos establecimientos industriales al margen de los frigoríficos y las actividades ligadas a la estructura tradicional. Las primeras industrias se situaron en los rubros de la alimentación y del vestido fundamentalmente. Esos comienzos de industrialización cobran impulso durante la Primera Guerra Mundial, y planteó una nueva situación en el proceso productivo y en la formación de la clase obrera, por la necesidad de sustituir importaciones que eran imposibles de conseguir por el conflicto bélico europeo. Generó la necesidad de un desarrollo manufacturero nacional de cierta importancia produciendo una concentración fabril de cierta envergadura que derivó en el fortalecimiento numérico y cualitativo de la clase obrera. Es también un rasgo de este período, que se completa el pasaje del taller o de la manufactura de pequeñas empresas a la fábrica y van disminuyendo en relación a los nuevos establecimientos de industria liviana que se instalan. Estamos ya ante un proceso de industrialización y con ella el artesanado se va convirtiendo en proletariado industrial. Por otra parte, es interesante tener en cuenta otro aspecto del desarrollo económico de entonces, que coincide con el hecho de la gran afluencia de capitales extranjeros (primero ingleses antes de la guerra y luego norteamericanos). El papel principal de la industrialización no lo desempeña el capitalismo nacional, sino el extranjero. La consolidación de inversiones en los grandes establecimientos industriales, quedan en manos de compañías extranjeras. De allí que la burguesía nacional tenga una función social mucho menos importante en una etapa no concluida aún del movimiento obrero. (1)
En este proceso entre 1880-1930 se van estructurando los núcleos de una verdadera clase obrera, donde el flujo de inmigrantes europeos en ese período, fue decisivo para su formación y organización y del sindicalismo argentino que, a lo largo de su historia, se ha encontrado en situaciones diversas de acuerdo con las distintas ideologías que sus miembros profesaron y frente a la problemática del poder político, la composición social de los obreros y la situación económica del país.
La configuración social del movimiento obrero argentino estuvo integrada por dos grandes oleadas inmigratorias en que se basó su nacimiento y consolidación. Primero desde 1880 a 1930 con la inmigración europea, y la segunda, con el masivo éxodo de trabajadores rurales criollos que se asentaron en torno a las grandes fábricas de las ciudades, a partir de 1930.
De esta manera, el primitivo movimiento obrero argentino fue un reflejo bastante fiel del movimiento obrero europeo. Con los inmigrantes vino no sólo mano de obra barata, sino también llegaron distintas actividades, costumbres e ideas políticas. Había sindicatos anarquistas, socialistas, sindicalistas, y comunistas a partir de la revolución rusa de 1917 y en todos los casos, la adscripción ideológica de los trabajadores, venía dada por su origen y no por su contacto con la realidad particular donde vivían y trabajaban, y que influyeron negativamente por la incompatibilidad de las distintas orientaciones dentro del movimiento obrero. Así pues en él se encuentra, en sus comienzos, el elemento humano extranjero dominante al que debe sumarse el nativo, pero que éste tuvo escasa significación cuantitativa en su formación de origen, dándole una identidad particular al incipiente movimiento obrero.
Dejados atrás los años de la Organización llegamos a período conocido con el nombre de Consolidación, que institucionalmente significa poner en marcha las ideas plasmadas en la Constitución Nacional de 1853 y materializar en hechos el proyecto nacional que se imaginó para el país en su momento. Acompañando el proceso de trasformaciones de la Argentina Moderna (1880- 1930), las organizaciones obreras debieron modificar sus estructuras y progresivamente se transformaron de mutuales en entidades sindicales especializadas en las luchas por las reivindicaciones obrera, nucleándose los trabajadores en agrupaciones estables, centralizadas y nacionales formando uniones, federaciones y confederaciones. De esta forma van adquiriendo las características del sindicato moderno. Sobre la organización sindical primaria se unen en federaciones como organización secundaria, todos los sindicatos, aunque fueran de distinto oficio o industria. Si bien podemos decir que el año 1890 muestra el primer resquebrajamiento del modelo económico agro-exportador con importantes consecuencias políticas y sociales, es entre 1880 y 1890 cuando se crearon los primeros sindicatos agrupados por oficio, siguiendo la estructura organizativa del sindicalismo europeo. Con la creación de la primera central sindical en 1890 Federación de los Trabajadores de la Región Argentina (FTRA) de vida corta, estamos en presencia de sindicatos propiamente dichos, y de organizaciones sindicales que dejaron huellas en la historia del país entre 1880-1930 por sus luchas, y huelgas, en defensa de sus derechos.
Alternativas y variantes, uniones y desuniones, federaciones y confederaciones, caracterizaron la historia del movimiento obrero argentino en este período. Luego del primer fracaso de la FTRA, en 1891 se creó la Federación Obrera Argentina (FOA) integrada por anarquistas y socialistas, pero las rivalidades entre ambos provocó la separación de los últimos formando en 1903 la Unión General de los Trabajadores (UGT) de breve existencia. Dentro de esta última, en 1906 un grupo se apartó y constituyó la tendencia “sindicalista” que conquistó un amplio espacio en el movimiento obrero con una ideología pragmática y no política como las anteriores, basada en las necesidades inmediatas de los trabajadores. Para intentar la unión de los trabajadores se constituyó se constituyó en 1909 un nuevo organismo, llamado Confederación Obrera de la Región Argentina (CORA) con predominio sindicalista. La unión no se concretó.
En 1904, la FOA pasó a llamarse Federación Obrera Regional Argentina (FORA) de orientación anarquista y aunque con algunas divisiones constituyó la facción más poderosa del movimiento obrero por lo menos hasta 1930. En 1922 y 1926 nacieron otras dos centrales obreras, la Unión Central Argentina (USA) y la Confederación Obrera Argentina (COA), con predominio respectivamente sindicalista y socialista. Tampoco la unión se concreta por las fuerzas políticas operantes en ésta que no permiten integrarse a la estructura institucional del país. De esta manera, se produjo su aislamiento de la sociedad. El predominio anarquista tornó rigurosa esta autonomía por su fuerte contestación al poder, y el partido socialista, creado en 1895, tuvo una incidencia escasa en sus posturas y estrategias.
Sin embargo este sindicalismo incipiente entre 1870-1930, protagonizó numerosas huelgas, y luchas, y fue perseguido con encarnizamiento en 1904, 1905,1909. En 1919 la brutal represión por la resistencia obrera tras siete días, conocida como la “Semana Trágica” y en 1921-1922 varias huelgas de peones agrícolas en la Patagonia, por citar las más importantes entre otras, dejaron su impronta en la historia del país. Antes de iniciado el gobierno radical en 1916, fueron dictadas varias leyes de trabajo que manifestaron un signo de progreso social y dignificación obrera y a pesar de la preocupación por los trabajadores en la etapa radical desde 1916-1930 no pudo incorporarlos al programa de gobierno porque su interés estaba dirigido hacia la clase media y el movimiento obrero, dividido ideológicamente para entender lo nacional y metodológicamente, no hallaba el camino que lo condujera a la unidad definitiva, por falta de una organización obrera superior que condujera la lucha por las reivindicaciones del sector.(2)
El Movimiento obrero a partir de la crisis de 1930 en el país hasta 1943
El período de transición
El año 1930 fue una fecha importante en la historia argentina. En lo institucional un golpe de estado derrocó al gobierno radical del presidente Hipólito Yrigoyen, e inauguró una época que el periodista José Luis Torres bautizó como la “década infame”. La crisis económica por el “crack” de la Bolsa de Nueva York en 1929, tuvo consecuencias de gran importancia no sólo en los centros mundiales capitalistas, sino también en los países dependientes ante la caída de los precios de las materias primas a partir de 1930. Para el movimiento obrero será una etapa de represión y desocupación. Existían en el país en ese año tres centrales sindicales con orientaciones diferentes: la FORA anarquista como se dijo en su oportunidad, la COA socialista y la USA sindicalista. Estas dos últimas se unieron y en un congreso de unificación se creó la Confederación General del Trabajo (CGT) el 27 de septiembre de 1930, quedando la FORA relegada a una presencia casi testimonial. Con la CGT, se inicia una nueva etapa en la historia del movimiento obrero argentino. Recién desde 1935 se producen ciertos cambios que desataron un creciente proceso de industrialización por sustitución de importaciones manufactureras produciendo una segunda etapa de proteccionismo objetivo. Esa contingencia incrementó el éxodo de trabajadores hacia las ciudades, multiplicando el proceso de concentración urbana, y las estructuras sindicales fueron invadidas por la nueva realidad social y humana. Para la clase obrera se produce mayor ocupación y auge del movimiento huelguístico.
La composición humana del sindicalismo, hacia 1930, integrado por el aluvión inmigratorio de años pasados, se detuvo y había cambiado. Buena parte del caudal humano estaba en pleno proceso de integración cultural que se reflejaba en el predominio de sus componentes. Comenzaban a tener importancia, en detrimento de los trabajadores extranjeros, sus hijos, la primera generación nacida en la Argentina. Entre 1939 y1943, se produjo un hecho social determinante, con un nuevo aluvión demográfico que aceleró la formación de un proletariado distinto de las masas europeas, para dejar paso a los migrantes del interior del país que se trasladaron a la ciudad y cambiaron el cuadro sociopolítico y la correlación de fuerzas, al dar origen a una poderosa clase obrera en la toma de decisiones tanto políticas como económicas. Pero su reclamo no era efectivo todavía. En su gran mayoría, este aluvión demográfico de mano de obra barata acampó en los suburbios de la gran ciudad y alimentó el despegue industrial que coincidió con la crisis agrícola-ganadera de 1929. Este fenómeno fue sobre todo perceptible en 1945, pero su desarrollo subterráneo y anónimo se sucedió durante toda la década del treinta.
Mientras tanto, la realidad sindical visible en este período de transición entre 1930-1943, era débil y vegetaba sin fuerza. Las bases sindicales crecían pero las organizaciones no reflejaban esa transformación por las diversas tendencias sindicalistas, comunistas y socialistas que compartían la dirección de la CGT, mientras que los anarquistas perdían peso sin lograr encauzar el movimiento obrero.
A todo esto, el proletariado industrial fue un sector relegado y explotado durante estos años, y el movimiento sindical que venía resentido por las luchas internas no consiguió articular una respuesta adecuada a la desocupación obrera. El gobierno y los dirigentes de la CGT ignoraron a los migrantes internos. Las luchas que se desataron es ese período fueron impulsadas desde sus propios gremios, asumiendo la central obrera una actitud de espectadora y sumida en la discusión del principio de la prescindencia política con respecto al gobierno y los partidos políticos que en la práctica distó mucho de llevarse a cabo. Así planteada la situación, el resultado final es de un movimiento obrero dividido en CGT-1 y CGT-2, la USA, la FORA y los sindicatos autónomos. Si bien la década del 30 puede caracterizarse como un intento de volver al modelo tradicional, un análisis más profundo la presenta como un momento de grandes cambios, en el seno de los cuales se mueven fuerzas y estructuras que harán eclosión en 1943 y que signarán la situación nacional en el nuevo período a partir de 1945.(3)
El Movimiento Obrero en el Territorio Nacional del Chaco
Los primeros tiempos 1900-1930
Sobre la base de lo que hemos esbozado anteriormente del Movimiento Obrero en el país desde sus orígenes hasta 1943, la evolución del movimiento obrero desde sus primeros tiempos hasta 1943 en el Territorio Nacional del Chaco reconoce también diversas etapas condicionadas por el contexto internacional y la experiencia concreta de la Argentina.
En primer lugar, los comienzos del movimiento obrero en el Chaco, desde sus orígenes hasta el primer gobierno peronista, hunden sus raíces en las últimas décadas del siglo XIX, cuando la incorporación del país al mercado mundial trasformó toda la organización productiva convirtiéndola en el granero del mundo. Al comenzar el siglo XX, la expansión de la economía posibilitó una gran diversificación de las fuerzas del trabajo y de las condiciones laborales con cortadores de caña en el Noroeste, trabajadores agropecuarios en el Litoral, el Centro y la Pampa Húmeda, obreros de las incipientes industrias, de hacheros en el Chaco.
La mano de obra requerida para esta vasta transformación provino principalmente de los inmigrantes, pero también de sectores del campesinado rural, como los indígenas recién dominados que pasaron a engrosar el nuevo proletariado. Las exigencias del mercado alentaron la conquista de nuevos espacios con luchas contra los indígenas correspondiente a esta necesidad. En el Chaco se logró este objetivo en 1884 con la expedición de Benjamín Victorica, incorporado al resto del país como Territorio Nacional organizado según la Ley 1432 de ese año. Definida su estructura institucional con un gobernador nombrado por el Ejecutivo Nacional con el acuerdo del Senado, en la práctica sus funciones fueron limitadas por el gobierno nacional. Una nueva etapa comienza en el Chaco apoyada por la gestión administrativa de sus gobernantes, la política de tierras, el afianzamiento de la colonización, el trazado de un sistema de comunicaciones, así como el inicio de la explotación forestal por un creciente número de empresas que irán cambiando la fisonomía agreste del territorio.(4)
A la ocupación del Chaco que formó parte del proceso de creación de condiciones para el dominio del capital industrial y de la burguesía argentina cuyos intereses coincidían con los del capital financiero a escala internacional, siguió otro de expansión de las relaciones de producción capitalista. Explotación taninera y azucarera constituyeron en los albores del presente siglo, el origen del dominio del espacio que requirió de abundante mano de obra. La explotación forestal, tal como se la encaró, constituyó la base de una economía extractiva, exenta de escrúpulos, individualista, y expoliadora de los recursos naturales al amparo del avance del ferrocarril, atrajo la inversión de capitales extranjeros y argentinos con negocios en variados rubros.
El obraje, núcleo poblacional forestal, se expandió para dar lugar más tarde a la fábrica. Entre 1906 y 1914 paralelamente al crecimiento de la Forestal del Chaco, surgieron fábricas de tanino en Vicentini, Puerto Tirol, Las Palmas, Villa Jalón, entre otras. Junto a la fábrica surgía el pueblo. El pueblo daba una impresión que no condecía con el panorama precario que vivían los obreros, ni con el interior de los obrajes. El obraje fue el embrión de una nueva sociedad heterogénea de asociación humana Miles de indios y criollos en su mayoría correntinos y paraguayos, rústicos y analfabetos, talaron los montes, cuyos troncos estaban listos para el tanino y las tareas de los aserraderos. Los distintos modos de reclutamiento para el trabajo, las duras condiciones laborales, las formas de vida reinante en los obrajes, la presencia ominosa de los capataces, los salarios fantasmas reemplazados por vales que terminaban en las pulperías por una deuda siempre renovada, las pocilgas donde vivían, las enfermedades, alcoholismo, minaban rápidamente a esta gente hasta provocar las espontáneas reacciones de los trabajadores. Lo mismo pasó en los yerbales misioneros, en los ingenios de caña de azúcar en Tucumán, donde los trabajadores de los campos de cultivo quedaron sometidos a la más vil explotación de los patrones y al azote de las policías, que por cualquier motivo los detenían y sumariaban en el mejor de los casos.
Estas incipientes reacciones de fuerza no dejaron saldos en organización ni conciencia, pero explicitaban en el terreno de los hechos la resistencia que los trabajadores ofrecían ante el atropello y avasallamiento por parte de los dueños con la complicidad del aparato policial. A medida que se extendía la trama económica-social que tenía al latifundio como unidad motora y a los obrajes como precario sistema productivo, los mal llamados sectores “asalariados”, comenzaron a tejer su propia solidaridad, los primeros intentos de organización gremial y movimientos de luchas como los llevados a cabo en los años 20. Uno en la Forestal y el otro en Las Palmas. Si bien no fueron coincidentes en el tiempo, sí lo fueron en las reivindicaciones, tales como incrementos salariales, disminución de horas de trabajo, estabilidad laboral y otras mejoras.
Los reclamos de los trabajadores no permitieron visualizar, el carácter ideológico de las mismas en este incipiente desarrollo del movimiento obrero. Fueron reivindicaciones económicas y mejores condiciones de vida, pero dejaron su impronta para lo que será, más adelante, la organización sindical y los distintos matices de su accionar.(5)
Promediando la década de 1920, un cambio en las condiciones del mercado mundial y el desarrollo del capitalismo en Argentina, permitieron la expansión del cultivo del algodón en el Chaco que transformó la base económica del territorio, y atrajo a los inmigrantes. La inmigración aceleró el proceso de europeización, con la incorporación de nuevas formas de organización social (cooperativas, mutuales, asociaciones, etc.) También llegaron inmigrantes de países limítrofes, en su mayoría paraguayos, seguidos con muy poca representatividad de uruguayos, brasileros y otros. La actividad económica algodonera, a diferencia de la forestal que es extractiva y no promueve riqueza si no va acompañada de la forestación, generó el desarrollo sostenido del Territorio Nacional y en la asociación solidaria halló el medio idóneo para enfrentar a los especuladores, e incluso al mismo Gobierno, en defensa de sus legítimos intereses.
Durante la etapa conservadora (1930-1943)
Después de la crisis agropecuaria que sufrió la Argentina durante los primeros años de la década del treinta y que tuvo consecuencias en todo el país, incrementando el éxodo de trabajadores agrícolas hacia las ciudades, en el Territorio del Chaco se produjo también el proceso de concentración urbana en los alrededores de Resistencia y principales centros del interior, como Sáenz Peña y Villa Ángela.
El proceso de concentración urbana de las masas inmigratorias de origen campesino no podía desarrollarse en peor momento. La miseria, el subempleo, la falta de trabajo, condiciones laborales pésimas, acosaron a los nuevos proletarios. La condición social de este nuevo proletario, estaba compuesta por trabajadores rurales nativos carentes de toda experiencia sindical o política.
El poder político detentado durante la década del treinta por gobernadores territoriales militares o civiles complacientes con el gobierno de la oligarquía nacional, sin importarles la realidad local, salvo algunas excepciones, como las de, Juan Mclean, José Castells, fue abiertamente hostil a cualquier expresión popular y las formaciones sindicales fueron perseguidas con el apoyo del aparato policial.
Algunas ciudades del Territorio del Chaco, como Resistencia, Pcia. Roque Sáenz peña, Charata, Las Palmas, Quitilipi, Villa Ángela, se destacaron como centros industriales, donde las desmotadoras de algodón alternaban con fábricas de aceite, azúcar, tanino, aserraderos, molinos de yerba, pastas alimenticias, mosaístas, talleres mecánicos, carpinterías, herrerías, etc. Pero la pobreza tampoco estuvo ausente de los centros urbanos. Los trabajadores de Resistencia y ciudades del interior tuvieron características laborales distintas, aun cuando su existencia se desarrolló en condiciones igualmente difíciles. No era una masa proletaria homogénea, se diferenciaban por la forma de contratarlos y las condiciones de trabajo. Excesivas horas de trabajo, el trabajo a destajo en adultos y menores, condiciones pésimas de salubridad, inestabilidad laboral, desocupación, marginación, problemas habitacionales y de servicios asistenciales, fueron tan duras que contribuyeron de modo decisivo a moldear las experiencias de los trabajadores.
En cuanto a las estructuras gremiales en el Territorio Nacional del Chaco fueron idénticas al modelo nacional y estaban conformadas por inmigrantes. Prevalecieron en los gremios las ideologías socialistas, anarquistas, sindicalistas y también comunistas. Los organismos obreros que existieron en el Territorio fueron en su mayoría controlados por la F.O.R.A. Al igual que en el resto del país, las tendencias gremialistas diferentes y sus rivalidades por controlar el movimiento obrero, repercutieron de manera negativa en el Territorio Nacional del Chaco e impidieron la unidad de los trabajadores en las luchas que se incrementaron durante la década del 30. Si bien, a partir de 1930, se profundiza la etapa de agremiación de los trabajadores, a través de la fundación de cooperativas, mutuales, asociaciones de socorro, gremios, que contribuyen a crear los pilares estructurales del gremialismo chaqueño, las limitaciones propias de las ideologías anarquistas, socialistas, comunistas y de su accionar terminaron derrumbando su influencia en el movimiento obrero hacia mediados de los años cuarenta.
Entre los años 1930 y1943, en el país como en el Territorio Nacional del Chaco, la capacidad de negociación de la clase obrera hallábase afectada por una cantidad de problemas al que no pudieron darles solución. Los gobernantes chaqueños, algunas veces minimizaron, ocultaron en otras el problema, pero con el tiempo fue aumentando, “la cuestión social”. Además el período estuvo signado por una corriente migratoria de los trabajadores y una creciente explotación de la fuerza del trabajo, lo que determinó un cúmulo de reivindicaciones que las organizaciones sindicales no pudieron resolver, ni tampoco comprendieron el capital importante que suponía el aluvión migratorio del interior del país y del territorio. El proceso que siguieron los trabajadores hasta encontrar su identidad en el ambiente urbano, fue largo y penoso, y su ingreso a la práctica sindical fue lento y gradual. Sin embargo y con anterioridad a 1943, se frustraron estos esfuerzos. (6)
Sin embargo en el período entre 1930-1943, se llevaron a cabo huelgas algodoneras (1930-1934-1936), de albañiles, carpinteros y anexos y la de los estibadores, por reivindicaciones económicas y políticas, libertad a compañeros detenidos, reapertura de locales sindicales, denuncias contra los abusos policiales, apertura de fuentes de trabajo, incumplimiento de leyes laborales, entre otras cosas.
El Movimiento Obrero en el Territorio Nacional del Chaco bajo el Estado Previsor 1943-1945
La Fase preparatoria: Dos años claves nacionales 1943-1945
Para describir de la evolución del movimiento obrero durante el Primer Gobierno de Perón (1946-1951), que es nuestro objetivo de estudio, vamos a considerar esquemáticamente este proceso con diversas etapas del peronismo, sobre la base de aquellos años que marcan cortes importantes en ese sentido. Así, podemos distinguir, entre los años 1943-1945 una etapa preparatoria del desarrollo movimiento obreros de masas, la etapa de auge y consolidación del movimiento obrero durante el Primer gobierno de Perón 1946-1949, la crisis y el final del Segundo Gobierno de Perón y su relación con el movimiento obrero entre 1950-1955.
En lo que respecta a la fase preparatoria, desde 1943, la historia del sindicalismo y del nacionalismo argentino estuvo estrechamente ligada con la carrera y personalidad del Juan D. Perón. Perón fue el primer dirigente importante en comprender el significado potencial de las aspiraciones frustradas de los trabajadores, y entre 1943 y 1945 utilizó con habilidad las ideas y los grupos del movimiento obrero como base para obtener el poder político. Por un lado socavó la influencia de los partidos comunista y socialista, afirmando que eran ajenos a la tradición argentina. Y por otro lado, apoyó a quienes creían que el movimiento obrero debía constituir una fuerza política independiente, si bien ello no ocurrió en la práctica, y estimuló el desarrollo del nacionalismo criollo entre los trabajadores migrantes del interior. El resultado fue que Perón conquistó el poder político y durante su gobierno, el movimiento obrero logró un nuevo status en la sociedad argentina.
Al producirse la Revolución de 1943, la mentira política, el vasallaje económico, la miseria, la desocupación, la división en el movimiento obrero, eran notas permanentes que crearon un estado de desaliento y descreimiento en vastos sectores populares. Los cambios producidos en la década del 30, habían conformado un proletariado en busca de una identidad que canalizara sus aspiraciones y reivindicaciones sociales, laborales y económicas, que no tuvieron éxito. Fue en el seno de ese flamante proletariado que habría de surgir el frente que lo representase, y fue el entonces Coronel Perón, quién diseño una propuesta y un nuevo bloque de fuerzas que al triunfar impulsó una forma original de nacionalismo popular y un nuevo sindicalismo de masas El movimiento obrero, en un primer momento, adoptó una actitud expectante frente a los hechos de junio de 1943, y no podían presagiar el importante papel que les cabría desempeñar a partir de esa fecha. Es entonces que Perón, a cargo del Departamento Nacional del Trabajo, tomó contacto directo con los trabajadores y empezó a atender los reclamos laborales con una diligencia inusitada. Esa experiencia fue decisiva para Perón. A través del Consejo Nacional de Posguerra, organismo de planeamiento político se recogían los informes sobre la situación de los diversos sectores socio-económicos, que eran utilizados como fundamento para las decisiones y medidas políticas. El 27 de noviembre de 1943 se crea la Secretaría de Trabajo y Previsión, organismo que dirigía y controlaba el mejoramiento material y la integración social de las capas sociales más bajas, Perón impulso una revolución nacional, cuyo objetivo fue la justicia social a través de la dignificación del trabajo y la humanización del capital. Por medio de decretos, leyes, reglamentaciones, disposiciones administrativas, tendientes a desarrollar las fuerzas sindicales y a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, estableció lazos intensos con los sindicatos. Entre 1943 y 1945 la legislación laboral y social reviste carácter de “emergencia” La creación de la Secretaria de Trabajo y Previsión, señaló el punto de partida de un nuevo cambio para los sectores del trabajo donde los postulados reformistas que solicitaban la casi totalidad de las direcciones sindicales, pasaron a ser satisfechas desde el Estado, y a partir de 1946, con la experiencia peronista se abrió una década de participación popular en el gobierno, hecho que ocurrió también en el Chaco. (7)
Desde la revolución de 1943 hasta mediados de 1946, lo característico entre el movimiento obrero y el gobierno nacional, fue el propósito de éste de obtener el apoyo suficiente de los trabajadores para su afianzamiento en el poder, y el movimiento sindical actuó con márgenes de autonomía. Por gestión directa de Perón, la unidad sindical en torno de la CGT se fue concretando rápidamente. Los elencos de los nuevos dirigentes sindicalistas fueron puestos sobre la marcha y lanzados de los niveles inferiores de las organizaciones a las jerarquías más altas, a medida que Perón desplazaba las viejas conducciones o formaba nuevas, agremiando a trabajadores que no lo estaban. Así empezó un proceso que puede sintetizarse en la aparición explosiva de nuevos sindicatos, y en los ya existentes que ahora cobraban importancia, la adhesión a Perón era mayoría hacia 1945, aunque no tenía todavía expresiones concretas, pero sus consecuencias pronto se harían realidad.
Las jornadas del 17 y 18 de octubre de 1945, pacíficas y sin desbordes, cambiaron la historia del país. En 1945, Perón era una figura popular. Pero los grupos oligárquicos seguían teniendo el poder. En octubre de ese año el ala reaccionaria del ejército forzó una acción contra el coronel que fue detenido y deportado en un islote del Río de la Plata. La reacción de los obreros no se hizo esperar. La conducción de la CGT fue desbordada por las bases trabajadoras que iniciaron espontáneamente el 17 de octubre, una gigantesca manifestación hacia Plaza de Mayo, reclamando la libertad de Perón que fue liberado. A partir de allí, Perón se dedicó a estructurar un movimiento político que con el nombre de Partido Laborista triunfó en las elecciones de 1946. El Partido Laborista surgido de las bases sindicales, fue el producto de la toma de conciencia del movimiento obrero, al hacerlos conscientes de su propio poder político al reponer en el poder a Perón, y fue la respuesta a la necesidad de unirse y consolidarse en una fuerza política nacional. El 17 de octubre consagró el título de “descamisados” para los trabajadores que apoyaron a Perón y mostró que el sector marginado existía, era visible, y nacía un nuevo poder sindical.
Panorama general del movimiento obrero en el Territorio Nacional del Chaco entre 1943-1945.
Desocupación y reclamos. Situación gremial.
La revolución del 4 de junio de 1943, tuvo al igual que en el resto del país, repercusiones institucionales en el Territorio Nacional del Chaco, como en los otros órdenes de la vida económica, social y laboral.
Las noticias diarias del “Territorio,” señalaba el notable progreso por estos años en el Chaco, como también los problemas que se acarreaban. El Chaco experimentó un extraordinario crecimiento económico y demográfico al convertirse en el centro de atracción poblacional, como consecuencia del “boom algodonero” y de la actividad industrial que requería abundante mano de obra, pero no dejaba de plantear serios problemas de infraestructura, de servicios insuficientes, de problemas sociales y cuestiones laborales. Desocupación, reclamos, iniciativas y gestiones continuaron siendo la constante durante estos años. La desocupación alcanzaba a los trabajadores de casi todos los rubros de la actividad económica, sobre todo dado el cierre total o parcial de las desmotadoras de algodón, fábricas de tanino, y de aceite, la construcción es sus distintas ramas, los estibadores de las zonas portuarias, trabajadores costeados por el Estado, por citar algunos ejemplos.
Insistía el “Territorio” en su práctica diaria, a la desocupación, se le sumó también, la cantidad de inconvenientes que esto trajo aparejado. Viviendas precarias, enfermedades, desnutrición, salarios bajos, la vida cara, la pobreza, condiciones sanitarias deficientes, en contraposición de las grandes fortunas individuales o de pocos accionistas que se amasaron a costa de la energía de los trabajadores. Tal fue el caso de las firmas comerciales Belgo Argentina S.A., Dreyfus y Cñía, Bunge y Born Ltda., y tantas otras. Una cerrada oposición patronal con respecto de respetar reivindicaciones obreras e infracciones a leyes que los amparaban, llevó en ciertos casos a episodios lamentables tensando las relaciones de los trabajadores chaqueños y sus patrones.
El panorama en el interior del Territorio Nacional del Chaco, era similar en todas partes como en Resistencia. En Pcia. Roque Sáenz Peña y su zona de influencia, Villa Ángela, El Zapallar, Roca, Pampa del Indio, y en otras localidades, la situación fue crítica, sobre todo, por el encarecimiento de los productos de primera necesidad y la especulación, acentuando la tragedia de los sectores trabajadores. En los campos chaqueños, la situación era desoladora con la crisis del pequeño productor y del obrero rural que vivía en condicione humillantes.
La afluencia de los trabajadores rurales a las industrias urbanas de Resistencia, introdujo nuevos elementos que cambiaron la situación del movimiento obrero anterior a1943. Ello se dio por el aumento considerable del número de obreros, que sin experiencia de lucha sindical enfrentaron la explotación, desocupación, y la pobreza. Los antiguos sindicatos, agotados por las prácticas burocráticas y reformistas, fueron incapaces de absorber a esta masa de trabajadores. Por lo tanto, la llegada a un medio nuevo de trabajo generó en los obreros una actitud de expectativa que fue importante para comprender su adhesión a la doctrina y al partido peronista.
Por otra parte, en lo que atañe a la situación gremial en el Territorio Nacional del Chaco entre 1943-1945, en un artículo periodístico del “Territorio” con fecha 29 de febrero de 1944, se dio a conocer la importante declaración sobre la unidad sindical llevada a cabo por la CGT a nivel nacional. Si bien existieron criterios diferentes referidos a los procedimientos para llevarla a cabo, la totalidad de los gremios consultados, compartieron los postulados democráticos y de justicia social que sostenía la CGT y consideraron que su materialización era indispensable para la existencia de una potente organización sindical para poder solucionar los graves problemas sociales y económicos que afectaban a los trabajadores.
De acuerdo a expresiones de Eduardo Jarque , “ en ese mismo año, la Nación determinó el establecimiento de delegaciones de la CGT en las provincias y territorios nacionales para organizar los sindicatos. En el Chaco, la CGT existió formalmente desde 1944 pero en forma efectiva desde 1946 cuando asume perón la presidencia, y en 1947 Carlos Gró la Delegación cegetista del territorio.
Entre 1943 y 1945, los gremios eran débiles y no tenían una verdadera representación. Existían gremios de vieja data, anarquistas, socialistas, comunistas. Otros se constituyeron en esos años, por ejemplo el de obreros fabriles en 1942 (SUOF), el de trabajadores del Estado (ATE) en 1943, municipales en 1945, por citar algunos más importantes.
En cuanto a los reclamos obreros entre 1943-1946, no tuvieron el carácter violento de la primera etapa analizada anterior a 1943, y se evidenció del gobierno territorial una fuerte preocupación por mejorar la situación de los problemas que afectaron a los trabajadores. La acción reformista en una primera etapa se inició desde el Departamento Nacional del Trabajo, luego convertido en la Secretaría de Trabajo y Previsión y que en Resistencia, durante el gobierno del Coronel Alberto Castro (1943-1944), tuvo una Delegación de dicha Secretaría. La Secretaría de Trabajo, entre los fundamentos por los cuales se la creó, figuraba el objetivo de corregir el desequilibrio entre el capital y el trabajo mediante dos enormes tareas. Primero de organizar el organismo, y la de ir sobre la marcha consiguiendo las conquistas sociales que se consideraban más urgentes para los trabajadores Su accionar se basó en descongestionar las cuestiones suscitadas entre los trabajadores y empresarios, actuando en última instancia como árbitro inapelable.
Sería largo enumerar las mejoras logradas por los sectores obreros con una serie de medias de incuestionable ventaja, desde estatuto del peón rural, vacaciones pagas, aumentos salariales, indemnizaciones, jubilaciones, aguinaldo, etc. La vida de los trabajadores en el Territorio, se modificó muy lentamente y las capas bajas de la población conocieron derechos que hasta entonces les habían sido negados por los distintos gobiernos. En realidad, la legislación social promovida en el Territorio Nacional del Chaco por Perón, tuvo ricos antecedentes en el país de aportes que legisladores hicieron en décadas anteriores. Pero también, no es menos cierto, que nunca el estado se había mostrado tan decidido a defender a los trabajadores y estos nunca se habían sentido tan identificados con el gobierno como en la época peronista. No caben dudas, que un Chaco terminaba para iniciarse otro. El 17 de octubre de 1945, también en el Chaco, encerró el interés de ser una bisagra histórica, en torno a la cual, se articularon la clausura de una época de desinterés por los trabajadores, con la apertura de otra en la cuales “ellos” fueron los protagonistas principales de los acontecimientos.
El Movimiento obrero en el Territorio Nacional del Chaco durante el primer gobierno de Perón (1946 – 1951)
La situación de los trabajadores desde el inicio hasta el fin de la euforia en el país.
A la fase preparatoria siguió, entre 1946-1949, la etapa de consolidación y auge del gobierno peronista y del movimiento obrero. Algunos autores, como por ejemplo Floria y García Belsunce, han usado la palabra “euforia” para calificar la política económica de la primera etapa del peronismo. Al hacerlo, se refirieron tanto al estado del espíritu de la población como al tono de la acción gubernativa, y en efecto no pareció desencaminado asociar una sensación de bienestar y una propensión al optimismo con la atmósfera general de aquellos años finales de la década del 40.
Las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 con el triunfo de la fórmula Perón – Quijano, marcaron para el país, la aparición de una nueva fuerza política que dominaría la política argentina por muchos años, llamada peronismo. Con dos promesas electorales que se convirtieron en los pilares de su ideología que lleva su nombre, justicia social e independencia económica, fueron sus temas constantes. Perón esperaba dar cumplimiento a las mejoras elementales de la llamada justicia social, a través de la expansión y no de la redistribución de la riqueza existente. Crecer y permanecer independientes en términos peronistas, por lo tanto, era depender de un desarrollo financiado con capitales nacionales en lugar de inversiones extranjeras. En buena parte, esto fue consecuencia de la repercusión de la segunda guerra en nuestro país. Mientras las exportaciones argentinas crecían, las economías europeas concentradas en las necesidades bélicas interrumpían el suministro de manufacturas industriales al exterior. Se acentuó por lo tanto, en la Argentina el proceso de sustitución de importaciones, producciones locales nuevas, exportaciones más difundidas, intensificando un dinamismo en el terreno económico que toda la población disfrutó. La acción del gobierno nacional surgido en 1946, se apoyó en esa favorable coyuntura, llena de contenidos optimistas y caracterizado por la plena ocupación, el intenso consumo y la demanda permanente de mano de obra que estimulaba la industrialización de manufacturas liviana.
Los medios económicos y financieros a su disposición, el aflojamiento de las relaciones de dependencia con el imperialismo, cierto grado de desgaste de los grupos tradicionales dominantes, el descrédito de los partidos políticos, su carisma y el de Eva Perón, deben considerarse también, como importantes factores de su éxito político.
El triunfo electoral de Perón, colocó al movimiento obrero en una situación insólita. Por primera vez en la historia del país, los obreros o sus asesores ocuparon carteras importantes. Un nuevo grupo de poder, con conciencia de protagonismo, emergió en el escenario político después de un largo proceso, los trabajadores, quienes reclamaron su cuota de participación, no sólo a nivel de reivindicaciones propias, sino de las decisiones políticas superiores. Para los trabajadores, este era su “gobierno”.
Las bases obreras, crecieron hacia 1946 en dos sentidos, por su número que se multiplicó, y por su peso específico que les permitió imponer su presencia como sector social importante. Estos nuevos proletarios, llenaron los viejos sindicatos dándoles una dinámica distinta, con una problemática diferente de escapar de la dominación económica que condenaba a la Argentina a los grandes capitales extranjeros. Esto implicaba cambios profundos, puesto que la liberación nacional significaba, el fin de la explotación y la miseria, la obtención de libertades públicas y sindicales, la participación en el poder político, la mejora y dignificación de las condiciones económicas y laborales de los trabajadores. Este protagonismo social e integrador, permitió la identificación paulatina del movimiento obrero con Perón. Perón había dicho, “los sindicatos argentinos son poder, porque son fuentes creadoras en la producción y el trabajo y poder significa fuerza, vigor, dominio, mando, entonces el movimiento obrero organizado es poder.” Desde entonces, la fusión entre la organización gremial y la política fue estrecha, permitiendo la creación de un vasto cuerpo de legislación sindical y laboral que fijo las expectativas y nuevas realidades que elaboró el movimiento obrero. (8)
La cantidad de leyes, decretos, estatutos, aumentos salariales se dieron de una manera constante desde 1946 a 1949. Con Perón la sociedad argentina se modernizó y los sectores obreros de la población, lograron acceso a un bienestar de estilo de vida nunca visto. Pero, todas estas concesiones a los trabajadores deben ser vistas de acuerdo a la situación política en que se desenvolvía Perón, sin el apoyo de las clases acomodada. Su gobierno se basaba en el apoyo de los trabajadores y temía que estos se lo quitaran. Procuró adelantarse a los hechos, y merced a generosas medidas la más importante, la incorporación de los derechos del trabajador a la Constitución de 1949, sometía al mismo tiempo a los órganos representativos de los trabajadores, los sindicatos. Para los sindicalistas veteranos, aún reconociendo lo beneficiosa de las reformas del gobierno peronista, advertían riesgos en la medida en que la identificación entre el Estado y el movimiento obrero limitaba la independencia de las organizaciones gremiales, y comprometía a sus dirigentes con la política oficial. De todas maneras, el Estado no sólo actuó como planificador, sino también se constituyó en Estado empresario y la política económica y social fue marcadamente estatizante.
Es posible que un intento de periodización de la época peronista, dé resultados diferentes según se adopte la perspectiva política o la económica. Políticamente con la reforma constitucional de 1949 y algunas leyes dictadas ese mismo año, se cerró la fase estatizante, y a partir de ese año, Perón fue cambiando paulatinamente su estrategia de acción. Acentuó la presión de control sobre los factores sociopolíticos de poder, pero al mismo tiempo comenzó a darles más libertad de acción en el aspecto social y económico. El cambio del estado autoritario del comienzo, hacia un nuevo tipo de gobierno, en parte más represivo, en parte más liberal, tardó desde 1949 a 1952 y constituyó una etapa de transición hacía los últimos años de su gobierno. Hay autores que ubican entre esos años, los primeros síntomas de una crisis que se profundizara en el segundo gobierno de Perón. Para apaciguar a grupos cuyos intereses, derechos, y objetivos se vieron menoscabados, Perón utilizó medios demagógicos y represivos. Montó un culto político a su persona y a su gobierno, intensificando la relación masa-líder y exigiendo de sus colaboradores políticos un total sometimiento y adulación, que concluyó con su reelección en 1952.
Si lo vemos desde el punto de vista económico, diversos factores explican del cambio en la estrategia peronista. La acción del gobierno constitucional surgido en 1946, se apoyó en la favorable coyuntura de la segunda guerra en nuestro país que permitió el crecimiento de las exportaciones argentinas debido a que las economías europeas concentradas en las necesidades bélicas interrumpían el suministro de manufacturas industriales al exterior. La plena ocupación, el intenso consumo y la demanda permanente de mano de obra caracterizaron la industrialización de manufacturas livianas. En este marco de optimismo, una de las primeras medidas fue la preparación de un programa económico para el gobierno que se llamó, Plan Quinquenal. Sus propuestas de nacionalizaciones y otras medidas, de a poco fueron devorando las reservas de divisas acumuladas durante la guerra que junto a las inexperiencias o errores cometidos por la administración del Estado, abrieron una brecha cada vez más grande que en 1950 se tradujo en una cesación de pagos de nuestro país con el extranjero. Hacia fines de 1948 se sumaron circunstancias que acentuaron un proceso inflacionario y entre 1949 y 1951, se sumaron prolongadas sequías que redujeron al mínimo los saldos de exportación en el país. Perón que había prometido, cortarse las manos antes de firmar un empréstito, debió aceptar este recurso aunque disfrazado de una abundante retórica. Fue el primer toque de atención que recibió su política económica. Había terminado la euforia y empezaba una etapa de rectificaciones. (9)
Después de su triunfo electoral celebrado en 1951, Perón se sintió aparentemente fuerte como para iniciar medidas más estrictas de control que resultaron inútiles. La crisis sobrevino en 1952. La etapa de prosperidad económica, dio paso a otra en que se advirtieron signos de desajuste y agudización de conflictos, pese a la adhesión popular que no cedió. Por eso, en los últimos años del gobierno peronista a partir de 1953 hasta su derrocamiento en 1955. Perón debió conformarse con objetivos menos ambiciosos y conservar su propia posición en el poder, a despecho de la crisis. No caben dudas, que el movimiento obrero advirtió, también el cambio de énfasis en la política oficial.
Pujanza económica, social y material en el Territorio Nacional del Chaco. La euforia.
Después del retorno a la normalidad constitucional con las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946, que consagraron a Perón y Jazmín Quijano presidente y vicepresidente de la República, las nuevas autoridades del Territorio Nacional del Chaco correspondieron al doctor Antenor Farías, que gobernó el trienio1946-1949, sucediéndole Nicolás J. Russo entre 1949-1951 hasta que se produjo la Provincialización del Chaco.
La política fuertemente estatizante y nacionalista, la reforma constitucional de 1949, la influyente labor política y social de Eva perón, la promulgación de los derechos del trabajador, la creciente participación política y gremial de la CGT, la aparición del partido laborista y luego la conformación del partido peronista, la organización del movimiento obrero, fueron aspectos que repercutieron intensamente en la vida del Territorio nacional del Chaco. Antenor Farías y Nicolás Russo, fueron partícipes de la euforia nacional, recibiendo los subsidios económicos para concretizar las obras públicas que el Chaco venía demandando desde tiempo atrás, y comenzaron a verificarse desde mediados de la década de 1940.
Los gobiernos de ambos mandatarios citados anteriormente trataron de llevar a cabo una administración eficaz, ordenada y emprendedora dentro de los límites de sus atribuciones. Si bien se mejoró en algunos aspectos la administración territorial, en muchos otros casos fue desbordada por las lógicas consecuencias del progreso y de la inflación que hacía su aparición, por lo tanto las medidas adoptadas por ambos gobiernos fueron de carácter transitorio, puesto que los problemas subsistían.
La pujanza económica y social se manifestó en la construcción de barrios de viviendas obreras, el aumento del empleo público, la capacidad adquisitiva de los salarios, puesto que durante los gobiernos de Farías y Russo no existía todavía una inflación de manera significativa. El consumismo desbordante abarcaba desde artículos de uso doméstico, indumentaria y diversiones. Los encuentros sociales, kermeses, campeonatos de fútbol, de truco, elección de la reina del trabajo, las peñas, carreras de bicicletas, los cines de barrio, pistas de baile, contribuían a que los espectáculos sean baratos, constituyendo centros de sociabilidad. Las iniciativas innovadoras del régimen peronista que tuvieron que ver con la “asistencia social”, en ancianos, niños, familias humildes, enfermos carentes de recursos, las mejoras en la salud pública, y el turismo social, las subvenciones y subsidios a las instituciones de beneficencia, leyes laborales, etc. fueron alentados por un progresivo “desahogo económico”. El comercio y las industrias alcanzaron un interesante desarrollo. Fueron de esta época las fábricas de Fandet (1948), Chacotex (1950), Anderson Clayton, Dreyfuss, Molinos Río de la Plata, la Fabril Financiera, Ucal, fábricas de tanino en Tirol, Fontana, y otras localidades del interior del Territorio. Por su parte, continuó su labor la Secretaría de Trabajo y Previsión, con resoluciones, laudos arbitrados, sanciones, y multas aplicadas a la infracción de las leyes laborales por parte de comerciantes, patrones y dueños de establecimientos industriales, comentaba en sus páginas el “Territorio”.
El estado de intranquilidad. Primeros síntomas de la crisis.
El último año del gobernador Farías en 1948, y el período gubernativo de Nicolás Russo entre 1949-1952, coincidieron a nivel nacional con el primer año del fin de la euforia y comienzos de la inflación y con el estado de intranquilidad que se estaba dando en el resto del país, por los efectos de la misma.
Problemas básicos de infraestructura todavía entorpecían el desarrollo del Chaco. Caminos intransitables, insuficientes medios de transportes, carencia de servicios esenciales públicos como agua, cloacas, teléfonos, energía eléctrica eran en muchos casos inexistentes y en otros deficientes, desordenada urbanización de Resistencia, los edificios públicos eran deficientes y arrendados, y un sin fin de inconvenientes afectaban seriamente al Territorio.
A ello se sumaba la carestía de vida en el Territorio Nacional, los pedidos de mejoras salariales e incumplimiento de leyes laborales, nuevas condiciones de trabajo, y el acentuamiento de la desocupación, involucraba al conjunto de las actividades económicas del Chaco y afectaba por igual no sólo a los gremios obreros sino a la mayoría de los trabajadores de entidades de carácter público, nacionales y territoriales, establecimientos industriales, pequeñas fábricas, obrajes, al colono, peón rural, comerciantes, transportistas, etc. se tradujeron en continuos conflictos que se manifestaron en actitudes diferentes como lo fueron las huelgas, el trabajo a desgano o a reglamento u otras manifestaciones.
En esta carrera incontenible entre el costo de vida y las remuneraciones de trabajo, se trataron de establecer medidas para frenar la inflación a nivel local, como la aplicación de la ley contra el agio y la especulación, el funcionamiento de la junta de abastecimiento, la creación de cooperativas de consumo, el congelamiento de precios, reducción del gasto público y la racionalización en la administración pública para disminuir la industria del empleo público o “empleomanía” y contener el mal de la burocracia, del despido, ausentismo, sabotaje y mañerismo, que preocuparon a las autoridades territoriales por las proporciones alcanzadas, sobre las cuales continuamente se hacía hincapié en el “Territorio”.
Como se describió anteriormente, la economía y la sociedad del Chaco experimentaron cambios que desbordaron las posibilidades de la estructura administrativa de un estado territorial que no llegó a tiempo y con la eficacia necesaria. Crisis de crecimiento que abarcó otros órdenes de la vida y acercaron signos de agotamiento, no siempre advertidos por las autoridades de gobierno del Chaco en esa época.
La estructura y organización gremial. Los sindicatos y la dirigencia gremial. Las huelgas. Relaciones entre gremios y los gobiernos territoriales.
La organización jerárquica sindical y los sindicatos.
En el movimiento obrero chaqueño se produjo el mismo fenómeno que caracterizó el sindicalismo del país, el paso de la organización por oficio a la organización por rama de la producción. La industria primitiva, artesanal, constituyó el núcleo del sindicalismo europeo a partir de la segunda mitad del siglo pasado y fueron los sindicatos de oficio los que sentaron las bases del moderno movimiento obrero. Este hecho se dio también en la Argentina, y como un calco en el Territorio Nacional del Chaco. La última etapa de la evolución del movimiento obrero, se caracterizó por el desarrollo del movimiento obrero de masas desde 1945 hasta la actualidad, formada por los sindicatos industriales y las centrales únicas.
Esta nueva forma de organización, comenzó a darse en aquellos sectores de la producción que contaron con un gran desarrollo técnico, donde las empresas, si bien emplearon a obreros de variados oficios, también absorbieron una mayor cantidad de trabajadores no calificados. De esta manera los sindicatos por industrias permitieron que la organización se extendiera a todos los asalariados con o sin oficio, que trabajaban en una misma fábrica o taller de una determinada industria. Los trabajadores, transformaron su organización, del sindicato de oficio, se paso al sindicato de actividad y se nuclearon en una organización única. La organización sindical por industrias, supuso una serie de ventas para el nuevo tipo de lucha asumida por la clase obrera. A la concentración patronal permitió oponerse la concentración de las fuerzas obreras que ofreció un medio de lucha más apto para defender las reivindicaciones generales que interesaron a todos los trabajadores de una misma industria. En caso de huelga la centralización fue indispensable para dar a la movilización el impulso necesario para el éxito. (10)
La nueva organización por rama no implicó la desaparición total de los sindicatos por oficio, ya que muchos siguieron subsistiendo paralelamente.
En el Chaco, este cambio se fue desarrollando en la década del treinta, favorecido por el crecimiento industrial y la migración de las poblaciones campesinas hacia las concentraciones urbanas y se fue acentuando en el período que va desde 1943 a 1947, cuando parte de los antiguos y pequeños sindicatos por oficio se transformaron, a veces mediante fusiones, en grandes sindicatos o federaciones por rama.
Desde el punto de vista jerárquico, los sindicatos o gremios, eran de primero, segundo y tercer grado. Los primeros constituían la base, la célula original de la organización sindical, tenían personería gremial y cumplían múltiples funciones. Los sindicatos de segundo grado, eran las federaciones y uniones, o sea las agrupaciones de los sindicatos de primer grado. Por último, estaban luego, las organizaciones de tercer grado. En la Argentina, dese 1930 existió una única central nacional, la CGT integrada por todos los sindicatos, federaciones y uniones. Este esquema piramidal permitía una adecuada descentralización de base, y aseguraba el cauce de los obreros en organismos de su zona de influencia, y admitiendo también la ejecutividad de la conducción nacional.
Durante el primer gobierno de Perón en el Chaco, como en el resto del país, se ampliaron en forma masiva las bases de la sindicalización en el movimiento obrero. Como se dijo anteriormente, muchos gremios ya existían en el Chaco antes de 1946 como ser, el de panaderos, textiles, mosaístas, ladrilleros, empleados de comercio, gráficos, ferroviarios, oficios varios, que se consolidaron es esta época., A partir de 1946, se evidenció el crecimiento de los sindicatos mediante fusiones, reagrupamientos, como el de la construcción, metalúrgicos, gastronómicos. “En cada esquina nacía un sindicato”, comentó Eduardo Jarque, Delegado y luego Secretario General del gremio nacional docente UDA en el Chaco, en esa época.
Para una mejor apreciación, podemos agrupar los diversos sindicatos que existieron en el Territorio del Chaco durante el período 1946-1951, en sindicatos grandes, medianos y pequeños, de acuerdo a la cantidad de afiliados que tuvieron. Los grandes, 500 afiliados o más, los medianos entre 300 o 400, y los pequeños 200 más o menos.
Entre los gremios grandes mencionaremos a modo de ilustración: el Gremio Tambero, Asociación Obreros y Empleados del Estado, Obreros de la Industria Forestal, Sindicato Vitivinícola. Sindicato de Obreros Marítimos, empleados de Industria y Comercio, Sindicatos Unión Obreros Portuarios, Empleados y Obreros de la Energía Eléctrica, Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Tanino y Afines (FATITA), Unión Obrera Metalúrgica, Unión Obrera de Empleados Municipales, Asociación de Maestros, Unión Obrera de la Construcción, Centro de Empleados de la Industria Algodonera Aceiteros y Afines, Unión Obreros Fabriles, Sindicato Unión Obrero y Empleados Telefónicos, Sindicato Textil, Obras Sanitarias, Gremio La Fraternidad, Gremio Taninero, Sindicato Único de Agricultores del Chaco, entre muchos otros.
Entre los sindicatos medianos se destacan, el Sindicato de Obreros de Oficios Varios de el Zapallar fundado en 1944, Asociación de Empresarios del Transporte Automotor, Sociedad Obrera de Socorros Mutuos de Anderson Clayton y Cñía.
Los sindicatos pequeños estaban integrados por, vendedores de Diarios y Revistas, Gremio de Pintores, Unión Talleristas, Obreros del Calzado, Sindicato Canillitas, Sindicato Aserraderos, Empleados del Estado Territorial, Sindicato de Sastres, Gremio Vidriero, Unión Gráfica del Chaco. Gremio Carniceros Minoristas, Gremio Tabacalero, Gremio Joyero y Relojero, Sindicato femenino de Oficios Varios que luego cambia el nombre por Sindicato de Obreras de Casas particulares, Sindicato de Peluqueros y Peinadores, Obreros Fideeros, Filial Unión Obreros del Petróleo, Sindicato de Mozos Cocineros y Afines, Obreros del Vestido, Sindicato Obreros Mataderos, etc.(11)
También, existieron los sindicatos independientes que no estaban adheridos a la CGT, pero gozaban de las conquistas logradas. Lo constituyeron los judiciales, bancarios, maestros, los de renta. Eran también llamados, los trabajadores de “cuellos blancos”.
La organización del sindicalismo argentino que se extendió a todo el país, y al Territorio Nacional del Chaco, quedó configurado en la década del cuarenta, sobre la base de fuertes sindicatos únicos por rama, en que se distinguieron tres grandes sectores : servicios públicos y transportes, industrias y actividad terciaria.
Desde el punto de vista organizativo, en el Chaco existieron delegaciones regionales de la CGT nacional integrada por la mayoría de los gremios del territorio con sus respectivas jurisdicciones para que su acción de control alcanzara a todos los trabajadores. El 9 de noviembre de 1946 se constituyó en Resistencia la Delegación Regional de la CGT ubicada en el barrio “Evita”, posteriormente se muda a su actual domicilio de Güemes 68. En el Zapallar (hoy General San Martín) en ese mismo año se inauguró una sub- delegación regional de la CGT. Las otras dos creadas más tarde estaban ubicadas en Sáenz Peña y Villa Ángela. El Delegado Regional fue la máxima autoridad de la CGT local siendo Carlos Gró el primero durante los dos gobiernos de Perón entre 1946-1955 y pertenecía al Sindicato de ATE (Asociación Empleados el Estado), según el dirigente gremial Aldo Almirón.
Los delegados y miembros de comisiones internas, conformaban un verdadero colchón entre la directiva sindical y las bases con las que se encontraban en estrecho contacto y ante las que debían rendirles cuenta. La figura el delegado se convirtió en elemento habitual de la vida laboral, aún cuando muchas veces fue desconocido u hostilizado por los empleadores. Por parte de los trabajadores también fueron criticados de ser ambiciosos, pseudo dirigentes, de defraudar a los compañeros trabajadores de mal desempeño en sus funciones. A Demetrio Sepúlveda (Sindicato de Aceiteros), junto con Carlos Gró ATE), Felipe Gallardo (Sindicato de Oficios varios y luego primer gobernador obrero de la Provincia del Chaco), Ángel Ramírez de (ATE), Artemio Patiño (FATITA), Carlos Witt (Sindicato de la Carne), se los considera como los más representativos del gremialismo chaqueño. “La dirigencia gremial de la primera hora del peronismo era de una auténtica representación social que se consolidaba en la lucha cotidiana, en la permanente defensa de los trabajadores, con propuestas serias, preservando el interés general pero sin claudicaciones de ningún tipo, porque ese era el rol de la verdadera dirigencia”, según palabras de Roque Blanco del Sindicato Taninero que en la Convención del año 1965 en el Chaco por la parte obrera fue elegido Diputado Provincial hasta la Revolución de 1965.
En cuanto a las relaciones del gobierno con las organizaciones gremiales, a partir de la segunda etapa iniciada en 1946 y consolidado en el poder político, el equipo gobernante liquidó gradualmente la autonomía sindical. Esta inquietud se desarrolló, cuando ciertos dirigentes liberales, laboristas, antiliberales y trabajadores empezaron a darse comprender que no siempre eran idénticos los intereses del movimiento obrero con los de la Nación y de Perón, como éste lo había asegurado. El gremialismo organizado entonces, a través de la CGT, se incorporó, al Partido Peronista y declaró la tercera rama del mismo, al lado del masculino y femenino. Esta política de la Central Obrera Nacional, repercutió en el Chaco, a través de su labor organizativa y de unificación. Ante las alternativas de “lealtad o deslealtad, desde 1946, la CGT se había convertido en una alerta supervisora de las asociaciones profesionales, con facultad de intervenir los sindicatos que se consideraban escasamente “leales”, o para sofocar aquellos movimientos huelguísticos molestos. La verticalidad del partido era algo irrefutable. La identidad entre el Estado y el movimiento obrero fue total, sin concesiones, de tal modo que se convirtió en su columna vertebral. Pero los forcejeos derivados de la progresiva asimilación del movimiento obrero al aparato del Estado, tenían lugar en el nivel de las dirigencias sindicales. El pueblo trabajador era peronista sin distinciones, si iban a la huelga o triunfaban era debido a Perón, si fracasaban, echaban la culpa a los burócratas sindicales o la Secretaría de Trabajo. Sin embargo, con todos los compromisos que podía implicar, la identificación de la CGT con el Estado, a pesar del precio que había que pagar en aras de la “lealtad”, un nuevo poder existió en el país y no estuvo ausente en el Territorio Nacional del Chaco, el “poder sindical”.
A pesar de ello, durante la primera presidencia de Perón, hubo dos clases de oposición sindical, lo mismo que en el resto del país, la oposición con fines políticos que luchaban por un gremialismo independiente, y la oposición pragmática de los trabajadores que luchaban por las conquistas económicas.
Entre 1949 y 1951, se desarrolló en el movimiento obrero nacional y local un tipo más eficaz de oposición. Los salarios reales comenzaron a declinar después de 1948, y los dirigentes gremiales, más fieles a Perón que a los obreros hicieron muy poco para remediar la situación. Por lo tanto, en muchos casos, los trabajadores ignoraron a sus dirigentes y recurrieron a la huelga para defender lo que entendían eran sus legítimos intereses económicos.
Muchas huelgas nacionales que se produjeron entre 1946- 1952, tuvieron su repercusión en el Territorio Nacional del Chaco, con la adhesión a las mismas de diferentes maneras. Entre las más importantes por su intensidad cabe destacar, en 1946 la de los frigoríficos, panaderos 1946 y 1948, metalúrgicos 1947-1950, petroleros 1947 y 1948, transportistas1947, municipales 1947, alimentación 1947, textiles 1947, bancarios 1947, gráficos 1949, y ferroviarios 1951. (12)
Entre las huelgas locales durante la primera presidencia de Perón, algunas fueron muy prolongadas en duración y se dieron mayormente durante la gobernación del Dr. Antenor Farías como la de Molinos Río de la Plata, Varela y Cñía, Frigorífico La Chaqueña, en una desmotadora perteneciente a Bunge y Born Ltda. de Colonia Elisa, en la comuna de Resistencia, produjeron situaciones irritantes de lograr sólo promesas. Los motivos de las huelgas abarcaban un amplio espectro, desde aumentos salariales y actualizaciones, por aumentos de emergencias, por carecer de un escalafón de categorías de trabajo a sus necesidades, por despidos, detención en masa de dirigentes sindicales y de trabajadores, transferencias no realizadas en tiempo y forma, el no cumplimiento y vencimiento de convenios laborales de trabajo, horarios laborales excesivos, lugares insalubres de trabajo, no respeto al descanso semanal, entre otras causas más urgentes. Si bien es cierto, que las relaciones de las organizaciones gremiales y el gobierno del Dr. Farías fueron estrechas, de una significación especial por el hecho que el mandatario era nativo de este Territorio, en ocasiones la tendencia del ascenso sindical y la participación en política, se tradujo en niveles de enfrentamiento, que excedieron los límites del estrecho entendimiento entre sindicatos y gobierno, resaltaba el “Territorio”. Algunas opiniones de dirigentes sindicalistas entrevistados para esta investigación como Aldo Almirón del sindicato de Ladrillero, Rito Núñez del sindicato de Tanineros de Puerto Tirol, expresaron al respecto que las relaciones con el gobierno local eran competentes porque se querían resolver los problemas del trabajador, pero las entrevistas con el gobernador eran muy lentas y muy habladas.
Sin embargo, con el gobierno de Nicolás Russo en el Territorio Nacional del Chaco entre 1949-1951, las relaciones entre sindicatos y gobierno fueron distintas del anterior, siendo más rápidas y cordiales. Ante los problemas del progreso que evidenció el Territorio en lo económico y social, el gobernador supo captar la confianza de los gremios, y calmar los ánimos, garantizando los principios doctrinarios peronistas, puesto que trajo del gobierno nacional instrucciones precisas para ello.
Se leía en el “Territorio”… el 20 de diciembre de 1949 Nicolás Russo se hizo cargo del gobierno del Territorio… Su programa de realizaciones, despertó las expectativas del pueblo chaqueño y de los gremios, a los que no defraudó. Una de sus primeras medidas, fue resolver la situación del ex – frigorífico “La Chaqueña” del mandatario anterior… Fueron continuas las visitas del gobernador a los plenarios de la CGT local y llevó a cabo una acción ponderable a favor del mejoramiento del nivel general de la cultura de los obreros, a través de recitales, conferencias, festivales, desarrolladas en forma gratuita para la población. El deporte también fue estimulado con la organización de certámenes deportivos, competencias, campeonatos. Era frecuente, la presencia del gobernador en los asados, reuniones sociales y de camaradería, que se hacía en la CGT local, sin ser protocolares… El entendimiento con las organizaciones gremiales, se solidificó en el papel activo que cumplió, el gobernador, junto con la CGT, instituciones y representaciones diversas, acompañando las delegaciones obreras a Buenos Aires, y participando activamente en las reuniones para la Provincialización del Chaco, mérito que le valió la misión de organizarlo en su calidad de Primer Comisionado Federal, hasta que asumieron las autoridades provinciales…”
El protagonismo de la CGT en el Territorio Nacional del Chaco y la Provincialización del Chaco
En el Territorio Nacional del Chaco, los carriles del movimiento obrero, corrieron paralelos al de la mayoría del pueblo trabajador, del país en su búsqueda por la liberación económica y política. Ese protagonismo se manifestó, en el Chaco, de muchas maneras.
No faltó la representación orgánica de la Delegación Regional de la CGT en el Chaco, en fechas conmemorativas del 1 de mayo, 17 de octubre, efemérides patrias, actos recordatorios del aniversario del 26 de febrero de 1946 y de la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, en mitines, reuniones de consulta, en situaciones de supervisión y destrabe de conflictos en el marco de una economía altamente estatizante y nacionalista, en actos informativos como el relacionado con el Plan de Cinco Años para difundir los aspectos del Plan Quinquenal, en actos políticos como el de adhesión y apoyo al General Perón y su esposa Eva, en la a sunción al cargo de los gobernadores territoriales y del Comisionado Federal Nicolás Russo en el ex- Territorio del Chaco, por la reelección de Perón, reforma de la Constitución, etc., en recibimiento de autoridades, delegaciones y agasajos, como fue el caso de la visita de Eva Perón al Chaco en 1947 y 1949 y la presencia con comitivas locales en el orden nacional para solicitar que se acepte la reelección presidencial o para acelerar los pedidos de provincialización del Chaco.
Entre 1952 y 1955, la CGT del Chaco, incrementó su presencia en el Parlamento nacional, con Carlos Gró como Diputado Nacional entre 1953-1955, y en las cámaras legislativas provinciales. Concretamente cumplió un rol fundamental en el esquema de poder con participación directa en las decisiones políticas.
De a poco se fue moldeando la organización del movimiento obrero para consolidarse y afirmarse definitivamente, durante el gobierno de Felipe Gallardo, con la preeminencia del sector gremial que se mantuvo a lo largo de toda su gestión, a través de la fundación de la Secretaría Gremial de la gobernación. Dicha presencia, se manifestó también, con diputados obreros en la conformación del Poder Legislativo. Delegados de la CGT local integraron, diversos organismos del poder Ejecutivo, participaron en reuniones de gabinete, con el fin de colaborar en la elaboración de los proyectos de leyes a nivel provincial.
El movimiento obrero en el Chaco, forzó la creación de un vasto cuerpo de legislación política, sindical y laboral que fijó en el molde más férreo delo jurídico, las expectativas y las nuevas realidades de los trabajadores. Ello comenzó con la participación activa de los obreros de la CGT local para lograr la provincialización del Chaco, que se lograría el 8 de agosto de 1951. Después de muchas tratativas que se remontan a 1918, estas no arrojaron ningún saldo positivo. A partir de 1945, el ambiente comenzó a cambiar. En dos ocasiones en 1947 y 1949 Eva Perón se hizo presente en el Chaco por el tema, entrevistándose con delegaciones obreras y se comprometió en ocuparse personalmente del mismo. Tomó un cauce acelerado a partir de1951 y con algunas oposiciones en la Cámara de Diputados de la nación que no adquirieron mayor fuerza, el 20 de julio con el Nº 14.037 se sancionó la Ley de Provincialización del Chaco y se la promulgó el 8 de agosto de 1951. Esto determinó la caducidad de los gobernadores de los ex –territorios (La Pampa también fue provincializada) los cuales serían reemplazados por Comisionados Federales. El gobernador Nicolás Russo fue el último mandatario del Territorio y el primer Comisionado Federal en la nueva etapa que se iniciaba hasta la elección de las primeras autoridades provinciales.
El Chaco había entrado en un momento de transición, pero aún no se había organizado como provincia. En efecto, el pueblo debió hacer uso inicial de su voluntad soberana para dictarse su Constitución que rigiera su futuro institucional y político. Esto se logra el 21 de diciembre de 1951 cuando fue sancionada la Constitución Provincial y jurada el 22. Ni bien se conoció la sanción de la Constitución, la CGT local en un comunicado, saludo a la clase obrera y al pueblo en general, de la flamante Provincia Presiente Perón, augurando para el año que se iniciaba, el triunfo total y definitivo del sindicalismo justicialista. (13)
El cambio en la constitución política del Estado Nacional, del liberalismo a la intervención protectora, se tradujo también, en un cambio en el contenido del derecho. La constitución real se impuso a la constitución formal, surgiendo el constitucionalismo social. Esta protección adquirió así la jerarquía de un derecho reconocido constitucionalmente, y así lo tuvo la carta magna provincial. La Declaración de los Derechos del Trabajador, fue la síntesis de la nueva conciencia de los trabajadores que rigió la vida pública y privada de los mismos. A pesar de las encendidas defensas, el nuevo régimen constitucional, intentó aplicar los principios de la doctrina peronista y crear una organización provincial en función del “pueblo trabajador”. Pero se asentó sobre bases débiles al responder a un proyecto unilateralmente impuesto y que tenía artículos inadmisibles, uno de ellos, por ejemplo, el cambio de nombre de Chaco por Provincia Presidente Perón. (14)
Desde la sanción de la Constitución en 1951, recién se convocó al cuerpo electoral de la provincia para el 12 de abril de 1953, para elegir a las autoridades provinciales. El Partido Peronista dio a conocer la fórmula para gobernador y vicegobernador, Felipe Gallardo de extracción gremial y Deolindo Felipe Bittel del sector político. No se presentaron en las elecciones ni los radicales ni los socialistas por falta de garantías constitucionales, solamente los candidatos peronistas y comunistas ganando los primeros por amplia mayoría. El 4 de junio de 1953, asumieron las primeras y nuevas autoridades provinciales. El Chaco comenzaba otra vida política.
Conclusiones
La historia del Movimiento Obrero en el Chaco durante el Primer Gobierno de Perón puede dividirse en dos grandes etapas, antes de Perón y después de Perón.
El camino recorrido por los trabajadores no fue fácil. Distintas divisiones e ideologías proliferaban en el sindicalismo chaqueño haciendo imposible la unidad y la represión siempre presente de los distintos gobiernos. El Movimiento Obrero se fue convirtiendo en una fuerza viva pero latente, a la espera del momento propicio que les diera un lugar en el Territorio Nacional del Chaco. Ello ocurrió en 1946 con la Presidencia de Perón. A estos trabajadores del primer gobierno peronista, siguieron otros, alimentando los ideales que siempre caracterizaron al Movimiento Obrero. Uno de ellos, fue la forma y organización de los sindicatos chaqueños, donde la unidad y verticalidad de la clase trabajadora en torno al partido peronista le permitieron conseguir y consolidar las conquistas laborales en el Chaco. La verticalidad del Movimiento Obrero chaqueño lo dio la CGT local a partir de 1947 cuando se inició la integración con el Estado de los sindicatos oficialistas, y desde 1949 con la incorporación al partido peronista como una de sus tres ramas, asegurando su participación en la política del Estado.
La tendencia a la personalización política del poder, no estuvo ausente en el Movimiento Obrero local. Decimos esto porque la autoridad máxima de los gremios fue unipersonal en el cargo del Secretario General, a pesar de la existencia de una mesa Directiva formal en la Delegación Regional de la CGT. Durante todo el gobierno peronista desde 1946 a 1955 en el Chaco, se mantuvieron los mismos secretarios generales en sus cargos, aún cuando desempeñaron otras funciones. La intervención constante de los sindicalistas en todos los problemas que afectaron a la clase trabajadora los convirtió en actores de primera línea, en protagonistas de la vida chaqueña, algunos de los cuales trascendieron los marcos regionales. El Movimiento Obrero en el Chaco tuvo toda clase de dirigentes de ideologías diversas y gremios muy politizados que nunca se llamaron al silencio, contribuyendo activamente en todos los intentos de reformas laborales y de otra índole.
El sindicalismo en el Territorio Nacional del Chaco se impuso a las otras corrientes ideológicas, anarquismo, socialismo y comunismo, porque se identificaba mejor con sus principios y captaba la realidad de los trabajadores tal cual era, no planteó la lucha de clases, no perseguía la internacionalización del movimiento y no pretendía arrasar con el sistema.
En cuanto al planteamiento de las relaciones entre los sindicatos y el gobierno, la cuestión fue la independencia o no de lo gremial frente a lo político. Aquí el Movimiento Obrero demostró una forma de actuar pragmática, conciliadora y mediadora. Acuerdos, arreglos independientes, diálogos, confrontaciones, huelgas, toma de fábricas o de lugares de trabajo, reclamaciones directas al gobierno del Chaco para la solución de los conflictos laborales se vio durante todo el Primer Gobierno de Perón.
La labor del Movimiento Obrero local se proyectó más allá de lo estrictamente laboral, extendiendo su campo de acción a la formación profesional y política, a lo cultural, a la sanidad, recreación, y a otros aspectos que preocuparon a la mayoría de la sociedad y no sólo a los trabajadores. Por eso se lo vio discutiendo, proponiendo y solicitando medidas de carácter económico, social y político. En el orden institucional y luego de no pocas dilaciones, se dispuso por ley la Provincialización del Chaco en 1951, una convención dictó su primera Constitución y se efectuó la primera elección de las autoridades provinciales con el triunfo de la tendencia obrerista en el gobierno de Felipe Gallardo.
En síntesis, por primera vez la historia del Movimiento Obrero en el Chaco durante el Primer Gobierno de Perón, fue la más rica, participativa, y relevante. Si bien, su evolución corrió paralela a los carriles de la mayoría del pueblo trabajador del país, tuvo características propias que le dieron singularidad. Entre 1945-1950 la fisonomía gremial va a ser otra en el Territorio Nacional del Chaco respecto de épocas anteriores. Recién para 1950, podernos decir, que el gremialismo chaqueño está estructurado para alcanzar su máxima expresión con el protagonismo de la CGT local durante el proceso de la provincialización que culminaría con el primer gobierno provincial donde la fusión entre Estado, CGT, y partido político, fueron estrechas.
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Entrevistas personales llevadas a cabo durante el año 1998.
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Argüello, Pedro. Secretario Gremial de la Federación Nacional de Sindicatos Gráficos. Secretario Unión Gráfica en Resistencia. 1998.
Arrieta, Héctor. Secretario General Sindicato Vitivinícola. 1998.
Barboza, Rubén. Secretario General de FATITA. 1998.
Blanco, Roque. Ex-Diputado Provincial por la parte obrera hasta la Revolución de 1965. Formó parte de las 62 Organizaciones a nivel provincial y de la CGT Rcia. hasta 1977.
Delgado, Oscar. Ex Secretario General de la UOCRA en Resistencia desde 1985-1992.
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Jarque, Eduardo. Ex Diputado Provincial 1953- 1959. Ex Presidente provisional de la Cámara de Diputado del Chaco 1953-1955.
Ledesma, Héctor. Secretario adjunto del SUOEM (Sindicato Unión Obreros Empleados Municipales) en Rcia. Se desempeña como Secretario Gremial de la Federación Trabajadores Municipales. 1998.
Müller, Justo. Ex Miembro de la Comisión Directiva del Comercio.
Nickisch, Jorge. Secretario General y Delegado Regional Normalizador de STADYCA (Sindicato de Trabajadores Aceiteros y Desmotadoras de Algodón). 1998.
Paredes, Enrique. Secretario general de la UOM en Rcia. 1998.
Ramírez, Juan Domingo. Dirigente Gremial de la ATECH (Asociación de Trabajadores de la Educación- Chaco). Reelecto en la Secretaría de Hacienda del gremio. 1998.
Van Siebenthal, Juan. Ex Intendente de Puerto Tirol entre 1989-1991 y Ex Concejal entre 1991-1993. Ex operario de UNITÁN.
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(4) Maeder, Ernesto. Historia del chaco. Bs. As., Plus Ultra, 1996, pp. 95-153.
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(9)---------------El 45. Sudaméricana, 1975, p 63.
(10)Bourges, Enrique. Sindicatos por Industria. En: Historia del Movimiento Obrero. Bs. As., Centro Editor de América latina, 1973, T.2, pp.225-230.
(11) Archivo Histórico Provincia del Chaco. Asuntos laborales. Entidades Obreras 1941-1951, Caja Nº 2, Letra “L”, S/f.
(12) San Martino de Dromi, Laura. Los Sindicalistas. Bs. As., Ciudad Argentina, 1992.
(13) Leoni, María Silvia. Los comienzos del Chaco Provincializado (1951-1955), Rcia. IIGHI, 1992, pp. 20-30.
(14) Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Diario de Sesiones Convención Constituyente, 1951, pp. 29-89.
Índice
Bosquejo Histórico Del Movimiento Obrero en el país.
Los primeros tiempos hasta 1930.
El Movimiento Obrero en el país a partir de la crisis de 1930 hasta 1943.
El período de transición.
El Movimiento Obrero en el Territorio Nacional del Chaco
Los primeros tiempos 1900-1930.
Durante la etapa conservadora 1930-1943.
El Movimiento Obrero en el país bajo el Estado Previsor.
Fase preparatoria: Dos años claves nacionales 1943-1945.
El Movimiento Obrero en el Territorio Nacional del Chaco entre 1943-1945. Desocupación y Reclamos.
El Movimiento Obrero durante el Primer Gobierno de Perón en el Territorio nacional del Chaco 1946-1951.
La situación de los trabajadores desde el inicio hasta el fin de la euforia en el país y el Territorio Nacional del Chaco.
Pujanza social, económica y material en el Territorio Nacional del Chaco.
El estado de intranquilidad. Primeros síntomas de la crisis.
La estructura y organización sindical. Los sindicatos y la dirigencia gremial. Las huelgas. Relaciones entre el gobierno territorial y las organizaciones gremiales.
El protagonismo de la CGT en el Territorio Nacional del Chaco y la Provincialización.
HISTORIOGRAFÍA ARGENTINA
PROF. LIC. DEIDAMIA FRANCO NUDELMAN
Presentación
Citas
Historiografía del Movimiento obrero en el Chaco 1946-1952. Vinculaciones con la Historia social y la Historia oral.
Crisis y Renovación de la Historiografía.
Autora: Profesora- Licenciada Franco Nudelman de Mañak Deidamia.
Consideraciones preliminares
Historia Social e Historiografía del movimiento obrero
El tema de la investigación sobre la Historiografía del Movimiento Obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón (1946-1951), se lo enmarcó en el estudio de la Historia social y la Historia oral por distintas apreciaciones puestas a consideración.
Según Eric Hobsbawm, en su libro “Sobre la Historia” (Barcelona 1997), la denominación de “Historia social” siempre ha sido difícil de definir, ya que carece de los intereses creados institucionales y profesionales que normalmente insisten en las demarcaciones exactas. No obstante ello, la actualidad del tema o al menos de su nombre permiten rastrear su evolución en el pasado donde era utilizada en tres sentidos. Primero, para referirse a las obras que trataban de diversas actividades humanas que eran difíciles de clasificar excepto empleando términos como “maneras”, “costumbres”, “vida cotidiana”. Segundo, lo social se utilizaba en combinación con la “Historia económica”, ya fuera en las definiciones del campo en general de la especialización histórica o bajo la clasificación específica de la Historia económica. Tercero, la denominación de Historia social se refería a la historia de las clases pobres o bajas y más concretamente a la historia de los movimiento de los pobres (movimientos sociales). La definición podía aún ser más específica y referirse en esencia a la historia de las ideas, a las organizaciones obreras y socialistas.
Por razones obvias, este vínculo entre la Historia social y la historia de las protestas sociales ha conservado su fuerza y varios historiadores se han sentido atraídos por el tema de los asuntos de la historia vista desde abajo o la historia de la gente corriente.
Continuando con las opiniones del autor, ninguna de las tres versiones de Historia social produjo un campo académico especializado. Aún allí, el examen de la historia social parece indicar que sus mejores cultivadores se han sentido incómodos con el nombre mismo. Han preferido decir que eran historiadores y calificar su objetivo de “historia global” o “total”, tratando de integrar las aportaciones de todas las ciencias sociales. Ni el tema en sí, ni el análisis de sus problemas avanzaron seriamente hasta mediados del decenio de 1950, cuando adquiere un rápido avance. Es así que como especialización la Historia social es muy nueva por el avance en los cambios técnicos e institucionales de las ciencias sociales como la economía, sociología, demografía, por citar algunas que prepararon el terreno para la instauración de una teoría académica demarcada especialmente como tal. Sin embargo, la historia de la gente corriente como campo de estudio especializado de la historia social empieza con la historia de los movimientos de masas del siglo 18, especialmente en Francia.
Con respecto de los movimientos sociales, éstos constituyen un conjunto de interacciones informales entre individuos, grupos y/u organizaciones con las autoridades políticas, élites y oponentes habitualmente conflictivos, para demandar públicamente cambios a favor de los intereses colectivos. Articulados alrededor de un cierto sentido de identidad grupal general, los movimientos sociales son formas de participación no institucionalizada de grupos y sectores no conformes con las instituciones vigentes y canalizan su participación por ejemplo, a través departidos políticos, sindicatos, etc. Las acciones protagonizados por sujetos colectivos se refieren a situaciones llevadas a cabo por grupos que son numerosísimos, tanto como conjunto de personas que pueden ser registrados como clases sociales, los reinos, habitantes de un poblado, grupos étnicos, grupos de interés , movimientos sociales que pueden ser de obreros, nacionalistas, ecologistas, pacifistas, feministas, etc.
Los distintos movimientos sociales habidos desde las revoluciones burguesas, pueden equipararse a una historia de los mismos que constituyeron en cada una de las etapas de la civilización sus propias identidades colectivas con diversos objetivos y fines de acuerdo a las circunstancias y períodos vividos, articulándose en momentos de crisis o agotamiento de los patrones tradicionales de representación. Según Apolinar García en su libro Introducción a la Ciencia Política, los movimientos que se han desarrollado en las distintas etapas de la civilización, se pueden clasificar en movimientos nacionalistas correspondientes a una pre-modernidad, movimientos obreros a una modernidad, y movimientos ecologistas, pacifistas y feministas a una última de postmodernidad. Dicha enumeración no es en modo alguno taxativa, sino simplemente enumerativa pues a medida que ha avanzado la civilización se han ido presentando otros movimientos sociales con singularidades también propias.
Ahora, centrándonos en las características de los movimientos sociales de la modernidad referidos a la historiografía del movimiento obrero, han sido fruto de la Revolución Industrial como reacción de los obreros a la dominación y explotación por parte de los patrones, oponiéndose al capitalismo que suprimió las corporaciones artesanales y la legislación paternalista de los antiguos regímenes. Los obreros se organizaron para luchar por sus derechos sociales, políticos, y económicos, recurriendo para ello a formas “ilegales” y no institucionalizadas como la protesta y la huelga, aunque más tarde serían reconocidos.
El estudio de los movimientos de masas “los de abajo o vista desde abajo”, aumento al crecer el movimiento obrero, en el momento en que el marxismo pudo hacer su plena aportación después de 1950. Para el historiador marxista si esto fue un incentivo muy poderoso para estudiar la historia de la gente corriente, más precisamente de la clase obrera, también tuvo sus inconvenientes. Como es natural, no se estudió cualquier tipo de gente corriente sino aquella que se podía considerar como antecesora del movimiento, es decir, no los obreros como tales, sino más bien a los sindicalistas, militantes laboristas, cartistas, etc. Por otro lado, también se supuso que la historia de los movimientos y las organizaciones que llevaron a la lucha obrera y representaban a los trabajadores, podían sustituir a la historia de la gente corriente misma. Y esto no es así.
Hechas estas consideraciones y fueran cuales fueran sus orígenes y dificultades, tal como lo indica el autor Eric Hobsbawm, la Historia social nunca puede ser otra especialización como la historia económica u otras historias con calificativo porque su tema no puede aislarse. Dentro de la temática social, la historia desde abajo ya ha arrancado y no se la puede desvincular de ella, porque los aspectos sociales del hombre no pueden separarse de otras manifestaciones de su ser sin riesgo de caer en una trivialización. Teniendo en cuenta ello, y desde la perspectiva de la Historia social, el estudio de la realidad requiere de un enfoque integrador, continuo, dinámico, en donde se interpreten las múltiples manifestaciones de la vida de los seres humanos. La realidad social concebida como totalizadora se caracteriza por ser compleja y coherente. Es compleja por los distintos campos específicos de estudio que posee, y coherente porque dentro de los distintos aspectos de análisis de la realidad existen interacciones, articulaciones e influencias diversas que permiten la reconstrucción de la totalidad y complejidad del fenómeno histórico.
Teniendo en cuenta el tema de estudio, la Historiografía del Movimiento obrero en el Chaco durante la Primera Presidencia de Perón (1946-1952), lo inscribimos en la más amplia acepción de la Historia social. En ese sentido, entendemos que no es lícito escindir en la historia las formas en que los hombres se ganan la vida, o construyen su medio ambiente, o se asocian con fines útiles de sus ideas, dentro de un marco determinado, Por lo tanto se privilegió el estudio de los trabajadores, proyectando su historia parcial en un contexto político- social más amplio y general. Es imposible separar la historia del movimiento obrero regional y local de la historia nacional. Se puso el acento en los obreros y en el sindicalismo, en su vida social y conflictividad de lucha, en su organización y estructura sindical.
Historia oral e Historia del Movimiento obrero
Desde los orígenes de la historiografía el uso de los testimonios orales fue una práctica habitual entre los historiadores. Sin embargo, desde mediados del siglo 19 se manifestó una tendencia a relegar los testimonios orales y privilegiar de manera absoluta las fuentes escritas. Nuevamente hacia 1960 se inició un movimiento historiográfico de revalorización de las fuentes orales y en las últimas décadas, la Historia oral ha logrado ser admitida en los ámbitos universitarios y de investigación, a pesar de la oposición de muchos historiadores constituyendo una herramienta auxiliar de gran valor para las investigaciones de la Historia social.
Tal como lo sostiene Pineau Pablo en su libro, Sindicatos, estado y educación técnica (1936-1968) en su pág. 18,… “la Historia oral no es la contrahistoria, la contravisión de la historia tradicional y oficial, es otro elemento para comprender el hecho histórico, es una nueva aproximación que en ningún momento invalida a la historia tradicional del documento escrito”.
Y agrega Philipe Joutard, “ la mayoría de las veces, el obstáculo no es la ausencia del documento sino el desconocimiento y la imposibilidad de interpretar lo que a menudo está más sugerido que afirmado, la fuente oral proporciona la clave y permite el descubrimiento de las fuentes escritas. En lugar de excluir la búsqueda de documentación escrita clásica, la encuesta oral la postula imperativamente. Sin fuentes escritas que permitan medir la distancia entre lo dicho y no dicho, o lo dicho de manera diferente, no existe verdadera historia oral”…
El estudio de la Historia oral presenta una doble visión en el sentido de señalarla, como movimiento historiográfico y como una técnica. En relación al primer enfoque tiene sus características propias y se la considera una especialidad dentro de la Historia social y muy usada en los tiempos recientes. Entre sus características podemos señalar: la interdisciplinariedad, su protagonista es la gente corriente, sus temas se encuentran vinculados con el mundo laboral, los movimientos obreros, los grupos marginales, la vida cotidiana y familiar de los de abajo, denuncia la lucha social, democratiza el conocimiento histórico, y el historiador construye su propia fuente de trabajo, entre otros aspectos. La Historia oral como técnica se refiere al manejo de las fuentes orales del tiempo presente, entendido por aquellos procesos que se proyectan hasta hoy y donde hay una generación que todavía vive y puede aportar.
Como se mencionó anteriormente, la historia de los de abajo ya ha despegado y se intenta de un modo más general explorar una dimensión desconocida del pasado, pero con consiguientes problemas técnicos. Todo tipo de historia tiene sus inconvenientes y en la mayoría de los casos se da por sentado que ya existe un conjunto de fuentes cuya interpretación plantea dichos problemas. Ahora bien, la historia de los de abajo difiere de ello, puesto que sencillamente es escaso el conjunto del material relativo al mismo. En la mayoría de los casos, el historiador encuentra sólo lo que busca y no lo que ya lo está esperando. Generalmente no hay material hasta después que nuestras preguntas lo hayan revelado, y éstas mismas plantean también dificultades, dado que a veces son demasiadas o insuficientes como para pensar en la correspondiente metodología. La Historia oral es buen ejemplo de ello.
La mayor parte de la Historia oral de hoy consiste en recuerdos personales que son un medio muchas veces poco fiable de preservar los hechos, puesto que la memoria es menos un mecanismo de registro, que un mecanismo selectivo y la selección dentro de los límites cambia constantemente. Por lo tanto, nunca haremos uso apropiado de la Historia oral hasta que determinemos qué es lo que puede fallar en el recuerdo, del mismo modo, de qué es lo que puede salir mal cuando se copian manuscritos a mano. Sin embargo, como dice Eric Hobsbawm en su obra ya citada “Sobre la Historia”, en la Historia oral el problema no es buscar una buena fuente, dado que hasta en las mejores fuentes utilizadas con imaginación e ingenio, iluminan sólo ciertas zonas de lo que la gente hacía, sentía y pensaba. Lo que normalmente se debe hacer es reunir una gran variedad de información a menudo fragmentaria, cotejarla con varios testimonios y armar nosotros mismos el rompecabezas histórico, tratando de asegurarnos una versión de los hechos lo más cercana a lo que ocurrió. De esta manera se va dando forma a la versión del problema que se propone resolver, o de lo contrario tendrá que pesarse en otro modelo, para saber el “porqué”, además “del qué”.
En relación al tema de la investigación sobre el Movimiento Obrero en el Chaco durante el primer gobierno peronista, se la enmarcó con la Historia oral en su doble significación de estudio. Como una especialidad de la Historia social de los tiempos recientes, y como una técnica, utilizando las fuentes orales de los propios protagonistas armando el rompecabezas del tema de análisis.
En ese sentido, debe mencionarse el importante aporte que brindaron las entrevistas y grabaciones mantenidas con las personas que estuvieron relacionadas con el quehacer cotidiano de esos años, por sus testimonios orales, referencias, comentarios, mostrándose en ellos una gran colaboración. Es aquí donde se encontró mayor cantidad de información de primera mano, en relación a la poca documentación escrita. Los protagonistas le dieron a sus relatos “la vida” que no brinda lo escrito. La Historia oral se transformó en historia en primera persona, por la manera que la vivieron, que la recordaron, y que la recordamos.
Señala el historiador oral Ronald Fraser… “el corazón de una buena entrevista en torno a la vida de una historia es descubrimiento, y uno descubre la vida del otro al escuchar…”. Así se logró con este estudio, al valorar a los “protagonistas” por la seguridad para sostener sus ideas, creencias, realización de experiencias, disposición a participar para la realización de esta investigación en todas sus manifestaciones, como instrumento de realización personal y de integración para la sociedad actual y para las futuras generaciones.
Fueron entrevistados algunos diputados obreros, dirigentes gremiales, secretarios generales de organizaciones sindicales y trabajadores del período estudiado en un ámbito que les permitió hablar de lo que normalmente callan porque no los escuchan o los descalifican. Por otra parte, actualmente están en una posición en que lo que digan no les puede dañar, razón de más para que el diálogo con ellos haya sido enriquecedor. Sus aportes resultaron muy valiosos y provechosos para la comprensión de varios temas complejos, para comprender mejor las fuentes impresas, o para fijar un punto de vista particular. Las entrevistas fueron grabadas y desgravadas acompañadas de los datos sobre los informantes, la fecha de realización y el período de estudio que abarcó, así también de un índice de los temas más importantes tratados para que pueda ser fuente de información y objeto de reflexión o trabajo para quién pueda estar interesado, aunque ni conozca al informante ni haya realizado la entrevista
Consideraciones metodológicas
Teniendo en cuenta que los procedimientos constituyen una serie de acciones ordenadas para llegar a un fin determinado y que tienen un sustento en los conceptos o temas, es posible identificar una serie de pasos comunes en el proceso metodológico de investigación científica partiendo de situaciones problemáticas que llevan a la validación y práctica de postulados. Para la investigación se hizo una jerarquización de prioridades de temas, confección de registros, resúmenes, entrevistas, grabaciones, con miras a la asimilación, acomodación y retención de la información obtenida. A partir de los datos obtenidos, se ubicaron los hechos, conceptos y procesos en una secuencia temporal para poder identificar, relacionar causas y consecuencias que conllevaron no solamente a explicaciones de manera lineal, sino a través de principios de multicausalidad con el fin de relacionarlos e integrarlos con los diferentes aspectos del movimiento obrero, en lo político, laboral, social y cultural. Se profundizaron conceptualizaciones para poder explicar mejor las transformaciones del movimiento obrero en el Chaco en relación con su contexto nacional y local, con una amplia gama de fuentes que permitieron reconstruirlo desde una visión abarcativa y diversa.
Este trabajo se centró en un tema de Historia social vinculado al Movimiento Obrero en el Chaco durante la primera presidencia de Perón (1946-1952), para demostrar y comprender la importancia que tuvo para los trabajadores del Territorio Nacional del Chaco, el movimiento obrero organizado para el logro de sus conquistas laborales, sociales y políticas, anteriormente nunca dadas. Es por ello que la investigación se orientó a un doble objetivo. Primero, para aportar nuevos conocimientos a la Historiografía contemporánea provincial que tiene aún poco estudio, y en segundo lugar, para buscar respuestas a la situación laboral actual de la clase trabajadora que fue poderosa en su momento y que hoy se encuentra desperdigada, desorientada, y debilitada.
En relación al primer objetivo, la década de 1940 en la Argentina es un período clave que marcó con su signo la evolución política, social y económica en los últimos cincuenta años. La aparición del peronismo constituyó, sin duda, una de las causas principales de ello. Pero si bien, para comprender el proceso vivido en aquellos años se ha intentado ahondar el fenómeno social que este movimiento representó, pocos han percibido la importancia que tuvo el Movimiento Obrero en el Chaco. En los últimos años, se ha escrito un buen número de ensayos y publicaciones sobre los orígenes del Movimiento Obrero a nivel nacional, pero se ha omitido el estudio de la parte regional, quizás por falta de interés, de documentación, o por algún prejuicio ideológico.
La formación del peronismo es un tema muy debatido entre los historiadores y de otros estudiosos sociales. Muchas posturas coinciden en señalar que se trató de un proceso en el que intervinieron trabajadores, ejército y estado. Lo mismo se podría decir de lo ocurrido el “17 de Octubre”. Para los peronistas, fue el “Día de la Lealtad”, para los opositores, una invasión de la civilización por parte de la barbarie, y para las investigaciones de muchos historiadores académicos, la movilización fue el producto de la organización sindical que consideró que al defender a Perón beneficiaba sus intereses. Lo cierto es, que cualquiera sea la postura que se tome hay algo que nadie puede negar. A partir del peronismo, la sociedad argentina se dividió en “peronistas” y “antiperonistas” y que duraría hasta la actualidad. Muchos historiadores, tal vez envueltos en estas antinomias, subestiman todo lo relacionado con el peronismo y el estudio del movimiento obrero, como algunos otros temas, no les merece consideración alguna.
Con respecto al segundo objetivo, sobre la situación laboral de los trabajadores de la actualidad, es muy distinta de aquellos tiempos de esplendor en que fueron protagonistas durante el primer gobierno de Perón, que con su proyecto nacional y popular fortaleció al movimiento obrero e insertó en su seno a los trabajadores, permitiéndoles el acceso al poder, la participación en la distribución de la riqueza, y el logro de importantes conquistas sociales. Hoy la flexibilización laboral llevó a una situación social del país, donde una gran parte importante de obreros y trabajadores han dejado de buscar trabajo y están atrapados en la angustia del desempleo, el individualismo, la desprotección social, y la evidente pérdida de credibilidad en la dirigencia sindical tanto a nivel nacional como local. Se trata por cierto, de cuestiones complejas y en ello han gravitado factores propios, internos, del movimiento obrero y factores del contexto nacional y mundial que lo han condicionado. Por lo tanto el segundo objetivo se refiere al futuro, ¿qué debe hacer el movimiento sindical para modificar esta situación, al no haber estado a la altura de las circunstancias, ni responder como correspondía a la crítica situación planteada en la sociedad y en particular a los trabajadores? Es indispensable entonces, el análisis de lo ocurrido para intentar establecer una metodología que nos permita comprender las líneas esenciales del proceso que ha vivido el movimiento sindical y el país en su conjunto, para construir una alternativa de lo que se hizo en otros momentos a los problemas laborales, comparando las diversas épocas con la actualidad y elaborando la relatividad de los juicios con sentido histórico, para evitar que los errores cometidos vuelvan a suceder.
Teniendo en cuenta estas premisas, la búsqueda de la información para el análisis del trabajo sobre el Movimiento obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón, se orientó a libros de Historia Argentina Contemporánea, y obras generales de Historia del Chaco, que permitieron una reconstrucción del marco teórico y pueden ser consideradas como “clásicas”. Los trabajos de Marcos Altamirano, Carlos López Piacentini, Ernesto J. Maeder, fueron consultados para un panorama general del Territorio Nacional del Chaco, antes de la llegada del peronismo al poder. En lo referente a la bibliografía general sobre el Movimiento Obrero, mencionaremos los trabajos de Álvaro Abós” La Columna Vertebral”, de Samuel Baily “Movimiento Obrero, nacionalismo y política argentina”, de Roberto Campbell el “Movimiento Obrero”, de Féliz Luna “El poder sindical” ente otros, de J.J. Taccone “Historia y política en el sindicalismo argentino, “Los sindicalistas” de Laura San Martini de Dromi, entre los autores más representativos.
En cuanto a la bibliografía específica del tema en cuestión, el vacío es considerable. Por ello se consultó con informantes claves que podían suministrar más datos vinculados con el estudio. Por ejemplo, secretarios generales de los sindicatos y con el historiador Nicolás Iñigo Carreras que facilitaron la selección de bibliografía más ampliada, pero de épocas anteriores a 1945 sobre los trabajadores. Lo único que pudo encontrarse a nivel local, fueron los trabajos de García Pulido, “El Gran Chaco y el Imperio Las Palmas” y “La Ciudad del Futuro”, del historiador Nicolás Iñigo Carreras, “Las Campañas militares y clase obrera” y “Tres Ciclos chaqueños” de Guido Miranda. A su vez, es de destacar que cuánto más se avanzó cronológicamente al período de estudio fue menor la cantidad de material accesible. Salvo excepciones (v.g. el libro de M.S. Leoni de Rosciani sobre “Los comienzos de la Provincialización del Chaco”, no se encontraron mayores referencias al tema específico. Es probable que la “ausencia” de un número significativo de trabajos, esté vinculada a la existencia de marcos teóricos generales que subestiman la capacidad de los sectores obreros de la población en las conquistas de sus derechos a favor de la dignidad del trabajador. También debe considerarse, que desde la perspectiva de quienes han estudiado la evolución del sindicalismo sólo se haga mención a la formación política de los activistas, sin detenerse en el análisis más específico de la misma, ni a la pluralidad de actividades que los gremios desarrollan. Ante esto, se encontró la necesidad de realizar una reconstrucción descriptiva y comprensiva de la situación general del movimiento obrero en el Territorio Nacional del Chaco, y que puede ser dejado de lado por quienes lo conozcan, sin ir esto en perjuicio de la comprensión total del trabajo. La inclusión de las mismas se debe a quién va dirigido el trabajo que puede necesitarlo y recurrir a los mismos en otras investigaciones.
Además de la bibliografía utilizada, se recurrió a documentaciones editas (publicaciones oficiales) e inéditas (copiadores, registros oficiales, memorias9 existentes en el Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Se utilizaron también, libros de actas, estatutos, folletos, artículos periodísticos, fotografías, álbunes familiares, que varios sindicatos y gente allegada proporcionaron.
Sin embargo, para algunos temas como por ejemplo, la conformación de la dirigencia gremial, las actividades de los sindicatos, la vida social de los obreros, las delegaciones de la CGT en el interior del Chaco, fue imposible encontrar fuentes escritas. Sólo se pudieron conseguir algunas referencias indirectas que fueron consideradas en la investigación. La razón radicó, en que toda documentación escrita sean, papeles confidenciales, correspondencia privada, informes sindicales, asuntos varios, notas, circulares, libros, propaganda política, manifiestos, proclamas, etc., fueron quemados, desaparecidos, confiscados y testados, después de la Revolución de 1955. Algunos sindicatos como, los textiles y del comercio, cambiaron varias veces de domicilio por los que ocupan en la actualidad perdiéndose con las mudanzas algo de material informativo que hubiera quedado. En los únicos sindicatos que se encontraron acatas de la época investigada y que abarcaban pocos años, fueron en la UOM y FATITA. En otros casos, algunos secretarios generales se llevaron parte de la documentación, y habiendo fallecido no se pudo acceder a ese material.
Por otro lado, ha resultado de gran importancia la información obtenida a través de las publicaciones periodísticas nacionales y locales. El Movimiento Obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón, no fue objeto de estudio, encontrándose en los libros poca información, salvo lo referido como se dijo anteriormente, a los aspectos de la provincialización en relación al papel importante que le tocó desempeñar a la Delegación de la CGT local, y en los debates para la sanción de la Constitución provincial por los convencionales constituyentes, los cuales en su mayoría eran de extracción gremial.
El periodismo local en especial, “El Territorio”, fue de gran importancia porque brindó artículos, comentarios, ideas nuevas, críticas, sobre un hecho poco conocido, que permitió una reconstrucción aproximada supliendo lo poco encontrado. En general, esta fuente periodística se encontró en buen estado y fue fácil su acceso, lo mismo que las revistas utilizadas para la investigación que aportaron comentarios de mucho interés. A pesar de algunas posturas en historiadores de considerar al periodismo como fuente de información poco confiable, en ciertos casos es lo único que se tiene para determinados temas, como la vida social de los trabajadores, las huelgas, las actividades de los sindicatos, los discursos de los dirigentes gremiales, las proclamas de la CGT local, etc. convirtiéndose en una herramienta imprescindible para brindar este tipo de información que no figuran en los libros.
La propaganda política y gremial en diarios y revistas a través de afiches, panfletos, avisos, permitió el fortalecimiento de los partidos de masas y fue una forma de difusión de esas ideas. Durante los gobiernos de Perón (1946-1952,1952-1955), tanto en el ámbito nacional como local, se recurrió tanto a la propaganda gráfica como a la radio para estar en contacto con el pueblo, difundir las acciones del Estado y la doctrina peronista. Esta estrategia comunicativa la realizó también la CGT nacional y su Delegación local en Resistencia mediante la propaganda realizada en afiches sobre el movimiento obrero. Las publicaciones periodísticas permitieron analizar la ideología del diario o la revista a partir de los comentarios sobre determinados temas de la sociedad de la época, y en rigor contribuyeron también a imponerlo estableciendo cierta complicidad con el lector. La forma de escribirlo, el lenguaje y estilo utilizado, las omisiones, la forma de construir la noticia, fueron demostraciones de ello.
A medida que avanzaba el estudio, las entrevistas sobre todo con los testigos de la época estudiada, aportaron una mirada particular que en la documentación escrita resultaba insuficiente. Se acudió en primer lugar, a la Delegación de la CGT- Resistencia a cargo del Secretario general del Sindicato de los Ladrilleros, Aldo Almirón, desde su intervención en el año 1991. La desconfianza de un momento se transformó luego, en una amplia colaboración por parte del entrevistado, por dos motivos. Primero, porque no se había escrito nada sobre el tema, y segundo, quería brindarle un justo y merecido reconocimiento a su padre en la trayectoria que tuvo en el movimiento obrero en el Chaco en la época de estudio, puesto que había sido un destacado dirigente gremial. Desde siempre compartió las luchas por los trabajadores y esto lo marcó en sus convicciones acompañándolo a lo largo de su vida activa y a su hijo también. Con el tiempo las entrevistas se multiplicaron y fueron grabadas sin ningún problema. A partir de allí, Aldo Almirón, vinculó a posibles informantes de ese pasado de estudio del primer gobierno peronista que aún vivían, dirigentes gremiales, obreros, secretarios generales, familiares de trabajadores, conocidos y vecinos cuyas edades rondaban los 70 y 90 años y otros más jóvenes.
Una vez seleccionados los entrevistados, se concretaron las reuniones que en algunos casos fueron varias, en un ambiente de cordialidad con preguntas al comienzo semiestructuradas, pero luego se transformaron en verdaderos relatos de vida de primera mano de un tema histórico relativamente cercano en el tiempo. Los testimonios orales obtenidos, fueron comparados con otros y confrontados con otro tipo de documentación para comprobar la veracidad de la información obtenida. Entre los entrevistados mencionaremos a: Ángel Arias (Secretario General del Transporte), Roque Blanco (Diputado obrero), Oscar Delgado (Secretario General de la UOCRA), Cándido Díaz ( Secretario General de los Músicos), Carmelo Fernández ( Dirigente gremial de la fábrica de La Plomo), Elpirio Fernández (trabajador de Quebrachales Fusionados), Olga Gallardo ( hija Felipe Gallardo, primer gobernador sindicalista de la Provincia del Chaco del período estudiado), Eduardo Jarque ( Diputado gremialista y primer presidente de la Legislatura del Chaco de la época de estudio), Juan Domingo Ramírez (hijo del dirigente gremial y diputado provincial de la época de estudio Ángel Ramírez, Jorge Nickisch ( Secretario general de STADYCA), Eva Sepúlveda( hija del dirigente gremial Demetrio Sepúlveda de la época de estudio) entre otros. El trabajo de investigación sobre el Movimiento obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón (1946-1952), se terminó en el año 1999 y los entrevistados, Ángel Arias, Roque Blanco, Demetrio Sepúlveda, Jorge Nickisch, fallecieron poco después.
Consideraciones prácticas
Este trabajo de investigación cuyo tema es el Movimiento obrero durante el primer gobierno de Perón 1942-1952) constituye una Tesis de Licenciatura en Historia realizada por la Profesora Deidamia Franco Nudelman de Mañak y dirigida por la Doctora María S. Leoni de Rosciani de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
Se buscó insertar el estudio del Movimiento obrero en el Chaco en ese período de estudio, dentro de la Historiografía local y regional y vincularlo con el desenvolvimiento de la historia nacional e internacional. En una descripción somera del trabajo, los comienzos del movimiento obrero en el Chaco hasta el primer gobierno peronista, se remonta a las últimas décadas del siglo XIX, cuando la incorporación del país al mercado mundial transformó toda la organización productiva convirtiéndola en el granero del mundo. Esto posibilitó, la expansión de la economía, la diversificación de las fuerzas del trabajo, las condiciones laborales y las conquistas de nuevos espacios dadas las exigencias del mercado mundial. En el Chaco se logró este objetivo en 1884, con la expedición de Benjamín Victorica, y se lo incorporó al resto del país como Territorio Nacional del Chaco. Explotación taninera y azucarera constituyeron el origen del dominio del espacio con la trayectoria accidentada que tuvo la clase trabajadora desde sus comienzos, para lograr conquistas sociales que humanizaran el trabajo. Persecuciones, atropellos y avasallamientos por parte de los patrones o de las grandes empresas hegemónicas, encarcelamientos, deportaciones injustas, miseria, el subempleo, la falta de trabajo, las condiciones paupérrimas de trabajo, los movimientos de luchas, las huelgas, que se dieron desde los años 1920 hasta 1943, fueron templando los espíritus de los trabajadores y fortaleciendo las ansias de justica social y económica. Esto comienza a ser realidad en el año 1944 con la llegada de Perón al Departamento Nacional del Trabajo, y con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión que señaló el punto de partida de la era política y de la justicia social en el país, empezando un nuevo cambio para los sectores del trabajo consiguiendo las conquistas sociales y laborales tan anheladas, completándose con la unidad sindical en torno a la CGT y el establecimiento de delegaciones de la misma en las provincias y territorios nacionales para organizar los sindicatos. En el Territorio Nacional del Chaco, se constituyó en Resistencia una Delegación de la Secretaría de Trabajo, y aunque la CGT existió formalmente desde ese año, recién lo hizo en forma efectiva a partir de 1946 cuando asume Perón la presidencia el país.
Con el triunfo peronista nacional, las nuevas autoridades territoriales del Chaco fueron Antenor Farías que gobernó desde 1946-1949 y Nicolás Russo en el trienio 1949-1951. Ambos fueron partícipes de la pujanza económica, social y material que ya se venía dando con lentitud en el Territorio, y comenzaron a verificarse en profundidad a mediados de la década de 1940 con el primer gobierno de Perón. Alentados por el progresivo desahogo económico, la prosperidad de los trabajadores se transmitía al ámbito social y familiar y le daba un tono optimista a las expresiones de la vida obrera, por la cantidad de conquistas logradas. Sin embargo, problemas básicos de infraestructura no desaparecieron en el Chaco entorpeciendo su desarrollo. A ello se sumaba, la carestía de vida en el Territorio, la desocupación, los continuos conflictos con los trabajadores que se manifestaron en actitudes diferentes, como las huelgas, el trabajo a desgano o a reglamento, que tuvieron como motivo nuevas demandas y mejoras sobre las ya logradas, en virtud de un crecimiento cada vez mayor del costo de vida originada por la inflación que comenzaba a influir hacia fines del primer gobierno peronista y repercutían en el territorio chaqueño.
En otro orden de cosas, en el movimiento obrero local, se produjo el mismo fenómeno que caracterizó al sindicalismo del país, el paso de la organización por oficio a la organización por rama de la producción, y se ampliaron en forma masiva las bases de la sindicalización en el movimiento obrero. A partir de 1946 se evidenció el crecimiento de los sindicatos mediante la creación de muchos de ellos, otros por fusiones o reagrupamientos, distinguiéndose en tres grandes sectores, servicios públicos y transportes, industrias y actividad terciaria. Las relaciones de los gobiernos territoriales con las organizaciones gremiales fue total, sin concesiones, de tal modo que se convirtió en su columna vertebral tanto a nivel nacional como local, produciéndose un claro proceso de verticalidad política. Esta política de la Central obrera nacional, repercutió en el Chaco a través de su labor de organización y unificación. En todo el país, existieron Delegaciones Regionales de la CGT nacional. En el Territorio Nacional del Chaco había tres, la CGT local con sede en Resistencia y otras dos en el interior del Territorio, en Sáenz Peña y Villa Ángela.
Los objetivos de centralización y de unidad que formaron parte de la política gremial, en el Territorio se manifestó de diversas maneras. Desde la representación orgánica de la Delegación Regional de la CGT en el Chaco, en fechas conmemorativas, actos recordatorios y políticos, participación para resolver conflictos laborales, reuniones de consulta, en el recibimiento de autoridades, delegaciones, y agasajos, y sobre todo por el protagonismo activo para acelerar los pedidos de provincialización del Chaco que se lograría el 8 de agosto de 1951, y cuando fue sancionada la Constitución del mismo año. En las elecciones provinciales de 1953, asumieron las nuevas autoridades provinciales con Felipe Gallardo, el primer gobernador constitucional de extracción gremial de la Provincia del Chaco, en ese entonces llamada Provincia Presidente Perón.
Finalmente, los resultados de una investigación se dan a conocer a través de publicaciones, congresos, encuentros de la especialidad etc. Así el problema se reabre para explicarlo, enriquecerlo o modificarlo. En este caso, la investigación sobre el Movimiento Obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón, se hizo en ámbitos donde la autora fue docente titular en el espacio curricular denominado “Proyectos de Investigación e Intervención socio-comunitario” para alumnos secundarios del 5º año. El espacio curricular incluye dos partes. En una primera, presenta una reflexión epistemológica de las ciencias en general, que permite a los estudiantes la interpretación y explicación de los distintos hechos, problemáticas emergentes, conflictos, crisis, etc., de la realidad humana. Incluye contenidos básicos correspondientes a los principios metodológicos de toda investigación científica, que busca superar la brecha entre teoría, investigación y práctica del aprendizaje, con distintos grados de desarrollo de acuerdo con el contexto socio-histórico y los actores involucrados. En una segunda parte, reúne los procedimientos necesarios para la gestión y ejecución de los proyectos de investigación, referidos a problemas concretos de la realidad social.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, se orienta a los alumnos en posibles temáticas de investigación o ellos la presentan. En este caso, el trabajo sobre el Movimiento Obrero en el Chaco durante el primer gobierno de Perón, al cual tuvieron acceso, constituyó un disparador que centró la atención de los educandos, para seguir investigándolo con nueva información y testimonios orales, dado que muchos de ellos tenían familiares, amigos y conocidos que podían aportar más datos. Los alumnos divididos en varios grupos con temas diferentes para profundizar acudieron a bibliotecas del medio, al Archivo de la Provincia del Chaco, y a otras instituciones para lograr información. Una vez recopilada y con la guía de la profesora se la fue clasificando y ordenando a través de fichas, resúmenes, apreciaciones, cuadros, etc. para luego escribir una monografía. La investigación se completó con visitas de varios obreros y secretarios generales de gremios a las clases para responder inquietudes de los alumnos, y otros desde sus domicilios particulares aportaron sus experiencias personales laborales. Además se realizaron visitas guiadas para conocer el escenario histórico de los grandes centros industriales que en su momento existieron en Barranqueras, Vilelas, que hoy se encuentran abandonados esperando ser rescatados, de los alrededores de Resistencia ( por citar La Fabril) y de Puerto Tirol
Consideraciones finales
Los datos investigados y comentados permitieron llegar a una serie de conclusiones para la Historiografía del Movimiento obrero en el Chaco durante la primera presidencia de Perón (1946-1952) detalladas a continuación:
. El estudio de los procesos históricos contemporáneos apunta a la comprensión e interpretación de la realidad social y económica, a la profundización de experiencias políticas y al análisis de la dinámica cultural de las diferentes sociedades. Procura la búsqueda de conexiones y articulaciones entre los diversos campos que permiten la reconstrucción de la totalidad y complejidad del fenómeno histórico porque existen interacciones e influencias distintas.
. En la actualidad, las diversas corrientes historiográficas permiten el estudio de la realidad histórica de diferentes maneras, sin que esto signifique que una es mejor que otra, corroborando la idea que no hay una historia sino muchas, como métodos de estudio.
. Los hechos de estudio del pasado se escriben en el presente, por lo tanto la historia es un ejercicio de la memoria del pasado a partir de problemas, interrogantes, preocupaciones y normas que los historiadores lo realizan desde el presente a través de distintas metodologías. No es lo mismo estudiar procesos que ya lo damos por concluidos, de aquellos otros que consideramos aún en pleno desarrollo y del cual somos partícipes y sobre el cual podemos tener una hipótesis, pero que en rigor desconocemos.
. Con aquellos acontecimientos y procesos ocurridos en períodos relativamente cercanos donde lo escrito es casi inexistente, como el caso de estudio de la investigación sobre la Historiografía del Movimiento Obrero durante el primer gobierno de Perón en el Chaco, se debió recurrir a las técnicas de la Historia oral y a la memoria de los protagonistas, constituyendo una herramienta útil que abrió posibilidades de estudio sobre un aspecto de la realidad social y laboral poco conocida.
. La Historia oral ligada a la memoria permitió un abordaje distinto en la comunicación como acto y como uso. La utilización de los testimonios orales como instrumento de acción, de expresión y argumentación efectiva de aquellos que “nunca pasan a la historia”, favoreció una actitud crítica, reflexiva y respetuosa a partir de la problemática de la investigación, permitiendo que las “vivencias” de los protagonistas se traduzcan en información y conocimiento del tema estudiado, a través de las entrevistas.
. En las entrevistas se construyó una estrategia que permitió valorar una metodología de la Historia oral en sus aspectos expresivos y representacionales del intercambio plural de ideas para la elaboración del conocimiento como fuente de aprendizaje y flexibilidad hacia el pensamiento y producciones ajenas, como también para revisar propios puntos de vista con una actitud crítica y reflexiva.
. Es importante señalar que no sabemos todas las respuestas del presente y que el proceso de descubrirlas, cualquiera fuere su metodología no es sencillo. Buena parte de la información de la gente “de todas las clases sociales de hoy”, es de hecho, tan desconocido y poco documentado como gran parte de la gente corriente del pasado.
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Fuentes Inéditas
Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Policía, Memoria, labor realizada por la Policía (1937-1938).
Publicaciones periódicas
Diario El Territorio.
Diario Norte.
Revista Chaco, Formosa y Misiones.
HISTORIOGRAFÍA ARGENTINA
PROF. LIC. DEIDAMIA FRANCO NUDELMAN
DE MAÑAK
2003
Presentación
El objetivo de la disciplina histórica es estudiar las acciones de los hombres a través del tiempo. Sin embargo, cuando se enfoca el pasado no resulta pertinente emplear un término tan general como “los hombres”. Por esta razón, los historiadores identifican a los actores y sujetos específicos de cada período y de cada lugar. En sus escritos, algunos prefieren considerar a los actores individuales, obviamente los más representativos e importantes, y otros privilegian a los actores colectivos.
Los relatos históricos protagonizados por sujetos colectivos se refieren a acciones llevadas a cabo por grupos que son numerosos como conjunto de personas con una identidad común puedan ser registrados: las clases sociales, los reinos, habitantes de un poblado, grupos étnicos, grupos de interés, movimientos sociales (de obreros, nacionalistas, pacifistas, etc.)
Con respecto a los movimientos sociales, éstos constituyen un conjunto de interacciones informal entre individuos, grupos y/o organizaciones con las autoridades políticas, élites y oponentes, habitualmente conflictivas, para demandar públicamente cambios a favor de los intereses colectivos. Articulados alrededor de un cierto sentido de identidad grupal en general, los movimientos sociales son formas de participación no institucionalizada de grupos y sectores no conformes con las instituciones vigentes que canalizan la participación, por ejemplo, partidos políticos, sindicatos.
Los distintos movimientos sociales habidos desde las revoluciones burguesas, pueden equipararse a una historia de los mismos, que constituyen en cada una de las etapas de la civilización sus propias identidades colectivas con diversos objetivos y fines de acuerdo a las circunstancias y períodos vividos articulándose en momentos de crisis o agotamiento de los patrones tradicionales de representación.
Centrándonos en las características de los movimientos sociales de la modernidad referidos a la historiografía del movimiento obrero, han sido fruto de la Revolución Industrial como reacción de los trabajadores a la dominación y explotación por parte del patrón, oponiéndose al capitalismo que suprimió las corporaciones artesanales y la legislación paternalista de los antiguos regímenes. Los obreros se organizaron para luchar por sus derechos sociales, políticos y económicos, recurriendo para ello a formas “ ilegales” y no institucionalizadas, como la protesta y la huelga, aunque más tarde sería reconocida. De esta forma, los trabajadores fueron construyendo una conciencia colectiva e identidad que los distinguió como ser colectivo.
Pero esa construcción no es un proceso lineal ni carente de obstáculos. Al contrario, en momentos de crisis, este sujeto irrumpe en forma protagónica en la vida pública y muestra rasgos ignorados que se creían inexistentes.
Este trabajo que forma parte del Seminario de Historiografía Argentina del Doctorado en Historia de la Facultad de Humanidades de la U.N.N.E dictado por los Doctores Pablo Buchbinder y María Silvia L. de Rosciani, tiene como objetivo el análisis del significado de las luchas obreras que serían más tarde reconocidas como la “etapa de la resistencia peronista entre 1955-1958,” resaltando el significado que tuvo para los trabajadores.
La cuestión de la construcción del poder de los trabajadores desde sus lugares de trabajo es tan antigua como el sistema capitalista. A partir de la legalización de las organizaciones sindicales, la historia del movimiento obrero va a contener siempre la tensión entre autonomía y legalidad sindical. Las primeras organizaciones obreras en la Argentina y en el resto del mundo, fueron autónomas, ilegales y clandestinas, logrando mucho después el reconocimiento de la legalidad sindical que presenta una doble cara. Por un lado es una conquista que permite masificar los reclamos gremiales y por otra parte es producto de una negociación con el estado y las patronales sujeta a obligaciones que se deben respetar.
No obstante ello, en la conciencia de las nuevas generaciones que han ingresado al mundo del trabajo en las últimas dos décadas, puede desarrollarse la idea de que la lucha por sus derechos se agotan en los marcos sindicales. O que no hay posibilidad de lucha obrera al margen del sindicato.
Si hacemos un poco de historia, después de 1955 cuando los sindicatos son intervenidos después de la Revolución Libertadora, los trabajadores van a resistir organizando huelgas por empresas, por gremio e incluso huelgas generales. Las formas legales (la comisión interna, el sindicato) van a ser complementadas por nuevas formas sujetas exclusivamente a la decisión y el aval de los trabajadores como son las comisiones de lucha y las comisiones de reclamo. Ambas comisiones no tienen amparo legal. La primera es clandestina y sus miembros son quienes se reconocen como los más capacitados para dirigir políticamente el conflicto. La segunda es pública y por su composición se trata de trabajadores que es muy difícil de despedir o hacer detener por la empresa como son operarios antiguos, muy calificados o muy representativos.
En ese momento histórico entre 1955-1958, estas formas organizativas no sujetas a la legalidad imperante sino a la decisión autónoma de los trabajadores y la lucha de las bases que fue creciendo en su seguridad y confianza en sí mismos, es lo que caracterizó la llamada “Resistencia peronista”.
El movimiento obrero vuelve a sus reductos inexpugnables, las fábricas. Desde allí comenzará la lucha por la recuperación de sus sindicatos y la central obrera.
Para los fines de análisis de este estudio realizado, las fuentes que se utilizaron fueron predominantemente escritas especificadas en la bibliografía. También se buscó insertar el tema en la más amplia acepción de la historia social, entendida como la historia de las formas, de las circunstancias, de las unidades específicas, de la gente concreta, de sus luchas, requiriendo un enfoque integrador en donde la múltiples manifestaciones de la vida de los trabajadores no pudieron separarse de otros aspectos sin riesgo de caer en una trivialización. La realidad social concebida como totalizadora se caracteriza por ser compleja por los distintos campos específicos de estudio que posee, y coherente porque dentro de los distintos aspectos de la realidad, existen interacciones, articulaciones e influencias diversas que permiten la reconstrucción de la totalidad del fenómeno histórico estudiado. Si se rechaza la diversidad se está rechazando la condición humana.
En relación a los testimonios orales utilizados fueron de gran utilidad como una herramienta auxiliar de gran valor para la historia social, con la previsión de que, la mayor parte de la historia oral de hoy consiste en recuerdos personales que son muchas veces poco fiables de preservar hechos, puesto que, la memoria es menos un mecanismo de registro, que un mecanismo selectivo, y la selección dentro de los límites cambia constantemente.
Por lo tanto, el estudio consistió en comparar y contrastar fuentes para construir una narrativa, de la cual se pueda desprender un análisis para situarlo dentro de debates históricos con la historiografía vigente.
EL ESPÍRITU DE LA RESISTENCIA DE LOS TRABAJADORES DEL ‘55 AL ’58
“...por usted lo hemos hecho, porque usted es el hombre que nos dio libertad y nos hizo respetar.”
Dijo Aníbal Villaflor, a Perón cuando formó parte de la comisión que lo visitó en el Hospital Militar el 17/10/45 cuando ya había sido declarada la huelga general.
“La historia universal es el progreso en la conciencia de la libertad”
G. Hegel
En vez de intentar en este trabajo una descripción de la situación histórica general de período estudiado (1955-1958), simplemente resaltaremos algunos aspectos de cierta importancia y nuestro parecer al respecto.
La política laboral de esa época tuvo matices que condicionaron el accionar de los trabajadores. Para comentarlo sucintamente, recurrimos a una clasificación de Daniel James que menciona H.Camarero en un artículo titulado: “Una reconstrucción historiográfica: la clase trabajadora argentina 1955-1958”, donde se describen los tres intentos de racionalización industrial según el historiador británico: plan quinquenal, la revolución militar y el desarrollismo.
El primero ocurrió hacia fines de la administración peronista y su objetivo, según este investigador, era lograr una reorientación de la producción desde los artículos de consumo hacia los productos intermedios y los bienes de capital, al mismo tiempo que renovar el equipamiento industrial vigente. Esto se esperaba lograr con inversiones extranjeras, los ingresos de las exportaciones y con una mayor productividad de la mano de obra, buscando un equilibrio de fuerzas entre los trabajadores y empresarios. Este proyecto tuvo exiguos logros debido a la resistencia obrera y a los límites que el gobierno tuvo para impulsarlo.
El segundo intento de racionalización que tampoco se logró fue con la Revolución Libertadora que empleó la fuerza estatal y patronal para debilitar al sindicalismo y a las comisiones internas. El fracaso estuvo dado en que el gobierno estuvo más pendiente de los reclamos de la oligarquía rural que de los empresarios y la resistencia que presentó el proletariado desde 1956 en la aparición de una red semiclandestina de comisiones interna encabezadas por nuevos activistas sindicales que pugnaban por la defensa de los gremios y las condiciones de trabajo y que serían la base material de lo que se dio en llamar Resistencia Peronista.
Finalmente, el tercer intento, el desarrollista, fue para este autor el más sistemático y el que logró su propósito, con la introducción de pautas para facilitar el uso eficiente de la nueva maquinaria importada y la intensificación del rendimiento en la fábrica, debilitando el poder de las comisiones de delegados.(1)
En relación al período de estudio seleccionado en este trabajo (1955-1958), delimita un espacio histórico que privilegia la discontinuidad dada por la aceleración y desaceleración de las luchas sociales con su resultado, y la diferenciación de distintas facetas de la experiencia obrera que ocurrieron después de la caída de Perón.
Según los antiperonistas la resistencia peronista había sido simplemente un mito y para la izquierda peronista fue la antesala de la violencia de la década del 1970. (2)
Hobsbawn señala al respecto en su libro “Años Interesantes” (Critica, 2003) que (…) “las presiones políticas que sufre la historia (…) a manos de los grupos de identidad (…) son en la actualidad más fuertes que nunca y la sociedad mediática moderna ha dado al pasado una preeminencia y un potencial mercantil sin precedentes. La historia está siendo revisada o inventada hoy más que nunca por personas que no desean conocer el verdadero pasado, sino sólo aquel que se acomoda a sus objetivos. La actual es la gran era de la mitología histórica (…).”(3)
La mayor parte de los escritos que antes de 1990 abordaron el período 55-58 lo consideraron como el preludio de ciclos de mayor duración y no en su propia especificidad y nos hace preguntarnos ¿porqué la historia no estaba contribuyendo consistentemente a comprender el significado del fenómeno político que signó el inicio del post-peronismo en 1955, o mejor dicho, del inicio de la proscripción del peronismo?
Según María Cecilia Cangiano en un trabajo publicado “ Pensando a los trabajadores”, comenta que faltan investigaciones históricas por los condicionamientos de la inestabilidad política y académica, además del prejuicio de no considerar los acontecimientos recientes como parte de la historia.(4) Pero, como lo ha remarcado E. Hobsbawn en Años interesantes , sobre el conflicto que dividía la profesión de la historia y el desarrollo de dicha actividad desde la década de 1890 a los años 70 del siglo XX. (…) “Se trataba de una batalla entre el supuesto convencional de que ‘la historia es la política del pasado’ tanto en el seno de las naciones-estado como en sus relaciones entre ellas, y una historia de las estructuras y cambios de las sociedades y culturas, entre la historia como narración y la historia como análisis y síntesis, entre aquellos que consideraban imposible generalizar sobre los asuntos del hombre en el pasado y los que eran de la opinión de que ese punto era esencial.”(5)
Si lo enfocamos desde el punto de vista de la historiografía del movimiento obrero en la Argentina, la historia obrera se ha escrito desde una virtual simbiosis entre la investigación histórica sobre el llamado movimiento obrero y la política, en la primera mitad del siglo XX.. El resultado fue una serie de estudios de diversa calidad escritos por sociólogos, cientistas políticos, y sindicalistas, con orientaciones e ideologías diferentes, y si bien, algunos investigadores hicieron un trabajo propiamente histórico, de recopilación de fuentes, de análisis y de síntesis, casi todos estaban escritos desde una perspectiva similar. Se privilegió una historia que comprendía el estudio de los trabajadores desde la organización sindical buscando “legitimizar” la acción política.
Sin embargo, hay un panorama nuevo a fines de la década del ´50 que está vinculado con toda la renovación universitaria y con los temas de auge en aquel entonces, relacionados con la inmigración y el peronismo principalmente. Uno de los temas centrales referentes al surgimiento del peronismo es aquel que se refiere al apoyo que logra en el movimiento obrero y que lo constituye en un pilar del mismo. Este nuevo elemento que entra en la escena política no guarda aparente relación con las prácticas sindicales y políticas anteriores a 1943, por lo que en un primer momento tendió a ser interpretado como consecuencia de la aparición de nuevos elementos en el movimiento obrero, en especial los antiguos sectores no sindicalizados y los migrantes internos. Esta interpretación fue anunciada por Gino Germani (1971 y 1984) y generó fuertes controversias que sus discípulos cuestionaron en la década del 70. La primera crítica fue llevada a cabo por M. Murmis y J.C. Portantiero que sostienen que los obreros tradicionales jugaron un papel importante en la formación de peronismo, mientras que otros autores intentaron otro tipo de explicación del fenómeno, dando origen a las teorias de los rupturistas y reformistas. (6) No obstante ello, los trabajos siguen centrándose en aquellos problemas relacionados con la dirigencia sindical y el gobierno. No existe todavía, un análisis visto desde la propia experiencia cotidiana de los trabajadores que plantearon E. Hobsbauwm y E.P. Thompson en las universidades de Gran Bretaña y Estados Unidos.
En 1990 se conoció un estudio sobre los trabajadores, los militantes y los líderes sindicales con el libro de Daniel James, “Resistencia e integración”. La clase obrera y el peronismo (1945 – 1976)”, y significó un viraje en el estudio del movimiento obrero, puesto que, en contraposición con la historiografía obrera marxista que interpretaba el comportamiento obrero a partir de las condiciones de producción y sobre el “deber ser” de la conciencia de clase, James lo entiende como el resultado de sus experiencias laborales, sindicales y políticas.
Teniendo en cuenta el trabajo de James, H. Camarero expresa que el autor enfocó su libro en reconstruir las prácticas, las percepciones y los discursos de los trabajadores para recrearlos como sujeto histórico colectivo. Su texto es un aporte que excede al conocimiento de un período puntual desde que se lo toma como el inicio de una nueva tradición interpretativa del pasado de la clase obrera argentina.
Por su parte, M. C. Cangiano señala sobre este trabajo que si bien incorpora aportes de la historiografía social inglesa y norteamericana, persisten con viejos parámetros: 1) ausencia del estudio de la vida cotidiana de la clase obrera; 2) mantiene la perspectiva marxista estructuralista de una única clase obrera, abstracta e inmóvil que resiste los embates del capitalismo en vez de estudiar el significado de la historicidad de las prácticas obreras y la discontinuidad de estas prácticas para desarrollar la idea de que la experiencia social es la que determina el comportamiento obrero; 3) al no adentrarse en los múltiples significados de la experiencia laboral, sindical y política no la reinstala como el “porqué” del comportamiento (restaurar la “experiencia” misma).
James hizo un cuadro del comportamiento de la militancia peronista, el liderazgo sindical y los trabajadores reconstruyendo el discurso obrero a partir de los panfletos producidos por las organizaciones clandestinas obreras.
Los panfletos sugieren que si bien los trabajadores se resistieron a perder los beneficios recibidos del peronismo, no construyeron un discurso alternativo revolucionario durante el proceso de la “resistencia”. La represión sindical y política generaron ciertos elementos contradiscursivos respecto a la doctrina peronista en lo que se refiere a su legado obrerista, Sin embargo, los obreros permanecieron como “estructuras de sentimiento” sin desarrollar una ideología clasista.(7)
Confirmando lo anterior, el testimonio oral de Raimundo Villaflor, delegado gremial de una pequeña fábrica metalúrgica de esa época, recogido por Rodolfo Walsh en 1966 y publicado en el Semanario de la CGTA recuerda que cuando tenía 21 años se insertó en la lucha obrera sin motivaciones ideológicas. “ (…) era un continuo ‘yirar’ de montones de gente. No nos daban trabajo, nos perseguían, jamás podíamos hacer pie. Y algunos nos poníamos en evidencia como luchadores apenas entrábamos, eran esos berretines, esa falta de experiencia que tienen los hombres, que estaban calientes y seguían calientes nomás, no se enfriaba nunca la cosa (…)” Más tarde, en la década de 1960 Villaflor reconoce que se armó ideológicamente en sus charlas con Domingo Blajaquis. (8)
Lo de James era un cuadro global en el que se veía la falta de estudios de caso para enriquecer el conocimiento del fenómeno de la resistencia. Este tipo de estudio lo aportó Ernesto Salas con su libro “La Resistencia peronista: la toma del frígorífico Lisandro de la Torre”.
Para Salas, la resistencia se hizo a partir de las organizaciones de base, comisiones internas, cuerpos de delegados, conformadas en la experiencia fabril del gobierno peronista y a partir de los lazos y espacios generados en del día a día de los obreros.
Villaflor, habiendo sido elegido delegado general de la fábrica Baseler Limitada de Avellaneda por la intervención militar que digitaba estos nombramientos, comentó: “(...) les ‘organizé’ el taller y les hice una huelga,(...)”. (9) Su afirmación corrobora los testimonios recogidos por Salas sobre el ‘modus operandis’ de la lucha.obrera.
En su estudio Salas aporta la importancia de las redes de socialización cotidiana en la resistencia y muestra la culturización de símbolos por parte de los trabajadores para legitimar su lucha (ej., la V peronista, la palabra “gorila”, la imagen de Eva).
El frigorífico Lisandro de la Torre se ubicaba en Mataderos, un barrio donde las fábricas estaban instaladas dentro de los vecindarios; en el mismo espacio físico cohabitaban el lugar de trabajo y el hogar. Más que las calles y las plazas, las fábricas eran los puntos de referencia del lugar.
Hasta aquí, Salas hace una caracterización del fenómeno de la resistencia pero luego apoyado en la idea de que la clase obrera argentina tendría, más allá de la organización sindical peronista, una solidaridad y conciencia de clase concluye que la inestabilidad política posterior a la caída de Perón es debida en gran parte a la potencialidad de los sectores populares para impedir la constitución de un poder político estable. Así Salas cae en la irresolución de la cuestión abierta por el trabajo de James: la del sentido de la resistencia de los trabajadores.
Dice que ese sentido ya está incluido en el “deber ser” de la clase obrera por lo que no profundiza en el significado del discurso obrero a partir de la fuentes orales. Por ello no pudo ver la tensión que se desarrolla en el trabajador entre peronismo y obrerismo durante la resistencia. Estas contradicciones, que cruzan todos los aspectos de la vida obrera, terminan tapadas por la idea de identidad de clase ahistórica que continuamente “reaparece, se reproduce y resiste” al capitalismo.
El pretendido discurso innovador en la historia social de Salas queda desvirtuado por el preconcepto de que existe una noción de clase y de que obviamente esta clase obrera siempre resiste.(10)
Otro panorama es el que refleja Villaflor cuando cuenta cómo se decidió la gran huelga metalúrgica de 1956 donde se aprecia la heterogeneidad de los trabajadores: (…) En mitad del congreso se presentaron dos camiones de la policía y el ejército, con un comandante(…) el tipo se creyó que estaba en el cuartel y amenazó con corrernos a tiros y encanarnos y pelarnos(…) y ahí entraron todos. Andate carnicero, hijo de una tal por cual, y se tuvo que ir. Tenía que irse o matarnos a todos. Pero la impresión les quedó a algunos y empezaron a exponer posiciones que no eran las que habían decidido los personales(…) Entonces saltamos muchos de los talleres chicos y les dijimos que ahí no era cuestión de exponer el miedo que les había entrado, sino lo que habían decidido los personales. Se votó por la huelga general. Y peleamos manteniéndonos cuarenta y cinco días (…)”.(11)
Respecto de los testimonios orales, cuando León Trotsky dijo: “Los revolucionarios aman la época en que les tocó vivir porque es su patria en el tiempo”, nos estaba advirtiendo entre otras cosas que pueden haber testimonios teñidos por el sentimiento.
Salas no es crítico con los testimonios orales que recoge; no cuestiona desde donde lo están contando los protagonistas, en que lugar están “parados” ahora, cuando se le toma el testimonio. Si desde la nostalgia, desde el desencanto, desde el fin de la utopía, desde el reconocer que si bien se hizo lo que se tenía que hacer, se perdió y en gran parte debido a la traición de los dirigentes.
En “La historia de Doña María” Daniel James reflexiona sobre una historia oral donde cada vez más, los historiadores orales como Luisa Passerini, Ronald Grel y Alessandro Portelli nos desafían a tratar la calidad subjetiva del testimonio oral como una oportunidad única antes que un obstáculo para la objetividad histórica y el rigor empírico como lo han entendido los profesionales de anteriores generaciones.
Como los editores de “Los mitos que vivimos” afirman: “La individualidad de cada historia de vida cesa de ser un desproporcionado impedimento para la generalización y se convierte en su lugar en un vital documento de la construcción de la conciencia”. Portelli es igualmente franco. Al principio de uno de sus ensayos ofrece una concesión y una afirmación: “ Las fuentes orales usadas en este ensayo no son siempre totalmente fidedignas en los hechos. A pesar de que ello es una debilidad puede ser, de todos modos, su fortaleza: errores, invenciones y mitos nos guían a través y más allá de los hechos, hacia sus significados.”(12) En particular, los testimonios orales nos posibilitan el acercamiento a los asuntos del medio y la subjetividad en la historia.
Una vez más debemos tener cuidado de no caer en la asunción de un realismo ingenuo, de presuponer una calidad mimética en la narrativa oral como expresión de conciencia y sentimientos. Utilizar la narrativa oral para obtener acceso al dominio de la conciencia, de la experiencia de vida, es una de las cosas que se complican al atender al testimonio oral como narrativa. Si el testimonio oral es en efecto una ventana hacia la subjetividad en la historia entonces debe decirse que la vista que nos proporciona no es tan transparente sino simples reflejos de lo que fueron/son los pensamientos y sentimientos. Como mínimo la imagen es torcida, el vidrio de la ventana no está limpio.
La relación entre la narrativa personal y la historia es compleja y problemática. Las historias de vida son construcciones culturales dibujadas sobre un discurso público estructurado por convenciones de clase y género. También hacen uso de un amplio espectro de roles posibles, auto-representaciones y narraciones disponibles. Tenemos que aprender a leer estas historias y los símbolos y la lógica implícita en ellos si queremos entender su significado profundo y hacer justicia al transfondo complejo en las vidas y las experiencias históricas de aquellos que la relatan. (13)
Si enfocamos el espíritu de la resistencia de los trabajadores desde el punto de vista sociológico y psicológico se rescata que es otorgar la voz a los mandos medios, dándole la palabra al pueblo, un pueblo que cuenta su historia. Esta voz enriquece la Historia que hasta entonces se había escrito como “política del pasado”.
Pareciera que en los 90 llegó el momento de encontrar una manera menos apasionada y parcial que nos ayude a entender. Anteriormente el exceso de pasiones fue transformando esa historia en algo incomprensible si bien la pasión obró como disparadora de la acción y la solidaridad.
Los textos publicados admiten que hay algo para recordar pero, qué pasa con esta serie de preguntas: ¿valió la pena, ¿era maravilloso o era insoportable, ¿o lo valioso duró apenas un poco, ¿cuánto tiempo van a añorarlo sin pensar en el costo que hubo que pagar por ese poco de gloria ?
Las primeras preguntas pueden parecer una interrogación retórica pero la última acota el tema de la nostalgia. ¿ Vale la pena hacer este ejercicio de la memoria ?
Creemos que sí, porque la memoria es una estratega. Tiene su economía de recuerdos y olvidos, incertidumbres y certezas. Conlleva también una inquietud: a partir de los interrogantes posibles desde el presente podemos significar los contornos del pasado y volver más visibles las siluetas.
El testimonio de Villaflor recogido por Walsh puede ser revalorizado a partir de la bibliografía de los 90 mientras que antes era dejado de lado por prejuicio hacia el medio en que fue publicado originalmente y por ser Walsh quién fue.
Es cierto que había parcialidad en el análisis de Walsh (las empresas debían hacer beneficencia en vez de utilidades) pero los testimonios que toma permiten saber cómo se hizo la resistencia, que pensaban los resistentes, la heterogeneidad que tuvo, la relativa politización del inicio.
El prejuicio por la fuente no debe impedirnos entender lo que se hace verdadero en el contexto actual.
La pregunta del porqué recuperar la memoria de un tiempo pasado parece imposible de responder sin dar lugar a otra que interpela sobre el cómo hacerlo. Hay dos ejes enfrentados que elaboran sendas teorías acerca de cómo se recupera la memoria: desde la subjetividad de sus actores o plantándose en una reconstrucción que debe anclar en la actualidad.
Por más que se quiera volver atrás sobre los hechos tal como fueron, el momento de ejercitación de la memoria deja sus huellas. Más o menos pero siempre las deja.
Dice Michel Foucault en “El orden del discurso” (Tusquets, 1981) que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y terrible materialidad. Se sabe que no se tiene derecho a decirlo todo, que no se puede hablar de todo en cualquier circunstancia, que cualquiera, en fin, no puede hablar de cualquier cosa. (14)
El dispositivo de prohibiciones que condiciona el discurso sobre la resistencia en el 55-58 aún hoy, quizás pueda fisurarse preguntándonos por la solidaridad y la justicia. Este interrogante podría devolverle al pasado su significación y sostener, recién a partir de los noventa, la voluntad de explicarlo.
En el ejercicio de la memoria algunas interdicciones ejercen su coacción y ensucian, como manchas de origen, la narración de una historia sobre cuyo significado se pretende debatir. Pero por detrás, la palabra prohibida asoma su poder: la legitimidad de la resistencia como opción política en el 55-58 y la racionalidad histórica que tuvo para sus miembros el intento de preservar una sociedad que consideraban más justa.
¿Qué percibían estos trabajadores como una sociedad más justa?
En un artículo de Lila Caimari publicado en el diario “Clarín” del 14/12/02 – “Los consensos de la Historia,” menciona que Gino Germani localizó los elementos que posibilitaron el éxito del peronismo en la década de 1930: la industrialización acelerada había generado una nutrida inmigración rural, políticamente inmadura y “disponible”. Se trataría entonces de masas populares atraídas más por la vida urbana que por el trabajo industrial, sin conciencia de clase y ansiosos de movilidad social individual. Se presentan entonces con las siguientes características: a) predominio de un sistema de valores orientados hacia la búsqueda individual de ventajas económicas, b) sentimiento de pertenencia a un grupo primario, en lugar de solidaridad de clase conducida por principios ideológicos, y c) conciencia social en términos de pobres y no de clase.
La nueva clase obrera – por oposición a los políticamente experimentados obreros tradicionales, socialistas y comunistas – era la que había respondido a Perón.
En “Los años peronistas” de Juan C. Torre y Elisa Pastoriza, con el texto “La democratización del bienestar” se ilustra que una vez establecido el vínculo entre Perón y sus seguidores le siguió un período de prosperidad sin precedentes que fluyó como nunca antes en la pirámide social urbana. Acceso inédito a la salud y educación públicas, la primera vivienda propia para muchos gracias al crédito barato, mayor margen, en tiempo y recursos para la recreación. Los datos sobre la mejora en la calidad de vida de las mayorías son abrumadores.
Este bienestar material es más precisamente historizable que el sentido que le atribuyeron los actores.
“(...) por usted lo hemos hecho, porque usted es el hombre que nos dio libertad y nos hizo respetar.” (15)
Dijo Aníbal Villaflor, padre de Raimundo Villaflor, a Perón cuando formó parte de la comisión que lo visitó en el Hospital Militar el 17/10/45 cuando ya había sido declarada la huelga general.
Esas palabras son la síntesis de este trabajo “El espíritu de la resistencia obrera del 55 al 58”. James habla de los dirigentes y de los trabajadores pero no del significado. Salas incluye testimonios orales en su libro pero da por sentado que la clase obrera combate al capitalismo y no busca el significado de ellos.
Los testimonios que recoge Walsh, en bruto, sin entrar en las consideraciones que hace nos dan el significado una vez que ahondamos en su análisis.
A partir de los 90 con James, Salas y otros se puede confirmar en lo escrito por ellos lo que dicen los entrevistados de Walsh en el 66 lo que amerita su reconsideración para el fin que perseguimos en este ensayo: rescatar el espíritu de la resistencia obrera, única e irrepetible por las condiciones que se dieron en ese período. Por un lado la falta de libertad por parte del gobierno militar y por otro lado el exceso de libertad por parte de los burócratas sindicales que aún no habían logrado que el poder de turno los considerara necesarios para controlar a los trabajadores. Duró lo que tardaron los negociadores en negociar.
¿Cual era el significado? No era sólo gratitud al líder sino que estaban sufriendo pérdidas materiales, caída del nivel de vida, pérdida de posibilidades para sus hijos. Era una cuestión de pérdidas: de la libertad y el respeto.
La caída del peronismo proporcionaba ciertas condiciones para que prosperara una reflexión sobre el fascismo inspirada en Fromm y leída en el nuevo contexto como la exposición de una lucha por la libertad que se había desplazado al espacio de la subjetividad.
La reconquista de una libertad interior que vendría a ser el mejor reaseguro contra un nuevo intento de racionalización del trabajo.
La orientación del pensamiento social hacia las ideas de Fromm que propuso Germani iba desde las formas y la organización más “estática” de las sociedades hacia esa dimensión subjetiva que el psicoanálisis, con las correspondientes revisiones, se mostraba capaz de investigar y revelar.
Karen Horney en “La personalidad neurótica de nuestro tiempo” propone una relación fundamental entre cultura y neurosis a través de una teoría de la angustia – concebida como el factor determinante de las neurosis – que la convertía en la expresión subjetiva de miedos engendrados en las condiciones culturales complejas y conflictivas propias de la vida moderna. Rivalidad y competencia, ideología del éxito, peripecias de la autoestima y la autoafirmación, el dar y recibir afecto, el manejo de la agresividad, etc. son conflictos básicos que se intensifican en el hacinamiento de las ciudades. (16)
Una nueva clase obrera no urbana que se enfrenta a las condiciones de vida de la ciudad, es rescatada y revalorizada por un líder logrando la afirmación individual y la autoestima que tras 12 años de idilio le es quitada por un golpe militar ¿qué respuesta dará al mismo? Querer recuperar y mantener aquello que les era sinónimo de respeto. “(…) nosotros éramos trabajadores y nos tenían que respetar. Que si los patrones querían levantar el paro, que pagaran las quincenas atrasadas, porque esa era la causa del paro. Y que además él podía gritar y darse el lujo de decir las cosas que estaba diciendo porque él no sabía lo que era el trabajo.” (17) Este testimonio oral hace referencia cuando un capitán del ejército reunió en el sindicato a patrones y obreros que estaban de paro. El paro no era político, era por el atraso en el pago. La pasión, la potencia de la juventud, lo lleva a Villaflor a gritar más que el militar. El no dejarse avasallar tiene que ver con el clima de respeto en el que creció como trabajador y que no conoció otra cosa hasta 1955.
En síntesis, entre esos años 55-58, inmediatamente después del shock que significó las pérdidas mencionadas la única reacción posible era contra el gobierno. Las mayores empleadoras eran estatales o eran reguladas por organismos estatales. Por lo tanto, los trabajadores siempre habían obtenido beneficios del Estado. No de ellos mismos.
Los pueblos inmaduros reaccionan repitiendo las cosas en vez de generar nuevas opciones. Este es el significado de la falta de modernización de los trabajadores como tarea pendiente del peronismo. Lo que sentían hasta ese momento era que el Estado les proporcionaba la autoestima y la afirmación, y a ello no iban a renunciar.
Si el derrocamiento del régimen político peronista bajo el que se había expandido y consolidado sus posiciones en el mercado del trabajo y el sistema político, hizo surgir dudas sobre cual sería el destino de los trabajadores en la nueva etapa que se abría, éstas se disiparon pronto. A partir de 1955 la respuesta de los trabajadores fue la de enfrentarse contra un poder represor. Robustecidos en número y en fuerza, las luchas que cargaron los trabajadores fueron distintas de los primeros balbuceos de resistencia del sindicalismo preindustrial puesto que ahora estaba densamente encarnados en ellos la conciencia por su supervivencia.
El movimiento obrero se adaptó a la clandestinidad y generó una camada de dirigentes intermedios que se entrenaron en la conducción de la resistencia, lo que vino por su parte, a corroborar su vitalidad y riqueza humana. La consigna seguida fue la de aprovechar cualquier resquicio en la represión para golpear al régimen y reivindicar la recuperación de sus estructuras históricas. Esta primera etapa de las luchas que se inició en 1955 culminó en 1958 cuando el gobierno de Arturo Frondizi reinstauró la libertad sindical.
Citas
(1) Camarero, Hernán .Una reconstrucción historiográfica: la clase trabajadora argentina 1955-1959. Taller Vol. N 2, nov., 1996, pp. 66-67.
(2) Cangiano, María Cecilia. Pensando a los trabajadores: la historiografía obrera contemporánea argentina, entre el dogmatismo y la innovación. En Boletín del Instituto de Historia argentina y americana Dr. Emilio Ravignani. 3 ed., N 8, 1993, p.120.
(3) Hobsbawm, Eric. Años interesantes. Una vida en el siglo XX. Barcelona, Crítica, 2003, p 273.
(4) Cangiano, M. C. Op.cit., p. 117.
(5) Hobsbawm, E. Op.cit., p. 264.
(6) Pineau, Pablo. Sindicatos, Estado y Educación técnica (1936-1968) Bs.As., Centro Editor de América Latina, 1991, pp. 46-47.
(7) . Cangiano, M. Cecilia. Op.cit., p. 120.
(8) Walsh, Rodolfo.¿ Quién mató a Rosendo? Bs. As., De la Flor, 1997, pp. 20-21.
(9) Ibid., p16.
(10) Cangiano, M. C. Op. cit., pp. 120-121.
(11) Walsh, R. Op.cit., pp. 17-18.
(13) Ibid., pp. 123-124.
(14) Sondereguer, María y Renata Rocco- Cruzzi. Miradas sobre los setenta: una polémica 20 años después. www. ayiropolis.com.ar., pp 4-7.
(15) Walsh, R. Op. cit., p. 27.
(16) Vezzetti, Hugo. Enrique Pichon Riviere y Gino Germani: el psicoanálisis y las ciencias sociales. www. elseminario.com.ar., pp5-9.
( 17) Walsh, Rodolfo. Op. cit., p 17.
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Walsh, Rodolfo. ¿ Quién mató a Rosendo?. Bs. As., De la Flor
Otras consultas:
Eichelbawm, Carlos. El cordobazo. En: Rev. Los 70. www. losetenta. org. ar..
James, Daniel. Doña Maria’s Story, Mermory, and Political Identity. www. amazon.com.
Sondereguer, María y Rocro-Cuzzi, Renata. Miradas sobre los setenta: una polémica 20 años después. www. ayiropolis. com. ar.
Vezzetti Hugo. Pichon Riviere Enrique y Gino Germani. El psicoanálisis y las ciencias sociales. www. elseminario. com.ar.
Historiografía Provincial: Gobernación de Nicolás Russo (1949-1952).
Autora: Licenciada Prof. Franco Nudelman de Mañak, Deidamia.
Introducción
Contribuyendo con nuevos conocimientos para la Historiografía provincial, la presente labor investigativa abordó el estudio de la Gobernación de Nicolás Russo en el Chaco que tiene aún poco estudio, primero como Gobernador del Territorio Nacional entre 1949-1951, y luego como Comisionado Federal desde 1951 – 1952, durante la transición política del ex –territorio para ser provincia. Es intención de este estudio ofrecer una visión clarificadora de uno de los gobernadores, quizás menos conocidos que tuvo el Chaco, y sin embargo su gestión gubernamental a favor de la provincialización fue sin lugar a dudas, lo más importante de su accionar político. La expresión, “el último que fue primero” lo revela mejor, fue el último mandatario del Territorio Nacional del Chaco, trabajó para que sea una provincia, mérito que le valió la misión de organizarlos en su calidad de primer Comisionado Federal hasta que asumieron las primeras autoridades provinciales. Por lo tanto nuestro objetivo es brindar un esbozo de su gestión de gobierno, a la par que una interpretación de sus hechos más significativos, en forma objetiva.
El Chaco, con poco más de medio siglo de autonomía política provincial iniciada el 8 de agosto de 1951 durante el gobierno de Nicolás Russo, es corta en comparación a su larga historia que se remonta a tiempos precolombinos y a su trayectoria de tierra bravía, inconquistable, agreste y pujante que desde la época hispánica hasta los tiempos recientes predominaron. Entonces, ¿qué atrajo a este mandatario venir al Territorio Nacional del Chaco en 1949? Siendo un fiel representante de la ideología peronista y consustanciado con los principios de justicia social, soberanía política y trabajo, el Chaco fue como un desafío para este descollante funcionario de la provincia de Buenos Aires que desempeñaba el cargo de Director General de Suministros, cuando lo hizo. Por sus relevantes dotes de inteligencia y contracción al trabajo, mereció ser distinguido por el gobernador de la provincia Coronel Mercante, como hombre de estimación y confianza, y lo demostró el hecho que él mismo le confirió en varias oportunidades misiones especiales de la gobernación de aquella provincia para cuyo cumplimiento se requerían de condiciones excepcionales.
Hombre de bien, y fiel intérprete de la voluntad del pueblo, Nicolás Russo en su corto paso por la administración del gobierno del Chaco, dio todo su caudal de trabajo y espíritu de dedicación a la función gubernativa que fue fructífera y de beneficios para el desenvolvimiento y progreso del territorio a pesar de la cantidad de problemas estructurales que subsistían. Su gestión política se manifestó no sólo en obras constructivas, sino también en lo humano y personal, y contribuyó a la edificación de una nueva etapa provincial.
En 1872 el presidente Sarmiento dictó el decreto de nacimiento del Territorio Nacional del Chaco, que a su hora dio paso a la organización establecida por la ley 1532 y donde se manifestaron las singularidades de cada jurisdicción territorial y las instituciones cristalizaron según modalidades locales. La provincialización se produjo siete décadas después. Este hecho histórico-institucional, adquirió una significación trascendente porque las nuevas provincias pertenecieron a una época distinta de las catorce pre-existentes que se formaron, según la expresión de Losé Luis romero durante la “era criolla”. Los nuevos estados asomaron a la vida política con una población cosmopolita, de origen aluvial, sin compromisos con el pasado colonial y en medio de una época de cambios. El Chaco fue una de ellas provincializada el 8 de agosto de 1951. Fue un momento único e irrepetible en la historia nacional y local, y estas dos etapas el fin del período territorial y el inicio de ser provincia, convergieron en la figura del gobernador Nicolás Russo. Es por ello que se buscó insertar la administración del funcionario político dentro del desarrollo histórico chaqueño, al mismo tiempo que vincularlo con el desenvolvimiento de la historia nacional.
En líneas generales la investigación describe el panorama económico, social y político del Territorio nacional del Chaco hacia fines de la década del 40, relacionándolo con las elecciones nacionales de 1946 que consagraron el triunfo peronista y que tuvieron amplias repercusiones para todo el país y en particular para el Chaco. Progreso económico y material, justicia social, conquistas laborales, el proceso de la provincialización del Chaco y las primeras medidas político-institucionales que llevaron a la sanción de la constitución provincial, caracterizaron la breve administración de Russo (1949-1951), sin olvidar su preocupación por resolver situaciones complejas y de fondo que tenía el Territorio de larga duración.
Para el estudio de la gobernación, se consultó bibliografía general de Historia Argentina Contemporánea, obras específicas de Historia del Chaco, documentación édita e inédita existente en el Archivo Histórico de la Provincia del Chaco y en el Archivo de la Municipalidad de Resistencia, publicaciones oficiales, registros, memorias, copiadores, etc. publicaciones periodísticas nacionales y locales. Sin embargo, fue muy escasa la documentación encontrada sobre la renuncia del mandatario estudiado, no encontrándose los motivos de la misma y de acuerdo a lo manifestado por la Dirección del Archivo en lo que se refiere a los Copiadores de la Secretaría del gobernador Nicolás Russo, gran parte se extravió por las continuas mudanzas que tuvo el archivo y lo que ha quedado es prácticamente ilegible.
El País y el Territorio Nacional del Chaco hacia fines de la década del 40
En el presente trabajo analizaremos primeramente el panorama político y socioeconómico del país a partir de las elecciones nacionales de 1946 que llevaron al triunfo la fórmula Perón- Quijano, por las nuevas orientaciones que le dieron las autoridades surgidas de la misma al país. En segundo lugar, las circunstancias por las que atravesó el Chaco a partir de ese momento electoral reseñando el ritmo de crecimiento que se vivía en esa época. Este progreso hacía más notorias algunas limitaciones y falencias del Estado. Sin embargo, el Chaco parecía asomarse con pujanza a la vida nacional y reclamar un sitio preponderante en ella.
Las elecciones del 24 de febrero de 1946 permitieron el surgimiento de una nueva fuerza política que dominaría el país mayoritariamente. Nos estamos refiriendo al peronismo que ejerció un notable papel transformador en la vida nacional y con él, una nueva clase obrera con conciencia de protagonismo, emergió en el escenario político después de un largo proceso de injusticias y explotación laboral. Los trabajadores reclamaron su cuota de participación, no sólo a nivel de reivindicaciones propias, sino también en las decisiones políticas gubernamentales. En 1946, Perón inició el camino que para muchos, se convertiría en una era de oro y de avance hacia el sueño de una nueva Argentina, justa, libre y soberana. Justicia social e independencia económica fueron sus temas constantes. En buena parte, esto fue consecuencia de la repercusión de la segunda guerra en nuestro país donde las economías europeas concentradas en las necesidades bélicas interrumpían el suministro de manufacturas industriales al exterior, y de esta manera crecían las exportaciones argentinas como de otros países latinoamericanos. Se acentuó en la Argentina el proceso de sustitución de importaciones por exportaciones más diversificadas, intensificando un dinamismo en la economía que toda la población disfrutó. La acción del gobierno constitucional surgido con Perón, se apoyó en esa coyuntura favorable y en efecto no pereció desencaminado asociar una sensación de bienestar y optimismo en aquellos años finales de la década del 40. La plena ocupación, el intenso consumo, la demanda permanente de mano de obra para la industrialización de manufacturas livianas, el otorgamiento de créditos, la elevación del nivel de vida, el plan regulador de obras públicas y viviendas, la nacionalización de los servicios públicos, la política del empleo público, las conquistas laborales y dignificación de los trabajadores, etc. fueron características de este marco de euforia y bienestar.
Pero esta política, si bien estaba justificada por el pensamiento económico del mundo de la posguerra y satisfacía los sentimientos del pueblo argentino, fue devorando las reservas de divisas acumuladas durante la guerra, y la reposición del material que requerían esos servicios, la incorporación de nuevos equipos, y los errores o inexperiencias cometidos por la administración del Estado, abrieron una gran brecha que en 1950 se tradujo en una cesación de pagos del país con el extranjero. Ya hacia fines de 1948, se sumaron una serie de circunstancias externas que acentuaron el proceso inflacionario de más adelante. Fueron el Plan Marshall y al poco tiempo la inconvertibilidad de la libra esterlina decretado por Gran Bretaña. Además, factores internos en el país dado por largas sequías complicaron el panorama del campo y redujeron al mínimo las exportaciones. La crisis sobrevino en 1952 y ese año fue clave para determinar, el fin de una etapa de la euforia económica, de estabilidad política, y del control del proceso por parte de sus líderes, por otra en que se advirtieron signos de desajuste y agudización de conflictos, pese a la adhesión popular que no cedió. En ese año también convergieron otros hechos, que fueron la reelección de Perón y la muerte de Evita. En consecuencia, a pesar de las medidas tomadas para frenar la crisis económica que no alcanzó a detenerla, los ataques al orden moral y a la tradicional escala de valores, los métodos represivos, ideológicos y demagógicos que utilizó Perón no cumplieron su función de estabilizar el gobierno, sino por el contrario contribuyeron a debilitarlo hasta derrocarlo en 1955.
En lo que respecta al Territorio nacional del Chaco después de las elecciones nacionales de 1946 con el triunfo de Perón, las autoridades territoriales fueron el Dr. Antenor Farías entre 1946 y 1949 nativo del Chaco, y Nicolás Russo de la Provincia de Buenos Aires desde 1949 a 1952. La gestión de ambos coincidió con el primer gobierno peronista, recibieron subsidios económicos correspondiente al Primer Plan Quinquenal y se concretizaron las esperanzas de la provincialización del Chaco. Con el gobernador Russo se cerró la década del 40 y la etapa territorial, iniciándose una nueva de autonomía institucional. Su gobierno coincidió a nivel nacional con los primeros años del fin de la euforia y comienzos de la inflación.
En general para fines de 1940, el eje de la vida política chaqueña, continuaba siendo la ley 1532 sancionada en 1884. La misma fijaba los límites de los territorios nacionales y establecía su organización político institucional con un gobernador elegido por el Ejecutivo Nacional con el acuerdo del Senado que duraba tres años y podía ser reelegido. Entre otros artículos se determinaba la cantidad de habitantes para su provincialización, a partir de los 60.000 que no se tuvieron en cuenta para el Chaco. Para 1947 el territorio superaba holgadamente esa cifra con 430.555 habitantes y los diversos proyectos para ser jurisdicción provincial que se venían presentando desde 1922, no se cumplían por diversas circunstancias.
En lo que respecta al crecimiento demográfico del territorio, según Osuna Lilia en “El Chaco y su población”, a partir de 1940 experimentó un extraordinario crecimiento como se venía dando desde la década de 1930, llegando con el censo de 1947 a la cifra mencionada anteriormente. Ello ocurrió en gran medida por el resultado de la inmigración interna y externa y por las perspectivas abiertas de la economía, con el auge algodonero y la actividad industrial que requerían abundante mano de obra. En suma, si bien la explotación forestal fue el acicate principal de la expansión pionera en sus comienzos dando origen a una primera colonización de lugares, la agricultura basada casi exclusivamente en el algodón fue la actividad que consolidó definitivamente la organización espacial del territorio chaqueño y definió la marcha económico-social y demográfica de etapas subsiguientes. Hacia fines de la década del 40, más precisamente en 1949 el Chaco contaba con 445.779 habitantes y hasta que terminó su mandato en 1952 Nicolás Russo, su crecimiento aumentó a 470.286 habitantes. Sin lugar a dudas, son los procesos económicos los que mayor efecto producen sobre los aspectos cuantitativos y cualitativos de la población. Ambas actividades, la expansión económica por un lado y el crecimiento demográfico por el otro, siguieron una evolución paralela de desarrollo durante un período bastante largo que llegó hasta la década del 50 en el Chaco.
Es interesante destacar en relación a las primeras manifestaciones económicas del Territorio Nacional chaqueño el trabajo en los obrajes asentados en la ribera fluvial. Más tarde sus tierras agregaron la agricultura y ganadería que fueron y siguen siendo los pilares de una economía primordialmente agropecuaria y forestal. En cuanto a las principales actividades económicas territoriales, las podemos dividir en tres períodos abarcando el desarrollo, el estancamiento, y la crisis. El desarrollo coincidió con la explosión demográfica producido por el auge algodonero, la culminación del proceso del tanino, la iniciación de las obras viales y la evolución de los servicios entre 1920-1950. El estancamiento se tradujo en una meseta que no escapó ninguna actividad económica entre mediados de 1950 hasta 1970 y la crisis fue más reciente. El gobierno de Nicolás Russo se ubicó en los finales de la primera etapa. El comercio y las industrias también alcanzaron un interesante desarrollo. No nos debemos olvidar que uno de los factores que más contribuyó al desarrollo económico fueron las comunicaciones. Estas mejoraron y acrecentaron sus servicios a través de los distintos medios de transportes fluvial y terrestre.
El gobierno de Nicolás Russo en el Territorio Nacional del Chaco (1949-1951)
Como se mencionó anteriormente, el primer gobierno que correspondió a la Presidencia de Perón (1946-1959) significó para el Chaco cambios importantes. Después del gobierno del Dr. Antenor Farías, le sucede Nicolás Russo desde 1949 a 1952. Durante su gestión administrativa, lo más trascendente fue la sanción de la Ley de provincialización del Chaco y la elección de los convencionales constituyentes para cumplir con el cometido de redactar la primera Constitución Provincial. Al margen de la cuestión política, su gobierno siguió contando con el apoyo financiero del Gobierno Nacional para las obras públicas que venía demandando el territorio. Las continuas transformaciones económicas, sociales y laborales que se registraban desde mediados de la década del 40, seguían dándose categóricamente.
Antes de abocarnos específicamente de su gobierno, conviene recordar cómo estaba el ambiente político antes de la llegada de Nicolás Russo. Hacia fines de la década del 40 ningún Territorio Nacional logró iniciarse en la práctica democrática a través de algunas de sus tres alternativas de autonomía política, creación de legislaturas, y representación parlamentaria. En el ámbito local, existió un tibio interés por provincializar los territorios por diversas causas. Algunas de ellas por falta de preparación política, el problema del sostenimiento económico de la nueva provincia, el temor de los funcionarios en su mayoría nacionales de perder sus cargos, los empleados públicos no deseaban ver cambiada su situación, etc. Las instituciones chaqueñas se inclinaron por la representación parlamentaria con delegados que tuvieran voz y voto en el Congreso Nacional y la elección de un gobernador nativo o residente. En un intento por materializar esto último, surgieron en el Territorio los movimientos en pro de un gobernador chaqueño. Con frecuencia hubieron manifestaciones de protesta por la mala administración y la falta de atribuciones de los gobernadores que llegaban, cuyas decisiones estaban sujetas a la aprobación del Ministerio del Interior o del Poder Ejecutivo Nacional.
Por estos motivos y otros, los vecinos del Chaco organizaban cada vez que se producía un cambio de autoridad gubernamental, listas de adhesiones pidiendo por un mandatario nativo y representativo del lugar o residente en ella desde algunos años. En septiembre de 1949 a escasos días del final del mandato del Dr. Antenor Farías y la designación de uno nuevo, los diversos movimientos políticos en defensa de los derechos territoriales del Chaco, como también las asociaciones de residentes territoriales en Buenos Aires, comenzaron a moverse y barajar distintos nombres de posibles candidatos. Entre ellos figuraban, el Teniente Coronel Ramón Ubieto, el Coronel (RE) Alberto J. Castro y el Teniente Santiago Alberto Silva. En algunas asociaciones se evidenciaban minúsculos intereses o de núcleos partidarios. Tal fue el caso por ejemplo, de Ramón Ubieto como lo demuestra una publicación del diario El Territorio del 9 de setiembre de 1949 con el título, “La verdad sobre el auspicio a determinada candidatura para gobernador del Chaco”. Opinaba el periódico que esas asociaciones ignoraban la realidad chaqueña y sólo se dedicaban a contar sucesos familiares o hechos sin trascendencia, y no tenían la representación de la comunidad chaqueña en cuestiones que a ésta le interesaba.
Tanto en el caso del Coronel (RE) Alberto J. Castro y su sucesor el Mayor Martín Carlos Martínez, las fuerzas vivas locales pidieron nuevamente por su gobierno. Si bien ello no fue acordado por el Poder Ejecutivo Nacional, se evidenció un cierto grado de consenso sobre su gestión de gobierno, cuando se produjo un retorno temporario a los interventores militares en el Chaco entre 1943 hasta 1946 donde ellos lo fueron.
En otro artículo de El Territorio con fecha del 24 de septiembre de 1949, se mencionaba la posibilidad del Dr. Antenor Farías que desempeñaba sus funciones hasta el 30 de septiembre del mismo año, que vuelva a ser designado para continuar en el cargo. Ello no ocurrió, y cuando finalizó el período de sesiones del Congreso, el Senado no prestó el acuerdo para algunos funcionarios entre los que se encontraba el Chaco. Por lo tanto, por conducto del Ministerio del Interior, se cubrieron las vacantes en forma interina con funcionarios dependientes del mismo en la mayoría de los casos. La gobernación interina de Cosme Alfonso Guillaume fue un claro ejemplo. Su nombramiento sin perjuicio del cargo que ocupaba de Jefe del Departamento de Tercera del Ministerio del Interior, fue hecho por decreto del P.E.N. el 15 de octubre de 1949. Asumió sus funciones en una sencilla ceremonia a la que asistieron funcionarios de las reparticiones y dependencias administrativas. Dado el carácter de su gobierno, procuró realizar una acción que tendió a contemplar de la mejor manera posible los intereses del pueblo chaqueño.
Mejoró dentro de lo que estuvo a su alcance, los servicios municipales y edilicios no sólo de la ciudad sino también, del interior chaqueño. Viajó por las localidades más importantes del interior con el objeto de interiorizarse sobre el terreno de las necesidades más urgentes de la población. Entre sus propósitos no estuvo remover al personal administrativo, tanto por el carácter interino de sus funciones como por considerar que esos movimientos entorpecían la mejor marcha de la administración. Reclamó en cambio, celo y eficacia en el cumplimiento de las tareas. El nuevo funcionario animado por su espíritu dinámico demostró conocer los nuevos y viejos problemas que aquejaban al territorio, se leía en El Territorio.
Nuevo Gobernador Titular del Territorio Nacional del Chaco: Nicolás Russo
El 21 de octubre de 1949 el poder Ejecutivo Nacional por intermedio del Ministerio del Interior, dispuso el nombramiento de varios gobernadores para varios territorios que incluyeron al Chaco. Las designaciones se efectuaron en comisión, hasta tanto la Cámara de a acuerdo a la legislación vigente concediera los nombramientos respectivos. Ellos recayeron en Juan Carlos Neveu para La Pampa, Ángel Cernota para Santa Cruz, Pedro San Martín para Neuquén, Emilio Berenguer para Río negro, Eduardo Reguero para Misiones, Arturo Iglesias para Formosa y Nicolás Russo para el Chaco. Por lo respecta a este último, su nombramiento le había sido ofrecido un mes atrás por el Gobierno Nacional.
En lo que se refiere a sus antecedentes personales, Nicolás José Francisco Domingo Russo era hijo de Antonio Russo y de Teresa Belardo. Había nacido en Lincoln Pcia. de Buenos Aires el 10 de marzo de 1904 y provenía de una familia numerosa compuesta de ocho hermanos. Contrajo matrimonio con Emma Inés Peyla de Russo. Tuvo una trayectoria administrativa brillante de más de quince años de servicios en el gobierno de Buenos Aires. Desempeñó diversos e importantes cargos públicos y en diversas oportunidades cumplió con misiones especiales encomendadas por el gobierno bonaerense del Coronel Domingo A. Mercante. Cuando fue designado gobernador para el Territorio Nacional del Chaco, desempeñaba las funciones de Director General de Suministros de la provincia más grande del país.
Por decreto nacional Nº 29.453 del 23 de noviembre de 1949, el Presidente de la Nación Juan Domingo Perón, designó Gobernador del Territorio Nacional del Chaco a Nicolás J. Russo. Después de concluida la ceremonia de posesión del cargo, el flamante gobernador titular del Chaco, declaró a la prensa “… poner todo mi esfuerzo y entusiasmo en beneficio del Chaco… y aprovechar mi experiencia recogida para aplicarlo al mejor desenvolvimiento progresista, animado con fines patrióticos al que me he ajustado siempre en mi labor, porque entiendo que en cualquier parte del país donde se desempeñan funciones públicas, ese ha de ser el principio que encamine la acción a desarrollar.”
Uno de los pasos previos del nuevo gobernador antes de su llegada al Chaco, fue el de elegir sus principales colaboradores inmediatos que vinieron junto a él de la provincia de Buenos Aires. El caso del Jefe de Policía, Sr. Carlos Zapiola Jiménez, digno y antiguo funcionario de la Policía Bonaerense que dados sus méritos gozaba de plena confianza del Gobernador Russo. Como Secretario de la Gobernación del Territorio del Chaco, el Sr. Juan Carlos Bertone y el Sr. Mario Pereyra como Secretario Privado. Con respecto a otros colaboradores, empleados para la administración y comisionados municipales, fue su propósito obtener la cooperación de personas radicadas en el Chaco o de aquellas que ya venían ejerciendo los cargos. Esta decisión despejó rumores y temores de que serían desplazados de la función pública los empleados y funcionarios.
Diversas reuniones mantuvieron el Gobernador Russo con sus pares de otros territorios y el Ministro del Interior Ángel Borlenghi, para cambiar opiniones sobre la gestión a cumplir por ellos. Se debían resolver los problemas más urgentes y fijar la orientación política del Gobierno Nacional en lo referente a cuestiones institucionales, fomento de la economía local, planes de obras públicas para un futuro inmediato, resolver la situación de los municipios, entre otros temas, etc.
El arribo del Gobernador Nicolás Russo al Chaco, estuvo previsto para el 20 de Diciembre de 1949 junto con el Jefe de policía, el Secretario de la Gobernación y el Secretario Privado. Viajaron también, el Dr. Basilio Serrano, Delegado especial del Ministerio del Interior que lo puso al nuevo mandatario en posesión del cargo, el Dr. Brunetti, representante del Gobernador de la Pcia de Buenos Aires y el Sr. Andrade, Delegado del Ministerio de Obras Públicas de la misma provincia La comitiva realizó el viaje desde buenos Aires por vía fluvial y llegaron a Corrientes en horas de la mañana, donde fueron recibidos por el Gobernador Interino del Chaco, Sr. Alfonso Guillaume con otra autoridades. Se trasladaron a barranquera donde el Comisionado Municipal de Resistencia, Sr Alberto Peredo, les dio la bienvenida. De inmediato el Gobernador Russo, su comitiva y los otros acompañantes, se dirigieron a Resistencia, haciéndose presentes en la sede de la gobernación alrededor de las 11:00 horas de la mañana, donde se habían congregado numerosos funcionarios, y delegaciones.
Minutos después se realizó la ceremonia de asunción al cargo de gobernador del mandatario chaqueño, del Secretario de la Gobernación y del Jefe de Policía. El gobernador, ese mismo día en un telegrama enviado al Ministerio del interior informó haber asumido el gobierno. Por la tarde, se llevó a cabo el acto central frente a la Casa de Gobierno con asistencia de numerosas autoridades y público en general. Se escucho la palabra del Delegado Regional de la CGT local, Sr Carlos Gró, del Dr. Serrano y del flamante gobernador del Chaco. En su discurso resaltó,”… las bondades del pueblo chaqueño y que a él le interesaba trabajar por el bien supremo del mismo…”
Plan de Gobierno
El Chaco, cuando asumió el Gobernador Nicolás Russo el Territorio Nacional, se presentaba ante los ojos el país como un territorio pujante con un notable progreso demográfico, económico y cultural que lo colocaba al frente de los demás territorios e inclusive por delante de algunas provincias. Se había transformado por su propia gravitación en un centro vital de la economía norteña y por eso reclamaba más atención especial de los poderes públicos centrales, para que su organización estatal respondiera a las necesidades del momento. Pero el Chaco presentaba serios problemas de infraestructura que obstaculizaban su desarrollo, falta de rutas pavimentadas, caminos intransitables en épocas de lluvias, ausencia de servicios esenciales de agua potable, energía, alud, poca modernización del puerto de Barranqueras, escasa dotación de elementos de la Policía, desordenada urbanización de Resistencia, poca construcción de escuelas, y un sin fin de inconvenientes que afectaban seriamente al territorio.
Nicolás Russo, honesto en sus intenciones y cabal conocedor de estos problemas, orientó su plan de gobierno para la solución de los mismos y hacer un gobierno de realizaciones prácticas y efectivas. Las prioridades básicas de su administración se encaminaron a trabajar por el bien del pueblo, no proyectar lo imposible y agilizar en lo posible los trámites, priorizando lo más urgente para el desenvolvimiento económico y social del territorio. Su plan de gobierno fue expuesto de manera integral, con objetivos claros y precisos siguiendo los lineamientos del gobierno nacional. Su programa de realizaciones impostergables, despertó las expectativas del pueblo chaqueño.
El cumplimiento de lo prometido se evidenció a lo largo de su gestión y con motivo de su primer aniversario de gobierno el 20 de Diciembre de 1950, en un mensaje radiotelefónico al Territorio del Chaco, entre otras cosas, el gobernador manifestó, “… cuando llegué a estas tierras comprometí disciplina, entusiasmo y lealtad… mi plan de gobierno se cumplió en la medida que las posibilidades del medio a actuar lo permitieron. Todo fue materia de estudio y análisis, llevando al Sr. Presidente y Organismos Superiores aquello que incidió directamente en el progreso del territorio…”. En su segundo aniversario de gobierno como Comisionado Federal subrayó lo siguiente, “… mi gestión está a la vista y puede ser juzgada por todos, cumplí con todo lo prometido y… en las postrimerías de mi mandato, domina en mi espíritu la tranquilidad de haber sido fiel a las directivas de Perón…”.
Autoridades de Gobierno y Dependencias Públicas
En lo que se refiere a la administración interna del Territorio Nacional del Chaco, su autoridad máxima descansaba no sólo en el Gobernador, sino también en el Secretario de Gobierno y en el Jefe de Policía. Del Gobernador Russo dependía el plantel administrativo repartido en las oficinas y dependencias públicas que atendían las múltiples tareas de competencia local y nacional. Entre sus colaboradores inmediatos figuraron, como se dijo el Secretario de la Gobernación en la figura del Sr. Carlos Bertone nombrado por Decreto Nacional Nº 32.862, el Secretario Privado representado por Mario Peryra, el Subsecretario de Fomento en la persona del Sr. Crispín Mazoni y el Asesor Letrado en Raúl A. Esteban, todos ellos nombrados por el mismo decreto nacional. El Subsecretario de la Gobernación fue el Sr. Félix Haran de acuerdo al Decreto Nacional Nº 5019 y el Contador de la Gobernación recayó en el Sr. Guillermo Codina. Por distintas circunstancias de diversa índole algunos de ellos fueron suplantados.
Las distintas oficinas que componían la administración de la Casa de Gobierno distribuidas en secciones fueron las siguientes, Secretaria Privada, Secretaria de la Gobernación, Mesa de Entrada, Estadística, Contaduría, Registros, Cartografía, Abastecimiento, Informaciones, Registro de personal, Archivo General, Registro Civil, Biblioteca, Marcas y Señales, Personal Obrero, Maestranza, Personal de Servicio. El Contador delegado de la Gobernación tenía a su cargo a su vez las siguientes oficinas de Contaduría, Comisiones de Fomento y de Pasajes, Suministros y Licitaciones. Además de las oficinas del gobierno territorial, otras reparticiones públicas nacionales asentadas en el Chaco mantuvieron servicios y con ello también cuotas importantes de poder. La administración del Gobernador Nicolás Russo, trató por todos los medios de coordinar esfuerzos con los responsables de cada una de estas oficinas, celosas de su autonomía, para el mejor desenvolvimiento de los servicios a su cargo.
Además del Gobernador, del Secretario Privado y del Jefe de Policía, otras dependencias nacionales , dependían también del Ministerio del Interior de la Nación como ser, la Municipalidad de Resistencia, Correos y Telecomunicaciones, Junta de Defensa Antiaérea, Dirección Nacional de Investigaciones, Estadísticas y Censos, Cámara de Alquileres, Comisión Territorial de Control de Abastecimiento.
Al mismo tiempo para tener una imagen más completa de la administración territorial, consideramos imprescindible agregar para una mayor comprensión de la misma, una nómina de las distintas Dependencias Públicas Nacionales y Territoriales dependientes de otros ministerios nacionales durante la gobernación de Nicolás Russo. Las mismas han sido consideradas en detalle y separadamente. En documentación consultada en el Archivo Histórico de la Provincia del Chaco del año 1950 se destacaron, las Direcciones Generales de Tierra de Resistencia y Sáenz Peña, Bosques, Sanidad Vegetal, Ganadería y Algodón y las oficinas locales del Distrito Federal Resistencia, Instituto de Sanidad vegetal, Agronomía Regional, todas ellas dependientes del Ministerio de Agricultura de la Nación.
Del Ministerio de Hacienda Nacional, los Bancos de la Nación Argentina y el Hipotecario, además de la Dirección General Impositiva, la Administración de Aduanas y Puertos de la Nación y los Tribunales de Cuentas.
E n cuanto al Ejército Argentino, el Comando 11 Destacamento Resistencia, Batallón del Regimiento 29 de Infantería de La Liguria y el Grupo de Artillería de La Liguria, dependían del Ministerio de Guerra. De Gendarmería Nacional, el Jefe de la Agrupación Corrientes y Jefe de Escuadrón las Palmas.
Bajo la jurisdicción del Ministerio de Obras Públicas, estaban Vialidad Nacional, Obras Sanitarias, Ferrocarriles y Dirección General de Puertos. Prefectura General Marítima y la Subprefectura de Barranqueras, del Ministerio de Marina.
El Consejo Nacional de Educación, las Inspecciones Zonales, las escuelas primarias y secundarias bajo la órbita del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública como los Juzgados de Paz y Letrados, y los Institutos Penales.
Del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, el Obispado de Resistencia. De la Secretaría de Trabajo y Previsión, dependían el Delegado Regional, el Instituto Nacional de Previsión Social y la Dirección Nacional del Trabajo. Este último comenzó a reconocer oficialmente sindicatos y asociaciones de trabajadores que desde 1946 contaban con la delegación de la CGT en Resistencia.
Los Delegados, YPF, Dirección de Vitivinicultura, Fábricas Nacionales de Envases Textiles, pertenecían a la Secretaría de Industria y Comercio. Los Ferrocarriles del Estado de la Secretaría de Transporte de la Nación y finalmente de la Secretaría de Salud Pública de la Nación, el Delegado, el Hospital Regional, Asistencia Pública y Administración Sanitaria.
Cabe destacar el trabajo de algunas oficinas locales territoriales, como por ejemplo la de Informaciones destacándose en la amplia difusión de las noticias locales del Gobierno territorial y nacional. La oficina de Cartografía por su tarea en la ubicación de puentes, colonias, y caminos. En ella se continuó el estudio del proyecto para el edificio de la casa de Gobierno en Resistencia durante la administración de ruso, llevada a cabo por el arquitecto Emilio Mauri.
La acción de gobierno: Obras públicas, caminos y energía
La acción de gobierno de Nicolás Russo, se exteriorizó en gestiones para continuar las obras constructivas encaradas por el Plan de Gobierno Nacional de Inversiones del Ministerio del Interior, Ley Nº 12966. Por decreto Nº7515, en acuerdo de ministros se aprobó el Plan de Obras Públicas para el Chaco, cuyo monto se elevó a casi doce millones de pesos. Las mismas se enfocaron para satisfacer las sentidas necesidades chaqueñas que aún no habían sido concretadas. El listado de las obras aprobadas y el monto de las mismas fueron las siguientes, $ 6.000.000 para acelerar la construcción del edificio de la Casa de Gobierno, $750.000 para el Depósito de Encausados de Sáenz Peña,$2.000.000 para obras de fomento en las termas de Sáenz Peña,$1.500.000 para la construcción de viviendas en el Territorio,$280.000 para los edificios de las comisarías Nº1 y 2 creándose esta última con edificio propio,$175.000 para galpones de la administración,$400.000 para la adquisición de maquinarias destinadas a servicios públicos,$200.000 para un destacamento de Policía,$80.000 para reforzar el equipo pavimentador,$60.000 para la compra del Policlínico de empleados de Policía. En su carácter de Delegado del territorio en la reunión del Consejo General Coordinador de Planes de Gobierno, el Sr Subsecretario de Fomento Lisandro Mazzoni, obtuvo financiamiento que se invirtió en los siguientes conceptos, ampliación del edificio Radioestación Central de la Policía y la continuación de algunos edificios policiales que estaban paralizados. Para agilizar muchas de las obras, se creó la Comisión administradora del Plan de Obras de la ciudad de Resistencia el 29 de agosto de 1950 y el de Pcia. Roque S. Peña el 30 de octubre del mismo año, según datos del Chaco a través de sus Memorias, Informes gubernativos y datos estadísticos. Segunda Parte. Memoria de Nicolás Russo. Año 1949-1950.
Pese a todos los esfuerzos y el empeño puesto por lograrlas, el gobierno de Nicolás Russo no pudo concretar muchos de estas obras y trabajos. Distintas entidades representativas del Territorio desarrollaron una intensa actividad en Buenos Aires para la concreción de muchas de ellas las que culminaron con las gestiones llevadas a cabo ante los organismos nacionales para la inclusión en el Segundo Plan Quinquenal. Por ejemplo, el edificio de la Municipalidad, el edificio de Correos y Telecomunicaciones, el de la Jefatura de Policía, el de la Casa de Gobierno (sobre este último se tenía aprobado ya un proyecto de edificio cuya maqueta se hizo conocer al público en la capital del Territorio). Estas obras se concluyeron más tarde durante la etapa provincial.
Por la mencionada Ley Nº 12.966 sobre financiación de obras y servicios públicos, se estableció además que el Poder Ejecutivo podría disponer independientemente de los recursos especiales que establezcan las leyes, las inversiones que considere necesario para otra obras y trabajos públicos comprendidos en el Plan Quinquenal. Dentro de las inversiones y de acuerdo a dicho plan, figuraron en materia de Correos y Telecomunicaciones, de acuerdo a lo publicado en el diario “El Territorio” las siguientes, por un monto de $95.000 para la Estación radioeléctrica del pintado,$ 600.000 para el Edificio de la sucursal Correos de Sáenz Peña, $400.000 con igual destino para la sucursal de Villa Ángela y $90.000 para la instalación de una radio eléctrica en Villa Ángela. Independientemente de ello, en virtud de la ley Nº13.011 se autorizó la inversión de 20 millones de pesos anuales durante cinco años a partir de 1947 fecha de la sanción de la ley con destino a la adquisición de terrenos, construcciones, instalaciones, y habilitación de edificios para Correos y Telecomunicaciones y ampliación de las existentes en la Capital Federal, provincias y territorios. Sobre el particular, señaló “El Territorio”… para satisfacer tan justificada y perentorias necesidades en el interior del Chaco en materia de comunicaciones, sólo es preciso materializar lo previsto por la ley…”.
Durante la gestión de gobierno de Nicolás Russo, se habilitaron servicios telefónicos en la localidad de las Garcitas y estafetas en el interior del Chaco, una de ellas en Laguna Blanca. Lo que se hizo para normalizar o reforzar los servicios postales fue según los casos, y donde aquellos acusaban mayores deficiencias para facilitar en lo posible las comunicaciones telegráficas constituyendo una mínima parte de lo solicitado durante la gestión del gobernador. Por supuesto el mal venía de lejos y es natural que a medida que el tiempo transcurrió, las poblaciones del interior del Chaco fueron adquiriendo la fisonomía y necesidades propias de centros de importancia demográfica y económica. Por lo tanto tales inconvenientes se fueron agravando hasta configurar un problema que requirió urgentes soluciones.
Caminos
La administración de Nicolás Russo demostró una constante preocupación por el mejoramiento de la red vial del Territorio, clave para el desarrollo económico. Se había creado a principios de la década del 30 la Dirección Nacional de Vialidad, y en 1936 se estableció y organizó su Distrito 18 con cabecera en Resistencia. Cabe significar es este aspecto, la estrecha colaboración con los Consorcios Camineros, Municipalidades y Comisiones de Fomento, por la preocupación en el mejoramiento y construcción de caminos y puentes.
Los principales trabajos y gestiones que se realizaron durante el gobierno del mandatario chaqueño, según se pueden constatar en el Chaco a través de sus Memorias. Segunda parte Memoria de Nicolás Russo y en la Revista Villa Ángela de Abril de 1950 las siguientes, interesó a la Superioridad la continuación de las obras de pavimentación de la Ruta 11, en el tramo comprendido entre San Justo (Santa Fé) y Clorinda en (Formosa). La casi totalidad de las obras y el terraplén en toda su extensión esperaba la capa del hormigón armado. A raíz de ello se llevó a cabo en Resistencia el 4º Congreso Pro Pavimentación Ruta 11, entre los días 10 y 11 de junio de 1950. Era bien sabida la importancia de este eje caminero para el desarrollo económico de esta región que uniría al Territorio con el resto del país. A pesar de las múltiples gestiones y adhesiones llevadas a cabo por el Gobernador Russo y también por entidades privadas, el enlace permanente mediante pavimento de la citada Ruta 11, no se concretó. El costo total de la obra se elevaba a 324 millones de pesos, de los cuales 97 millones estaban financiados, pero faltaba conseguir fondos para lo restante.
Se trabajó activamente en obras viales repartidas por todo el Territorio del Chaco, totalizando 23 de ellas y se acordaron sumas importantes de dinero por un monto aproximado de $2.000.000 para la construcción y mejoramiento de los caminos distribuidos de la siguiente forma,$1.500 para la Subcomisión Pro-Camino La Mascota a Napenay, $2.000 para el Consorcio caminero El Tragadero Nº196,$80.000 para Obras de pavimentación, $1.000 para el Consorcio caminero Gral. Vedia, $1.500 para el consorcio caminero de Pampa de Regimiento, $2.000 para el Consorcio caminero 182 de La Verde y $1.800.000 para el Destacamento de Vigilancia, Control e Información Turística y caminera. Además se hicieron obras en el tramo Machagay- Sáenz Peña de la Ruta Nº 16 y se construyó un puente sobre el Río Negro en Puerto Tirol. Se procedió a la apertura de propuestas para la construcción de un puente sobre el Río Bermejo, y se aprobó la construcción de nuevos tramos del camino Río Bermejo- Tarija-Potosí.
A pesar de haberse dado mucho dinero, en materia de caminos fue muy poco lo que se hizo. Los trabajos consistieron en el afirmado y conservación de los caminos de tierra. La pavimentación largamente esperada y prometida no se cumplió. Cabe señalar al respecto, que hasta 1960 el Chaco contó con un sólo camino pavimentado, el que unía Resistencia con Barranqueras. Todos los demás eran de tierra y en algunos casos eran caminos de huellas, en otros casos simples sendas, por cuya causa no cumplían su finalidad funcional dentro de la zona que atravesaban, ya que se encontraban intransitables en distintas épocas del año, por las lluvias y especialmente durante la cosecha de algodón. En cuanto a Resistencia y principales ciudades del interior, a pesar de que existieron planes de pavimentación que correspondía efectivizar, durante la administración de Nicolás Russo con las continuas gestiones que realizó, no se pavimentaron ni un metro más de las calles que existían.
Energía
Un problema que revistió capital importancia para el desenvolvimiento de las actividades económicas y generales del Territorio Nacional del Chaco, lo constituyeron las irregularidades en el suministro de energía eléctrica tanto en Resistencia como en el interior del Territorio. La energía eléctrica para Resistencia, Barranqueras y Vilelas era generada por la Compañía de Electricidad del Este Argentino. Mediante un sistema interconectado, la Compañía Suizo-Argentina de Electricidad S.A. proveía de energía a algunas localidades. Muchas cooperativas de electricidad, comunas o concesionarios suministraban electricidad también para el interior del Chaco. El servicio era discontinuo en sus horarios y reducido. El Gobernador Russo, interesó vivamente al Ministerio del interior de este problema, obteniendo el apoyo a su gestión con la adquisición de equipos electrógenos y de una motogeneradora, según sus Memorias.
Solucionado satisfactoriamente por un tiempo la provisión de electricidad, la situación de fondo quedó prácticamente sin variantes. El extremo desgate de maquinarias generadoras del fluido, el máximo de rendimiento exigido, fueron algunas de las razones frecuentes de los serios desperfectos que obligaban a la paralización de la energía, con el consiguiente trastorno no sólo para los particulares, sino también para los numerosos comerciantes y pequeñas industrias. El diario“El Territorio” del 5 de febrero de 1950, comentaba la seriedad del problema que venía de tiempo atrás y no era de fácil solución puesto que a la larga el ciclo de irregularidades en el suministro eléctrico se repitió.
Economía
El Gobierno de Nicolás Russo debió afrontar en sus finanzas los inconvenientes propios de una situación económica nacional que se tornó dificultosa desde 1950, por persistentes sequías, la baja de los precios internacionales de nuestros productos exportables y la disminución de las reservas. La gran cantidad de nacionalizaciones y adquisiciones oficiales con su secuela de burocratizaciones, produjo por un lado la pérdida de divisas, y por otro el aumento inflacionario. Siguiendo los lineamientos y directivas recibidas por el Gobierno Nacional, el accionar de Russo se encaminó a tomar algunas medidas para frenar estas anomalías. Algunas de ellas fueron, la contención del gasto público, eliminación de la burocracia, el apoyo a las actividades agropecuarias, entre otras. El fomento y estímulo de las actividades del agro como medios conducentes a asegurar la permanencia del productor agrario en el campo de sus actividades y de desarrollar e intensificar la explotación rural, no fueron descuidados por su gobierno. Satisfacerlos en sus necesidades laborales y asegurarle la justa y debida remuneración en su trabajo, fue además de un deber del gobierno una acción de alto interés nacional. Se los ayudó con todos los elementos imprescindibles para su trabajo. Pese a algunas dificultades que logró solucionar con un crédito, la cosecha algodonera de 1950 resultó superior a la de años anteriores.
El algodón ha sido el producto para el mercado más importante y su actividad se fue transformando en la base económica principal del Chaco. La extensión de los cultivos se desarrolló con una marcha ascendente hasta la primera mitad de la década del 50, pero existió un problema que se agudizó con el tiempo y fue la escasez de braceros para la cosecha. Para solucionar este inconveniente, una de las gestiones más importantes del Gobirno de Nicolás Russo, fue la creación de la Comisión Territorial de Braceros por Resolución del 14 de noviembre de 1950, según constan en sus Memorias. Esta Comisión tuvo a su cargo la organización de las tareas del carpido de los cultivos, el levantamiento de la cosecha del algodón, asegurar la afluencia necesaria del número de braceros, la colocación de los mismos en las zonas donde se los necesitaba, la rebaja de los pasajes, el transporte, etc.
Aunque en menor proporción que en anteriores campañas algodoneras, en la cosecha de 1950 se hizo sentir la falta del número de brazos, pese a todos los esfuerzos realizados durante el corto lapso de funcionamiento de la Comisión de braceros y del gobierno. Numerosos factores impidieron una solución integral al problema como ser, el éxodo de los trabajadores del campo motivo por la atracción de los centros industriales, las dificultades para hacer admitir a obreros desocupados de otras ramas del trabajo a su adaptación aunque sea transitoria a la cosecha algodonera, y la modalidad de los cosecheros de regular su rendimiento a las horas de labor que estimaban necesarias para cubrir sus necesidades. Como consecuencia de esta situación se alargaba el tiempo de la cosecha, con el consiguiente deterioro de la calidad del algodón por la prolongada exposición a cambios climáticos y a otros factores. Comentaba “El Territorio” del 20 de mayo de 1950,…era necesaria una intensa actividad para recuperar el tiempo perdido y permitir el éxito en la tarea de proveer a la producción algodonera el número de brazos que requiera para la recolección del cultivo… Recién durante el gobierno de Anselmo Duca se buscó solución a esta difícil situación.
En cuanto a la ganadería debió también afrontar una serie de factores adversos. Desde 1947 se advirtió una disminución del procreo. La falta de una planta procesadora de carne influía negativamente en el hacendado, que lo obligaba a vender sus animales como materia prima en otras regiones del país. Nicolás Russo intentó dar una respuesta a los reclamos de los productores en este sentido. En 1950, la Municipalidad de Resistencia adquirió el ex – Frigorífico Chaqueño, y quedó abierta una gran perspectiva para la economía chaqueña.
El 24 de octubre de 1951, se efectuó en Resistencia el tercer Congreso Económico del Norte Argentino. El Gobernador Russo le daba gran importancia a estos congresos, porque radicaba en considerar los distintos problemas que afectaban a esta región, buscar soluciones para el mayor impulso de la economía regional y mostrar el emprendimiento y dinamismo de los hombres de la región.
En relación a la estructura agraria del Territorio Nacional del Chaco, ésta se caracterizó por la existencia de explotaciones de pequeñas dimensiones ubicadas en las tierras fiscales del Centro y Oeste chaqueño, junto con grandes explotaciones privadas, en el este y el Sur, dedicados en un primer momento a la explotación forestal y luego a la ganadería. La circunstancia de que la mayoría de los productores fueron “ocupantes” de tierras fiscales, produjo los constantes reclamos a la administración nacional. Pero el traspaso de la tierra se vio trabado por el desconocimiento que tenía el Estado de su patrimonio, la falta de personal y la burocratización de los trámites. El Gobierno de Nicolás Russo pidió al Gobierno Nacional la solución de este problema, la adjudicación de tierras a sus ocupantes en condiciones favorables de acuerdo a sus necesidades y requerimientos de los pequeños productores No fue mucho lo logrado. Recién en el gobierno de Felipe Gallardo, se llevó a cabo una política de tierras.
Labor social, asistencia social y salud
De acuerdo a la información obtenida de “El Chaco a través de sus Memorias”, los aspectos sociales no fueron descuidados por el gobierno de Nicolás Russo. Se legisló con alto espíritu justicialista y conforme a los postulados del superior Gobierno de la Nación. La protección a los niños y ancianos desamparados, fue un problema de gran importancia social y humana que requirió soluciones prontas y efectivas por la precariedad de los recursos. Se reglamentó el trabajo de los menores en la vía pública, se atendió a las familias humildes y a los enfermos carentes de recursos a los que se les hizo llegar la ayuda económica necesaria. Se dieron subvenciones y subsidios al Asilo de Ancianos, Hogar de Niños, Asilo de Huérfanos y se logró en donación de la Municipalidad, Fundación Social “Eva Perón”, terrenos del parque Presidente Perón para emplazar en un futuro una escuela hogar. Fue importante la colaboración monetaria del gobierno en la inauguración de la Colonia de Vacaciones “Gral. José de San Martín”. A pesar de la gestión del gobierno territorial, era necesaria una actividad en forma más integral y no parcial por parte del Estado Nacional, por tratarse de situaciones que no admitían paliativos o ayudas transitorias, sino de soluciones completas.
En cuanto a la asistencia social y salud, el Ministerio de Salud Pública de la Nación disponía en el Territorio del Chaco de 27 establecimientos ubicados en Resistencia y en algunas localidades del interior. Las acciones se canalizaban a través de la Delegación Sanitaria con asiento en la capital del Territorio. Funcionaban también Salas de Primeros Auxilios y Asilos subsidiados por el Estado o bien sostenidos por las Comunas y las Asociaciones de Beneficencia. Algunas empresas fabriles contaban con servicios asistenciales propios para la atención de sus empleados y familiares. Las Salas de primeros Auxilios subsidiadas por la Nación, constituyeron una preocupación constante para el gobierno chaqueño por el atraso con que se recibían los aportes y que dificultaba la prestación de los servicios.
En materia de creación de nuevos servicios asistenciales, modernización y perfeccionamiento de los pocos existentes, fue notoria la deficiencia de los mismos en todo el Territorio, siendo un grave problema médico- social que se acentuó en proporción al crecimiento demográfico. Si bien, durante la gestión de Russo se concretaron algunas iniciativas como ser, mejoramiento de los servicios médicos mediante el aumento del personal y equipamiento de los servicios asistenciales, la dotación con nuevos elementos técnicos- científicos al consultorio central que lo colocaron entre los más modernos, estas no podrían llamarse medidas de fondo, sino formales, dada la complejidad del problema que venía de larga data. Los hospitales rurales y las salas de primeros auxilios del interior, habían sido ampliados desde hacía una década y no guardaban proporción con el crecimiento de las poblaciones. En el terreno de la salud, todo estaba por hacerse a pesar de la preocupación del gobierno que no logró los resultados esperados.
Estrechamente relacionado con la salud, estuvo relacionado el problema del agua potable con su notoria deficiencia en los servicios para el Territorio. En un informe presentado en 1941 por una comisión especialmente designada para realizar un estudio sobre el estado de salud de la población que no tenía servicios de agua potable, la misma arrojó los siguientes resultados, “ la fiebre tifoidea, las afecciones gastrointestinales, forman parte del contingente de enfermedades hídricas más difundidas… Esto revela un problema de triple aspecto social, económico y sanitario, y de no resolverse se agravaría aún más.” Dada la importancia que el problema de la provisión de agua representaba en el Territorio. El gobierno de Nicolás Russo apoyó toda iniciativa oficial o privada orientada a satisfacer aquella necesidad, colaborando en estudios ya realizados o aportando estudios más convenientes. Se colaboró estrechamente con Obras Sanitarias de la Nación, pero a pesar de los numerosos proyectos que existieron para llevar agua potable al interior, estos no se concretaron durante la gestión del gobernador. Algunos de estos proyectos fueron, la construcción de un acueducto que tomando las aguas del Paraná o del río Bermejo correría hacia el norte del Chaco por su zona central abasteciendo con el preciado líquido a las localidades situadas sobre su recorrido. Otro proyecto, fue el de captación de las napas del subsuelo con maquinarias modernas que permitirían horadar las capas más duras y alcanzar profundidades que resultaban inaccesibles para las perforadoras comunes. El problema del abastecimiento de agua, apenas se pudo solucionar proveyendo al interior del preciado líquido con vagones de tren que lo llevaban. Las localidades del interior se abastecían con agua almacenadas en aljibes de deficiente potabilidad, o bien mediante el acarreo del mismo. Resistencia capital del Territorio, no escapó a este problema de carencia de agua potable que se agravaba aún más en épocas de excesivo calor. La construcción de un nuevo tanque distribuidor que se había iniciado, no se concretizó por falta de maquinarias e implementos técnicos para su funcionamiento. Las ampliaciones en las instalaciones complementarias de La Toma, tampoco se efectivizaron.
Educación, Cultura y Deportes
Las primeras medidas adoptadas por el nuevo Ministro de educación de la Nación Oscar Ivanissevich a poco de asumir su cargo, revelaron el propósito de encauzar la situación educacional del país hacia una finalidad práctica para que resulte más beneficiosa a la población. Despojar a la enseñanza especialmente en su etapa primaria de todo aquello que resulte innecesario para el cumplimiento de su objetivo principal, y de instruir con espíritu pedagógico y científico desde un punto de vista práctico y efectivo. Numerosos eran los problemas de la educación como ser, falta de nuevas escuelas, edificios deteriorados, insuficiencia de maestros, bajos salarios, ausentismo escolar, analfabetismo, por citar algunos de ellos. Por lo que respecta al Chaco, estos inconvenientes se acentuaban aún más en el interior del Territorio.
Como resultado de la 1º Conferencia Nacional de Ministros de Educación, se inició en todo el territorio de la República el 6 de mayo de 1950, un censo de analfabetos para determinar su número entre los 6 y 21 años. En base a ello se desarrolló un vasto plan de acción que contempló soluciones para resolver el problema. Dos fueron los puntos básicos, proveer a las regiones alejadas de escuelas con casa habitación para los maestros para evitar el continuo movimiento del personal docente, y en el aspecto pedagógico unificar los simplificar los planes de enseñanza para el máximo aprovechamiento del valor intrínseco de la enseñanza en sus distintas etapas. En el Chaco fue creada la Comisión Territorial de Alfabetización el 22 de abril de 1950, que tuvo a su cargo el desarrollo del mismo. El 27 de mayo se llevó a cabo el censo cuyo resultado fue halagador en Resistencia. Para reforzar esta campaña, se hicieron ciclos de audiciones radiales en las que disertaron prestigiosos hombres del medio y el Gobernador Russo.
De gran trascendencia para el Territorio Nacional del Chaco fue la propuesta del gobernador, para la creación de los cursos de Contadores Públicos nacionales elevando a consideración del Sr. Ministro de Educación. Este hecho se concretó y contó con numerosas adhesiones que vinieron a colmar aspiraciones de muchos estudiosos motivados por el afán de superación. Fue este el antecedente más inmediato de la futura creación de la Facultad de Ciencias Económicas.
A pesar de los numerosos inconvenientes en materia de educación, el nivel primario aumentó considerablemente en las primeras décadas del siglo y a partir de 1940 el nivel secundario en forma más lenta. Si bien creció la infraestructura escolar, los recursos no bastaron para dotar de nuevos edificios y arreglar otros. No obstante esta situación, los esfuerzos por superarlos fueron superiores y fue el docente el protagonista esencial de este proceso. No sólo se limitó a su función del aula, sino que intervino activamente en resolver problemas de índole diversa, siendo su labor fundamental la formación de la sociedad chaqueña.
Se llevó a cabo una acción ponderable en el gobierno de Nicolás Russo a favor del mejoramiento del nivel general de la cultura, a través de recitales, conferencias, charlas, festivales, llevados a cabo gratis para la población. Entidades culturales representativas como el Ateneo del Chaco creado en 1938 y la Peña Nativa conocida así en sus primeros momentos de su creación el 8 de abril de 1945por iniciativa de un grupo de entusiastas de la música popular, recibieron importantes subvenciones y se eximieron de impuestos a los espectáculos para fomentar la cultura. En cuanto al Ateneo y posteriormente el Fogón de los Arrieros hacia 1943, significaron un verdadero salto hacia adelante en la evolución cultural no sólo de la zona, sino hacia otros lugares. Con respecto a la Peña Nativa en 1952 en una asamblea de socios decidieron darle el nombre de Peña Nativa Martín Fierro, adquiriendo personería jurídica por decreto Nº 351 el 15 de junio de 1954. La actividad desplegada por la Peña Nativa buscó no sólo el cultivo de la danza y el canto nativo, sino fomentar todas aquellas actividades de manifestaciones culturales que hicieron el acervo historiográfico del país y la región, dando una base folklórica al Chaco que constituyó en su conjunto el nexo de unión entre el pasado y el presente y aún subsiste. Fueron tradicionales los “viernes culturales” que la Peña ofrecía en Resistencia. Según recordaba el Sr. Raúl Cerrutti, uno de los presidentes de la Peña entre 1960 a 1968”… el espíritu colectivo de clara tendencia nacionalista que había llevado al justicialismo al poder, estaba latente en estas tierras, en el ánimo popular y de sus dirigentes, de allí que toda manifestación folklórica gozara de predicamento. Durante el gobierno del Dr. Farías y de Nicolás Russo, varios peronistas integraron la Comisión Directiva de la Peña.
También se subvencionaron a las bibliotecas locales. Se creó la Comisión Municipal de Cultura por Decreto Nº 77 del 26 de enero de 1950, para cultivar el acervo cultural de la ciudad, intensificar los vínculos entre las entidades culturales y auspiciar la organización de valores y actos culturales. La Banda Municipal prestó su colaboración para entidades y recitales. En este sentido, la cultura nacional de carácter popular, influyó en la formación de la sociedad chaqueña a través de tres vertientes regionales, la salteña, santiagueña y guaranítica. Las tradiciones de la patria, contaban con adictos y trabajadores, mucho de ellos maestros, que gustaban reunirse en la casa de algún amigo para escuchar música folklórica y baila, o bien en el sindicato.
Por sus características y proyecciones, la obra realizada por la Sra. Yolanda P. de Elizondo debe conceptualizarse entre las más importantes de América. Destacada en la dirección coral, en 1951 durante el gobierno de Nicolás Russo, creó la Asociación Coral Polifónica de Resistencia y el conjunto bajo su dirección sirvió de base para la constitución de un grupo coral estable. A partir de ese momento las posibilidades y aptitudes de su Directora y de su coro, encontraron un ancho campo de expresión y reconocimiento a nivel internacional.
De acuerdo a la Ley Nº 13.661, se declaró al año 1950 “Año del Libertador Gral. San Martín”, en ocasión de rememorarse el primer aniversario de su muerte. Por Decreto Nº 29195 del 21 de noviembre de 1949, se designó la Comisión Nacional de Homenaje al prócer que preparó un vasto programa que se desarrolló en todo el país. Aquí en el Territorio Nacional del Chaco, el 15 de febrero de 1950 se designó la Comisión Territorial de Homenaje al Gral. San Martín y a cuyo cargo quedó todo lo relativo a la preparación de los diversos actos. Arreglo de vidrieras, conferencias, charlas, exposiciones, conmemoraciones, fueron parte de los eventos culturales.
Relacionado con el deporte, la gestión del Gobernador Russo también lo estimuló, con la organización de distintos certámenes deportivos, competencias y campeonatos. Se creó la Dirección Municipal de Educación Física por Resolución de fecha 6 de febrero de 1950, que veló por la salud moral, espiritual y física de la población, especialmente de la niñez y juventud. Esta Dirección organizó a su vez, la Comisión de Deportes y la Comisión de Box. El estadio municipal fue reformado y puesto al servicio con clases gratuitas de gimnasia y de otros deportes. Además se organizaron todo tipo de eventos deportivos librándolos de impuestos.
Justicia
En el Territorio Nacional del Chaco, la justicia estaba en manos de los jueces letrados nombrados por el Pode Ejecutivo Nacional con el acuerdo del Senado. Atendían los asuntos relacionados en lo civil, comercial, correccional y penal. Los jueces de paz se ocupaban de las causas civiles y comerciales de menor cuantía.
Durante el Gobierno de N. Russo, existía una Cámara federal de Apelaciones del Norte, 4 Juzgados Nacionales de Primera Instancia en Resistencia y 2 en Pcia. Roque Sáenz peña. Los Juzgados de Paz estaban diseminados en 37 estructuras judiciales por todo el territorio, y si bien no eran pocos desde el punto de vista administrativo, sí lo eran teniendo en cuenta la extensión del Territorio y la falta de comunicaciones fáciles. El anterior gobernador a N. Russo, el Dr. Antenor Farías en sus Memorias señalaba “la necesidad de crear 15 que resultaban imprescindibles teniendo en cuenta, la evolución operada en las diversas actividades respectivas para su emplazamiento.”
Es indudable que en el ordenamiento jurídico de los Territorios Nacionales, la justicia de menor cuantía fue fundamental, pues en ella radicó la solución de muchos problemas cada vez más complejos por la diversidad de intereses. El accionar superó ampliamente el marco de su estricta competencia dado que, los jueces de Paz fueron no sólo Jefes de Registro Civil, sino también de estafetas, de estaciones, y hasta Presidentes de Comisiones de Fomento. A pesar del número creciente de ellos con sus inconvenientes de escaso personal, lentitud en los trámites judiciales por citar algunos ejemplos, fue alentador comprobar que los resultados fueron fructíferos, no sólo por la gama de las tareas desarrolladas, sino porque en general, los jueces de menor cuantía se identificaron con las necesidades vecinales actuando en consecuencia.
Seguridad
Como dijimos anteriormente, la administración del Chaco como en épocas anteriores descansaba no sólo en el gobernador sino también, en el Secretario de Gobierno y en el Jefe de Policía. El orden público estaba a cargo de la Jefatura de Policía, cuya fuerza se encontraba desplegada por todo el Territorio. Este cuerpo creado desde los inicios de la vida territorial, debió incrementar su actividad y ampliar considerablemente sus zonas de prevención y vigilancia.
El Gobernador N. Russo trajo consigo de la Pcia. de Buenos Aires a sus colaboradores más cercanos, siendo uno de ellos el Jefe de Policía, el Sr. Carlos Zapiola Jiménez nombrado por Decreto Nacional Nº 32.862, según el Copiador de la Gobernación Nº 190 del año 1949 en su folio 124. Prestigioso funcionario policial, recorrió toda la gama de la actividad desde simple agente hasta ir cubriendo todos los grados del escalafón. Cuando llegó al Chaco en sus primeras declaraciones a “El Territorio” del 20 de diciembre de1949 dijo, “… coincide plenamente con el gobernador, a quién lo ligan viejas relaciones de amistad, en lo que concierne a la forma en que se dirigirá en la repartición policial…agregando a renglón seguido conceptos prácticos respecto a la función de alta responsabilidad que la misma tiene en la vida de las colectividades organizadas…”.
Asumió el cargo de Jefe de Policía del Territorio Nacional del Chaco el 20 de diciembre de 1949 y continuó en sus funciones hasta junio de 1950 en la que presentó su renuncia. Supo ganarse la simpatía de muchos en su carácter de funcionario correcto y de gran capacidad en el breve plazo que ocupó la Jefatura. Quedó provisionalmente al frente de la misma el Inspector Mayor, Sr. Salustiano Enrique Menéndez. Posteriormente se hizo cargo el titular de la Policía, Don Carlos López Morales. Se caracterizó por su intención de dar a la repartición policial el sentido de cooperación y de humanidad con respecto a la población y a los presos. Fue un funcionario estudioso y experimentado de la institución policial de la provincia de Buenos Aires. Renunció a su cargo el 21 de enero de 1952, quedando nuevamente el Inspector mayor Salustiano E. Menéndez.
La dotación de la Policía del Territorio Nacional del Chaco, prácticamente no varió del anterior gobernador Antenor Farías, durante la administración de Nicolás Russo. El personal superior estaba dado por, un Jefe de Policía, 5 Comisarios Inspectores, 18 Comisarios, 24 Subcomisarios, 36 Auxiliares, 46 Oficinistas, 55 Ayudantes, 60 Escribientes, totalizando un plantel de 244. El personal subalterno se componía de 16 Sargentos primeros, 20 Sargentos, 22 Cabos Primeros, 26 Cabos y 600 Agentes, totalizando 684. El total del personal policial ascendía a 928 personas, de acuerdo al Boletín Oficial Territorial de 1948. El plantel era considerado insuficiente para proporcionar seguridad a casi medio millón de habitantes distribuidos en una extensión de 100.000 Km. cuadrados. Es cierto que el Territorio Nacional del Chaco continuaba a pasos agigantados su progreso, pero la policía no marchaba acorde con él. A pesar de la preocupación del gobierno de Russo por convertirlo en una institución técnica moderna, con hombres preparados y los elementos necesarios, los problemas eran muchos y siempre los mismos desde la falta de personal local, falta de movilidad, útiles de oficina, muebles, caballada, armamentos, municiones, máquinas de escribir, uniformes, presupuesto, etc. En los informes elevados al gobernador por el Jefe de Policía siempre se pedía lo mismo, pese al esfuerzo y deseo de progreso de sus componentes.
Un aspecto lamentable de la policía, fue la Inspección de la Zona Oeste y Alcaldía de Presidencia Roque Sáenz Peña, en el Depósito de Encausados, donde los presos estaban en una situación desesperante por las condiciones infrahumanas que allí existieron. El diario “El Territorio” en varias ocasiones señalaba,… “más que un establecimiento de reclusión, es un campo de concentración…”. A pesar de las múltiples gestiones llevadas a cabo por el gobernador Russo e inclusive de haberse conseguido dinero para la construcción del establecimiento de reclusión y agilizado los trámites, esto no se concretó, sino después de 1953. Si las necesidades que la policía tenía eran siempre las mismas, los problemas que debían custodiar habían aumentado provocando el desborde de la estructura policial. La inseguridad, los robos, los delitos y los hurtos, se hicieron cada vez más frecuentes, preocupando al gobierno y a la opinión pública y llenando las crónicas diarias.
En el terreno de lo positivo durante el gobierno de N.Russo , se concretaron algunas mejoras para la repartición policial como ser, aceleración de fondos y trámites para la construcción del Depósito de Encausados de Pcia. Roque Sáenz Peña, de Comisarias y Destacamentos en el interior del Territorio y la compra del Policlínico Policial. Se logró fondos, $60.000 para la adquisición del instrumental y demás elementos que tenía en arrendamiento la Caja Mutual de los empleados de la policía. Se envió materiales a la radio estación policial y por resolución gubernativa se logró dinero para su ampliación aprobando la resolución dictada por la Jefatura de la Policía. Se creó la Cooperadora policial que prestó su colaboración a la repartición nombrada, mediante las contribuciones que obtuvo del comercio y la industria, destinándose los fondos a solventar gastos extraordinarios de la repartición policial para el cuidado de la vida y hacienda de la población. Se dio a publicidad “La Revista Policial”, jerarquizando a la Policía del Territorio. Otra gestión de su gobierno, fue la de haberse creado conforme al Estatuto orgánico de la Policía de Territorios, una Academia Policial. Su importancia radicó en la formación de los oficiales como auxiliar de la justicia en el manejo del procedimiento legal de los sumarios y conceptos interpretativos de las leyes.
Quiero destacar en este aspecto la entrevista llevada a cabo con el Comisario (RE) de la Policía de Territorio Sr. Julián Vallejos, quién expresó lo siguiente sobre el Gobernador Nicolás Russo, y la Policía Territorial de esa época “… Yo fui nombrado Subcomisario a cargo en Sáenz Peña el 20 de enero de 1950. Recuerdo que el gobernador a quién poco conocí tenía un nombre muy largo. Lo he visto en pocas oportunidades, parecía una persona muy formal y de escritorio, aunque cuando se lo trataba no lo reflejaba. Constantemente viajaba por todo el Territorio para conocer en el lugar y de boca de los propios pobladores, los problemas y necesidades urgentes que requerían. Era de Buenos Aires pero no se comportaba de la forma soberbia como muchos gobernadores que tuvo el Chaco…”.Con respecto al Depósito de Encausados de Sáenz Peña, manifestó que el diario “El Territorio” cuando lo consideró un campo de concentración, no se equivocó. Allí trabajé poco tiempo como escribiente y la situación en el mismo era desesperante. Era un patio que tenía un alero en uno sólo de sus lados, donde se ubicaban los “guapos y los más viejos”. El patio estaba lleno de presos penados y sumariados de todo el interior del Chaco y vivían a la intemperie. Todos estaban mezclados porque la cárcel era muy exquisita y no aceptaba más del número requerido. Un solo policía vigilaba a todos. El ejército no quiso darles en préstamo carpas para aliviar en algo la situación, sobre todo con el calor asfixiante en el verano. Era desesperante.
La Comuna
En lo que se refiere al aspecto comunal, la Ley 1532 de los Territorios Nacionales, consentía la creación de dos estructuras comunales, los municipios y las comisiones de fomento. En 1924 el Gobierno Nacional, estableció por decreto el Régimen Municipal de los Territorios Nacionales y los procedimientos electorales para formarse los respectivos consejos. Después de 1943 en que se intervinieron las comunas, éstas ya no volvieron a formarse por vía electoral, ni siquiera en la etapa constitucional que inició Perón. Hubo reclamos para que este derecho fuera restituido, sin ningún resultado. En cambio se pretendió mejorar su eficacia a través de la Ley Nº 13.494 de Fomento de los Territorios Nacionales y Municipales.
Durante la administración de N. Russo existían 10 Municipalidades en las localidades citadas a continuación, Charata, El Zapallar General Pinedo, Machagay, Plaza, Puerto Bermejo, Quitilipi, Roque S. Peña, Resistencia, Villa Ángela. Las Comisiones de Fomento que totalizaron 48 se ubicaron en el resto de las localidades del interior. Como consecuencia del rápido y creciente progreso que experimentó Resistencia, nuevos problemas edilicios y urbanísticos se sumaron a los problemas que desde tiempo atrás aguardaban solución. El gobierno de Nicolás Russo, llevó adelante una intensa labor en pro del progreso y el desarrollo de la ciudad y del Territorio que se exteriorizaron en su accionar conjuntamente con la Municipalidad. La Comuna de Resistencia dirigida por Don Alberto Peredo nombrado el 29 de noviembre de 1949, se caracterizó por una gestión administrativa en beneficio del adelanto edilicio y urbanístico de Resistencia.
La adquisición del ex –frigorífico “La Chaqueña” por intermedio de la Municipalidad, fue sin lugar a dudas el acto administrativo más importante del gobierno territorial. Dijo en sus Memorias, N.Russo, “… así lo entiendo, porque se ha solucionado el problema principal de la ciudad, que no podía continuar un día más usando un matadero que era un foco infeccioso…”. La Comuna encontró una oportunidad para resolver el problema existente al decretarse por quiebra el remate judicial del establecimiento con maquinarias y en condiciones de explotación. El 8 de julio de 1950, en subasta pública se compró el terreno, edificios y parte de las instalaciones por la suma de $1.470.000. También en remate judicial se adquirieron otros elementos por valor de $225.000. El Banco de Crédito Industrial Argentino era propietario de maquinarias, automotores, etc. Éstas se ofrecieron a la venta en licitación pública y la Municipalidad por gestiones llevada a cabo por el Gobernador Russo, hizo suya la operación por $360.000. Con los gastos originados por comisiones de remate que ascendieron a $64.000, la Comuna adquirió por $2.119.000 este frigorífico, cuyo valor calculado por los técnicos de la Municipalidad, alcanzó casi la suma de $7.000.000, según “El Territorio” del 24 de marzo de 1952. En sus Memorias el gobernador expresó, “… el frigorífico pasó a la Comuna sin comprometer en absoluto el Tesoro Municipal, su pago se hizo en efectivo con recursos provenientes de este ejercicio financiero del año 1950, quedando un saldo de $ 180.000 para atender con el presupuesto del año siguiente….. Fue importante la adquisición del mismo, no sólo para atender y solucionar un problema sanitario y edilicio de la ciudad, sino también, para la economía chaqueña, sobre todo para la ganadería regional…”
Otro aspecto lamentable de la Comuna de Resistencia, era el estado que se encontraban las instalaciones del cementerio capitalino del más completo abandono. Suciedad, falta de agua, yuyales por doquier y hasta con restos óseos al descubierto, que para colmo no estaba reservado a los visitantes sino a la vista permanente de la población vecina del lugar y al público transeúnte, por falta de un muro perimetral que ocultara tal desagradable cuadro. La situación llegó a su término en la administración de Russo llamándose a licitación para la construcción de un muro para cercar al referido cementerio. Otras obras llevadas a cabo en el cementerio del Oeste y en el de Barranqueras fueron la construcción de veredas, entrada principal, nichos, baños, morgue, etc. De esta forma Resistencia fue puesta en condiciones acorde con el progreso que manifestaba la ciudad en todos sus órdenes, contando con una necrópolis digna de los sentimientos cristianos.
Tampoco las plazas de la ciudad y principales avenidas fueron descuidas por la administración del gobernador. Se efectuaron embaldosado perimetral, trazado de jardinería, canteros centrales. La atención de los barrios no fue descuidada, se arreglaron calles, desagües, alcantarillas, reparto de agua potable, refugio para pasajeros, barrido, limpieza, etc. En los talleres municipales fueron arregladas unidades mecánicas y motorizadas. Se continuó con el relleno de suelos y ampliación del Balneario Municipal y del Aeropuerto de Resistencia. Se inauguró la Estación Única de Resistencia en la estación Ex Central Norte del Ferrocarril Gral. Belgrano, como consecuencia de la reestructuración de los servicios ferroviarios locales, tanto de pasajeros como de carga, quedando la estación que se habilitó como terminal de todos los servicios de pasajeros.
Escribía el gobernador en sus Memorias “… Resistencia ofrecía un aspecto deplorable en lo que se refería a ferias francas…” Para ello se construyeron varios stands en Resistencia y también en Barranqueras, de acuerdo a las exigencias del progreso de la ciudad. La Municipalidad de Resistencia junto con el gobierno, actuaron activamente en el control de los artículos alimenticios y en los precios como en la vigilancia de los negocios dedicados a su expendio. Se clausuraron muchos de ellos por no tener las condiciones de higiene y abusar de los precios. Sobre las maniobras ilícitas de los comerciantes se dictaron distintas resoluciones gubernativas y muchos de ellos fueron sancionados por contravenir las leyes que reprimieron maniobras agiotista y especuladoras.
La creación de la Policía Municipal de Tránsito durante la gestión de Nicolás Russo, mereció destacarse por su eficacia en el cumplimento de las normas vigentes. El personal accionó conforme a la disciplina policial pero fue sostenido por la Comuna mediante la concordancia entre Jefatura de la Policía y la Municipalidad. Se gestionó u obtuvo del Poder Ejecutivo la ampliación del ejido municipal de Resistencia. Por Resolución Gubernativa del 12 de octubre de 1950, se estableció la unificación de patentes de rodados para las Municipalidades de Comisiones de Fomento de todo el Territorio. La finalidad perseguida fue mejorar con los recursos obtenidos las obras camineras y el permanente estado de conservación de los caminos.
Mucho se hizo y mucho quedó por hacerse en lo que respecta a la urbanización de Resistencia durante la gestión del gobernador. No se pavimentó ninguna más de las calles que lo estaban, no hubo planes metódicos para el mejoramiento de los barrios y villas, la provisión de agua potable y de energía continuaba siendo irregular, inadecuados edificios públicos, por citar algunos ejemplos. Sin embargo hay que resaltar una saludable reacción por parte de la población hacia los funcionarios en cualquiera de los órdenes administrativos que tuvieran un cabal conocimiento de las tareas y responsabilidades que afrontar. “Mejor que decir es hacer” y esto se notó en la administración de gobierno de Nicolás Russo y la Municipalidad de Resistencia, para la solución de algunos problemas estructurales que afectaron el ritmo de crecimiento y progreso de la ciudad.
Gremios y Gobierno
Las relaciones entre las organizaciones gremiales y los gobierno territoriales del Chaco durante el primer gobierno de Perón (1946-1952) fueron estrechas y adquirieron una significación especial. Esto de dio desde el gobernador Antenor Farías (1946-1949) anterior a Nicolás Russo, por el hecho que el mandatario era nativo del Territorio y había ocupado distintos cargos de gobierno anteriormente y conocía la problemática del Chaco, además se confiaba en que los intereses de la clase trabajadora tendrían en él un acertado intérprete. Sin embargo, con el tiempo el entendimiento de los gremios con el gobierno del Dr. Farías fue adquiriendo un carácter conflictivo por distintos motivos políticos, económicos, sociales y laborales. Voces a favor y en contra, el testimonio de Eduardo Jarque, primer vicepresidente de la Legislatura durante la administración de Felipe Gallardo, sea quizás el más acertado. A su entender comentó, “ las relaciones de los obreros con el gobierno territorial de Farías fueron un poco tirantes, recién se estaba organizando el movimiento obrero en el Chaco… aunque aclaró, que ya existía de antes aquí, pero recién con el gobierno de Perón se consolidó y mezcló con el poder político… El Gobernador Farías era una persona honesta, pero fue un simple administrador del gobierno nacional, trató de ser conciliador con todos en todo momento. Esto lo llevó al fracaso, por el resentimiento en algunos grupos obreros, Distinta actitud tomó Nicolás Russo con los gremios, mucho más firme, más drástica.”
Las relaciones de los gremios con el Gobierno de Nicolás Russo fueron distintas del gobierno anterior, siendo más estrechas y cordiales. Si bien, continuaron los problemas por el progreso que evidenció el Territorio en lo económico y social, el gobernador supo captar la confianza de los gremios, por las instrucciones precisas que traía para ello dada la situación delicada con los gremios chaqueños. El programa de gobierno del nuevo mandatario alentó la gestión y practicidad de su gobierno para el pueblo chaqueño y los gremios, a los que no defraudó.
Una de sus primeras medidas, fue resolver la situación del ex frigorífico “La Chaqueña” del mandatario anterior. En sus continuas visitas del Gobernador Russo a los plenarios de la CGT local, en ocasión de una de ellas, el Delegado Regional de la misma, el Sr. Carlos Gró, puso en conocimiento del mandatario una nota remitida al Ministro del Interior, en la que se hizo referencia a la acción que a favor del Territorio desarrolló el gobernador. Entre otros conceptos dijo, “… Es conocida en el Chaco la competencia, laboriosidad y lealtad del Sr. Russo, cualidades que ya se vislumbran y ofrecen amplia garantía para los sectores de este progresista Territorio…existe la impresión, especialmente en el campo obrero que por primera vez en el Chaco, se cumplirá la obra constructiva revolucionaria que creemos merecer…”.
En otro orden de cosas, era frecuente, la presencia del gobernador en los asados, reuniones sociales y de camaradería, que se hacía en la CGT local, sin ser protocolares.
El entendimiento del gobierno territorial de Russo con las organizaciones gremiales, se solidificó en la representación orgánica de la Delegación Regional de la CGT en todos los actos de gobierno, recibimiento de autoridades, delegaciones, agasajos, etc. Concretamente se cumplió un rol fundamental en el esquema de poder con la participación directa en la decisión política de los gremios. El papel activo que cumplió el gobernador junto a la CGT local, instituciones y representaciones diversas acompañando las delegaciones obreras a Buenos Aires, y participando activamente en las reuniones para la provincialización del Chaco, le valieron el mérito al Gobernador Nicolás Russo de organizarla en su calidad de Primer Comisionado Federal.
El Gobierno de Nicolás Russo como Primer Comisionado Federal
El 8 de agosto de 1951 significó para el Chaco un cambio trascendental. En el orden institucional y luego de no pocas dilaciones, se dispuso por Ley la Provincialización del Ex - Territorio Nacional cerrando una etapa territoriana para abrir una nueva de autoridades electas constitucionalmente, y comenzar el establecimiento y organización de los poderes del Estado provincial. En Nicolás Russo convergieron amabas etapas.
El hecho más dominante de su administración como se dijo, fue la creación de la jurisdicción provincial del Chaco en 1951. Trabajó por ella, fue el último mandatario del Territorio Nacional y el primer Comisionado Federal para organizarla hasta que asumieran las autoridades provinciales.
El Chaco, a pesar de poseer las condiciones demográficas, económicas, educativas y culturales que lo situaban en una situación pujante frente al resto del país y de haberse presentado en cantidad de ocasiones proyectos provinciales, algunos de los cuales se remontaban a 1918 los cuales no arrojaron ningún saldo positivo. Se mencionaron en su momento causas nacionales y locales que hacían fracasar la medida, desde posibles disturbios que traería aparejado el cambio de situación, la falta de condiciones económicas en las futuras provincias para sostener sus estructuras, el temor de los territorianos por la pérdida en sus cargos y trabajos, el cambio de escalafón por un posible aumento de impuestos, y lógicamente la oposición de los partidos políticos que desconfiaban de las medidas que Perón adoptara para el gran paso. Incluso el 23 de septiembre de 1948, el Senado aprobó un despacho sobre la reforma a la Ley de Territorios Nacionales, en las que se dieron mayores atribuciones a los gobernadores y la creación de legislaturas para ir encarando los problemas locales, presupuestos, futuras constituciones, etc. Se hizo con el criterio de dar gradualidad al proceso provincial y disipar de esta manera los temores locales y de la administración.
Resaltó Eduardo Jarque, “En la proclama escrita por Perón del 4 de junio de 1943, en una de sus partes decía que estaba asegurada la justicia social y la autonomía de las provincias que estén en condiciones de hacerlo. En ese momento y la acción de Felipe Gallardo que estaba en Gral. San Martín mandándole a Perón un telegrama de adhesión al Movimiento Revolucionario, se dio la primera reunión para la provincialización y en 1945 en el local de ATE en Resistencia, se llevó a cabo la reunión para formar, la comisión pro-provincialización y acción del partido de la Revolución, que más tarde desembocó en el Partido Peronista.
A partir de 1945, el ambiente por la provincialización, comenzó a cambiar. La Delegación Regional de la CGT local que cumplió un rol y protagonismo decisivo, se dispuso peticionar ante las autoridades nacionales por la autonomía y al mismo tiempo despertar el interés de la opinión pública. Para ello, realizó actos en favor de la misma a lo largo de todo el Territorio. En cada uno de esos actos se suscribía un petitorio para ser enviado al Presidente Perón, a su esposa, y al Congreso. El apoyo de Eva Perón fue decisivo. Se hizo presente en dos oportunidades en 1947 y 1949 en el Chaco por el tema, entrevistándose con delegaciones obreras y se comprometió ocuparse personalmente del mismo, no defraudando las esperanzas depositadas en ella. En una posterior entrevista, en Buenos Aires en 1950, los representantes gremiales y el Gobernador del Territorio Nicolás Russo que los acompañó, obtuvieron la seguridad de que el Chaco sería provincia, por parte del Presidente Perón y de su esposa Eva Perón. Esto fue anunciado en un acto organizado por las altas autoridades del gobierno en la Plaza 25 de Mayo de Resistencia, ante una nutrida concurrencia en medio de manifestaciones de aplausos.
El proceso de provincialización demorado por la indecisión del Poder Ejecutivo Nacional, tomó un cauce acelerado a partir de 1951 con la insistencia del sector gremial y el apoyo de Eva Perón, que con una nota enérgica Eva Perón propuso a los presidentes de ambas Cámaras del Congreso, el tratamiento lisa y llanamente para ser provincias el Chaco y La Pampa, porque ya habían cumplido con todos los requisitos y condiciones que exigía la ley. Con algunas oposiciones en la Cámara de Diputados que no adquirieron fuerza mayor, el 20 de julio de 1951 con el Nº 14.037, se sancionó la Ley de Provincialización del Chaco. A la misma se la promulgó con dos decretos, el Decreto Nº15.667 establecía feriado en las nuevas provincias para el 10 de agosto. En sus considerandos resumía los argumentos para ser provincias el Chaco y La Pampa por “… su importancia económica, caudal de población, unidad étnica y el alto nivel de civismo y desarrollo cultural.” Por el otro Decreto Nº 15.668, se determinó la caducidad de los gobernadores de los ex – territorios los cuales serían reemplazados por Comisionados Federales. El Gobernador Nicolás Russo cesó en sus funciones gubernamentales y fue designado por Decreto Nacional Nº15.669 como Comisionado Federal del Chaco. Los Comisionados Federales, “debían ejercer… las tareas que estuvieron a cargo de los gobernadores, a fin de asegurar la continuidad ininterrumpida de los servicios concernientes a la administración pública local, hasta tanto se constituyeran la autoridades provinciales propias.”
Nicolás Russo asumió su nuevo cargo de Comisionado Federal el 10 de agosto de 1951 a las 18:00 hs. El acto se efectuó en el frente de la Casa de Gobierno con asistencia de numerosos funcionarios, delegaciones y público en general. Se leyó el acta respectiva de posesión del cargo que estuvo a cargo del Subsecretario de Fomento, el Sr. Lisandro Mazzoni. El Sr. Russo desde un balcón de la casa gubernativa dirigió unas palabras. Entre otras cosa manifestó, “Nada puedo prometer como acción de gobierno en este breve período de transición en que me toca actuar, mi accionar será una continuación de mi obra de gobernador del Territorio ya planificada anunciando que su labor sería “una continuación de la obra ya planificada y que las viejas aspiraciones de los territorianos… no escatimaré esfuerzos para que esta hora sea la más gloriosa de la provincia chaqueña hasta tanto ustedes mismos se den la forma institucional que los regirá hasta el fin de los siglos en la nueva etapa provincial”. El 11 de agosto comunicó al Ministerio del Interior la asunción de su cargo.
El Comisionado Federal, resolvió la realización de festejos por la provincialización entre los días 21 y 30 de septiembre. Creó la Comisión de Festejos bajo la presidencia del mismo e integrada por funcionarios y representantes de instituciones locales que organizaron actos culturales, competencias deportivas y festejos populares. La CGT local hizo un festival danzante en reconocimiento a la Sra. Eva Perón por la provincialización y la Delegación Regional de la CGT, llevó a cabo giras por las distintas localidades del interior por el mismo motivo para testimoniar gratitud y afecto, porque supo interpretar los anhelos de los conciudadanos. Era lógico que tales manifestaciones de júbilo se hayan producido no sólo por lo que tuvo de trascendental en la vida del Territorio el cambio institucional que le dio el derecho a la propia determinación de sus destinos dentro del sistema federal, sino también porque la sanción que dispuso transformar al Chaco en provincia fue la reparación de una injusticia largamente bregada. También el Obispo de Resisencia Monseñor Nicolás de Carlo, suscribió una carta pastoral dirigida a los fieles en todas las iglesias, capillas y oratorios. Era una expresión de anhelos para que la nueva provincia sea puesta bajo la protección de María Inmaculada, impartiéndose la Pastoral bendición al pueblo, según expresiones del diario “El Territorio” de septiembre de 1951.
Se había entrado en un momento de transición, el Chaco dejó de ser un Territorio, pero aún no se había organizado como provincia. “… el proceso de formación de una provincia no es fácil…es necesario fijar el instante preciso en que, jurídicamente, el Territorio se transforma en provincia…”. En efecto, el pueblo debió hacer uso inicial de su voluntad soberana para dictarse su Constitución para regir su futuro institucional y político. El primer paso para ello fue la elección de los convencionales el 11 de noviembre de 1951. Elegidos los mismos, se reunieron en la Escuela Nacional de Niñas para cumplir su cometido. La Convención estaba formada por siete hombres provenientes del sector político y ocho de extracción gremial. Antes de iniciarse las deliberaciones, el Sr. Comisionado Federal Nicolás Russo dirigió las siguientes palabras, “… Por fin se hizo justicia con el Chaco, reconociéndole el derecho sobradamente adquirido y largamente reclamado de gozar de plena autonomía… La tarea que se impone a los convencionales es trascendental para el futuro de la nueva provincia… Al patriotismo y al sano espíritu localista de los hijos del chaco, correspóndele ahora en adelante conjugar en concordancia con los supremos intereses de la Nación, sus propios intereses en los cuales se incluyen en buena parte los destinos de la Patria.” Posteriormente se dieron lectura a los telegramas salutación, se rindieron homenajes al Presidente de la Nación y a la CGT que representaron a las fuerzas organizadas del trabajo en el Chaco, cumpliendo un rol decisivo en la provincialización.
Entre los días 18 y 22 de Diciembre se desarrollaron las deliberaciones. El 21 de diciembre, la Constitución provincial fue sancionada y jurada el 22. Ese mismo día por un decreto, fue declarado feriado por el Comisionado Federal Russo . El Decreto de referencia entre sus considerandos estableció, “… el 22 del actual mes será día solemne e histórico para la naciente provincia, y en virtud es deber ineludible del gobierno hacer que todos los habitantes festejen dignamente el magno acontecimiento, adoptando al efecto las medidas que tiendan a dar todo el brillo a los actos a realizarse.” Ni bien se conoció la sanción de la Constitución, la CGT local, en un comunicado, saludo a la clase trabajadora y al pueblo en general, por el triunfo total y definitivo del sindicalismo justicialista y del constitucionalismo social.
Tanto el trámite seguido como el texto aprobado, recibieron críticas e impugnaciones de los partidos opositores que se vieron marginados y consideraron a la Constitución corporativa, fascista, e inconstitucional. A tales conceptos de severa crítica, los defensores de la Constitución provincial, sostenían que se actuaba así porque precisamente se desconocían los alcances de sus principios sociales. Pero a pesar de las encendidas defensas, el nuevo régimen constitucional, intentó aplicar los principios de la doctrina peronista y crear una organización provincial en función del “pueblo trabajador”. Se asentó sobre bases débiles al responder a un proyecto unilateralmente impuesto y que tenía artículos inadmisibles. Por ejemplo, el cambio de nombre de Chaco por Provincia Presidente Perón, un régimen electoral arbitrario y clasista y la supresión del carácter electivo del municipio de Resistencia. No obstante ello y dentro de este marco, la puesta en marcha del proceso de provincialización realizado autoritariamente, según fuera denunciado por el Partido Socialista, no se realizó inmediatamente.
Desde la sanción de la Ley Nº 14.037del 20 de julio de 1951 en que el Chaco se convierte en Provincia y el 22 de diciembre del mismo año donde se sancionó su Constitución, comenzó el Chaco su vida autónoma apreciándose dos etapas distintas. Una de ellas determinada por un circunstancial ensayo corporativo impuesto, y la otra después de la Revolución de 1955 por una Constitución republicana de esencial contenido democrático.
Final del Gobierno de Nicolás Russo
El Poder Ejecutivo Nacional debió llamar a elecciones provinciales 90 días después de sancionada y comunicada la Constitución recientemente sancionada. Por diversas razones de orden nacional, la situación política no se presentó propicia a principios de 1952 para ello. Perón había adoptado severas mediadas contra la oposición porque se había descubierto una conspiración para eliminarlo. Por otra parte, la falta de confianza de las autoridades nacionales con respecto al futuro de las provincias, el fallecimiento de Eva Perón, y otros motivos, hicieron que recién para el 12 de abril de 1953 se convocara al cuerpo Electoral de la Provincia del Chaco con el objeto de elegir autoridades provinciales y también nacionales, casi un año después del plazo fijado por la Ley.
En el tiempo transcurrido desde su designación en agosto de 1951 hasta principios de 1952, el Comisionado Federal Nicolás Russo presentó su renuncia que se le fue aceptada el 19 de febrero de 1952 por Decreto Nacional Nº3312, agradeciéndosele los servicios prestados, según consta en el Copiador 208, fol. 328 de la Secretaría de la Nación, en el Archivo Histórico de la Provincia del Chaco. Se designó en su reemplazo al Sr. Juan Carlos Brusco el 6 de marzo de 1952 y le correspondió convocar a elecciones provinciales. Los partidos opositores la Unión Cívica Radical y el partido Socialista resolvieron abstenerse de votar, aduciendo falta de garantías en los comicios. De este modo las elecciones del 12 de abril de 1953, se limitaron al Partido Peronista con su fórmula triunfante Felipe Gallardo y Deolindo F. Bittel, y al Partido Comunista.
Con respecto a la renuncia del Comisionado Federal Nicolás Russo al no contar con elementos de juicios necesarios para arribar a una conclusión definitiva por los pocos datos encontrados, se puede deducir que la misma se debió a razones políticas, de acuerdo a lo expresado por el Dr. Domingo Alfredo Mercante (h) en su libro “Mercante el corazón de Perón”. El Coronel Mercante había ganado su segunda elección como Gobernador de la provincia de Buenos Aires en marzo de 1950, gracias a su acción de gobierno y a la promoción recibida de la pareja presidencial con el 63% del electorado a su favor. Se había convertido en el sucesor natural de Perón. Sin embargo, a los líderes no les gustaba tener sucesores naturales. Por eso en mayo de 1950, Eva Perón dio instrucciones precisas al Sr. Raúl Apold Secretario de Prensa, para que en ningún medio de difusión se mencionara al Coronel Mercante y al Dr. Ángel Miel Aquía hombre político, para que corriera la voz en el Congreso sobre el desplazamiento de la escena política del gobernador bonaerense. Ella se encargaría del Ejecutivo. “El corazón de Perón había dejado de latir”, escribió en su libro. Teniendo en cuenta la hombría de bien y la calidad de hombre de confianza de Mercante que detentaba el Comisionado Federal Nicolás Russo, no le cabía otra actitud de presentar su renuncia.
En una entrevista llevada a cabo con el Profesor Marcos Altamirano autor del libro “Historia del Chaco” comentó sobre la renuncia de Nicolás Russo, “Podría haber sido por razones de ética, puesto que él ya había concluido su etapa de gobierno. Además la figura del Comisionado Federal no estaba contemplada en la legislación vigente, por lo cual era una figura atípica. No era Gobernador, ni tampoco Interventor, puesto que al no estar organizados los poderes provinciales, nada se podía intervenir. Finalmente puede ser que Perón necesitaba una persona de más confianza para concluir la etapa de transición antes que asumieran las nuevas autoridades provinciales.”
Conclusiones
Nicolás Russo, fue el último Gobernador del Ex-Territorio Nacional del Chaco entre el 23 de noviembre de 1923 hasta el 8 de agosto de 1951, fecha en la cual es nombrado Comisionado Federal en la nueva etapa de provincia que se iniciaba en el Chaco hasta el 19 de febrero de 1952. Su acción de gobierno con vistas a concretar obras y trabajos públicos fue meritoria y se evidenció por la preocupación de solucionar problemas fundamentales que tenían larga duración. Sus resultados fueron logrados mediante el desarrollo de una tarea no fácil. Ello es lógico dado su breve paso como mandatario en la administración del Chaco que no le permitió en tan poco tiempo resolver situaciones complejas y de fondo, más aún cuando debió ajustarse a las posibilidades del medio y desenvolverse dentro de los límites demarcados por las facultades de los gobernadores en el Territorio. Como se señaló en su oportunidad, administrativamente y presupuestariamente, la Gobernación dependía de la Nación a través del Ministerio del Interior, condición que demoraba la toma de decisiones y explicaban los continuos viajes del gobernador a la Capital Federal en busca de apoyo y resolución para sus gestiones.
No obstante, su espíritu de trabajo y dedicación a la función gubernativa le permitieron concretar con el apoyo de los altos poderes públicos, soluciones para ciertos problemas de urgencia y esbozar otros para aquellos que por su carácter demandaban para ser resueltos, una oportunidad propicia o factible con el aporte de los necesarios recursos económicos. Su administración si bien fue desbordada por las lógicas consecuencias del progreso y muchos inconvenientes no pudieron ser satisfechos con la rapidez necesaria, ello no fue obstáculo para que el Gobernador N.Russo continuara con su trabajo para el bien del Territorio. Sus viajes al interior con el propósito de interiorizarse de los inconvenientes que afectaban a las poblaciones y propulsar acciones a las necesidades públicas que requerían inmediata atención, no fueron en vano.
El Chaco fue conocido en una época como el “feudo de los gobernadores impuestos”, con gobernadores que actuaron como simples empleados a sueldo del Ejecutivo Nacional y desconocían la realidad que debían gobernar. No fue el caso del Gobernador Nicolás Russo.
Honesto en sus intenciones, imbuido de la problemática chaqueña, y dotado del carácter y firmezas necesarios, su llegada al Territorio Nacional, no defraudó las esperanzas de un pueblo que sólo aspiraba a contar con autoridades que estén a tono con la marcha ascendente del trabajo característico de estas tierras. El proceso de provincialización hecho efectivo durante su gobierno y por la cual bregó el Gobernador, fue la reparación de un derecho sobradamente adquirido y largamente reclamado por todos los sectores de la opinión pública chaqueña.
Atendiéndonos al tan conocido dicho “al hombre hay que juzgarlo por sus obras”, la designación de Nicolás Russo como Gobernador del Territorio Nacional del Chaco, fue justa y acertada por la garantía de actividad ejecutiva y dinamismo creador.
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Material Inédito
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-------------------------------------------------------- Memoria de los Gobernadores.
Archivo de la Municipalidad de Resistencia. Resoluciones Municipales (1949-1952).
Copiadores Secretaría de la gobernación. Ministerio del Interior. 1949-1952.
Registros Territoriales. Leyes. Decretos y Resoluciones.
Entrevistados personales
Comisario Inspector (RE) Sr. Julián Vallejos.
Diputado Provincia del Chaco desde 6/6/1953 hasta 1959, Sr. Eduardo Jarque.
Profesor Marcos Altamirano.
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